En plena segunda guerra mundial Grigulevich, el agente soviético que participó en el asesinato de Andreu Nin, en el primer atentado a Trotsky y en mil fechorías más, aseguró a sus superiores que por 65.666 dólares Bolivia podía convertirse en una república soviética.
Estando en Uruguay se había enterado de que había aparecido un líder indígena revolucionario, llamado Lenin, que se consideraba en condiciones de proclamar el Estado Soviético de Bolivia. Todo lo que necesitaba para tener éxito eran esos miserables 65.666 dólares. A Grigulevich le sorprendió, claro, lo afinado de la cantidad, así que le preguntó a Lenin las razones que tenía para ello. Éste sacó un papel arrugado y comenzó a hacerle las cuentas elementales de la revolución: Tanto para el soborno del jefe del arsenal; tanto para el del jefe de correos; tanto para el jefe de la estación, etc, etc. Era un plan perfecto, pero en lugar de armas usaba dólares.
Sin embargo, estando las cosas tan claras, en Moscú quisieron regatear el precio de una revolución sin sangre y sólo se mostraron dispuestos a entregarle a Lenin 60 mil dolares. Pero Lenin, que tenía las cuentas bien hechas, dijo que sin los 5.666 dolares que faltaban, no había nada que hacer.
Y nada se hizo.
Y, ya puestos, digamos alguna cosa del "encantador" Grigulevich. Sin dejar de ser agente soviético, consiguió, en plena guerra fría, ser el embajador de Costa Rica en Italia y en la Santa Sede. Evidentemente el gobierno de Costa Rica era completamente ignorante de por dónde iban las fidelidades de su embajador. Él, "muy caballerosamente", sólo puso una condición para aceptar el puesto: ejercerlo sin cobrar nada, porque con el honor del nombramiento ya se daba por bien pagado. Se hizo muy amigo del primer ministro italiano De Gasperi, del embajador norteamericano en Roma y, dados sus probados conocimientos de teología, en la curia era recibido con los brazos abiertos. Tanto es así que por sus servicios ante
la Santa Sede se le concedió la Orden de la Cruz de Malta. En la Sexta Asamblea General de la ONU intervino como representante de Costa Rica y lo hizo criticando de tal manera la política exterior de la URSS que el ministro soviético de asuntos exteriores lo trató de “adulador
de los americanos”. Estaba a punto de culminar una misión que su posición le hacía asequible, la de matar a Tito, cuando va y el que se muere es Stalin.
Tito, por cierto, fue el comunista yugoslavo que en el París, en 1936, le consiguió a Grigulevich el pasaporte falso con el que pudo entrar a España.
Parece una película de la Pantera Rosa.
ResponderEliminarEs lo que tiene la realidad, amigo, que en sí misma parece que le falte algo para ser creíble narrativamente, por eso decía Borges que hay cosas que sólo pasan en la realidad.
EliminarDios mío, qué tristeza todo esto que cuenta, Sr. Luri.
ResponderEliminarY eso que selecciono bastante, para no caer en la truculencia...
EliminarCaramba, ahora comprendo por qué Röhm, Kundt y las SA lograron la revolución en Bolivia: les salió por menos dolarillos, sino gratis.
ResponderEliminarO sea, que todo aquello de la banalidad del mal es absolutamente cierto, esperpéntico y comprobable.
ResponderEliminarQuizás. O quizás lo que estas historias nos sugieren es la banalidad del bien. Por ejemplo, los de nuestra generación tendimos a creer que la causa de Allende en Chile era pura y justa, y que los norteamericanos hicieron una barbaridad entrometiéndose en el golpe de Pinochet. Ahora sabemos, gracias al "archivo Mitrokhin"
Eliminarque la KGB colaboró con Allende estrechamente, incluso con operaciones encubiertas que facilitaron su triunfo.
Hay que sospechar incluso de algo peor: de nuestra comprensión real de los hechos que orientan nuestra acción o nuestra inhibición política.
La injerencia de la URSS en América latina es sangrante. Utilizando la miseria como espantajo, sin construir nada, ni siquiera pretenderlo, sólo alentando el desorden, o sea, la Revolución, o sea, más miseria. Doy fe que la anécdota de Bolivia es perfectamente creíble.
ResponderEliminarEn el Chile de Allende iban más en serio. Basta leerse (la encontré por Internet y lo hice), la Constitución de Allende, rompedora claro. Por aquí nos suena: hay que hacer cambios constitucionales, perfectamente democráticos y pacíficos, para hacer saltar el orden constitucional por los aires.
Hay que sospechar de nuestra comprensión, y, por tanto, hay que seguir con el intento de comprender siempre.
A mi lo que más me llama la atención es la penetración de los agentes soviéticos en todas las instancias de los Estados Unidos. El macartismo tuvo su lógica. Y siempre, efectivamente, destruyendo o, comon diríamos en clave marxista, "profundizando contradicciones internas".
EliminarSí, todo lo de Chile también se cuenta como conviene.
ResponderEliminarLo de Chile me parece que aún está por escribirse.
EliminarEs usted un maldito revisionista.
Eliminar(Pienso que no hace falta señalar el tono.)
O sea que como la URSS financió al PCI y al PCE en los años setenta y ochenta Berlinguer y Carrillo eran prosoviéticos en esa época...
ResponderEliminarMiren el realismo político es otra cosa...Allende hubiese sido odioso para la burguesía chilena aunque hubiese defendido sus ideas citando encíclicas papales... Cubaencuentro es patética.
No haga usted -haga lo que quiera, pero...- caso de Cubaencuentro, sino del Informe Mitrokhin. Puede encontrar en Internet el informe de una comisión del Parlamento británico.
EliminarEl informe Mitrokhin es ya un clásico de la historiografía. Se deberían volver a escribir más cosas de las que uno se imagina, en particular sobre Alemania. Tanto fanatismo por descartes y el culto de la duda en la modernidad que los oficialistas se vuelven teólogos celosos con los hechos históricos que más les convienen,pero del resto dudan. Para mis enemigos la duda, conmigo, la verdad. Pobre banalidad del bien.
ResponderEliminarUn clásico... desconocido, ¿no le parece?
EliminarRespecto a Alemania... Leo Strauss dice que es un país sin comedia y que aquí radican los males de su filosofía.
Digamos que a la gente le gusta mucho la historia como se le han servido. Un cambio de Menú a la edad que tienen los posmodernos ahora sería tremendamente gastrítico, sino meteórico, por lo tanto "se cuidan" y no se documentan. Sobre Alemania y la comedia, bueno, sería peor un país sin tragedia o peor aún, con tragedia ajena.
EliminarGeviert: ¿Hay manera de que me indiques una dirección e correo postal para enviarte una cosa que puede ser de tu interés?
EliminarPor su puesto Gregorio, con gusto. Puede mandar lo que desee a geviert@hotmail.de
EliminarYa que me habla de cosas que pueden generar interés. Debo confersarle un deseo: me gustaría leer su nuevo libro de Strauss. Ordenar desde España es toda una odisea (además de un poco cara la expedición). Si hay algún distribuidor fuera de españa que conozca, no deje de avisarme.
Les recomiendo encarecidamente que lean con atención la monumental obra del historiador británico Anthony Sutton, en donde se describen con enorme detalle - copias de los cheques y trnasferencias incluidos- la financiación de las 3 Revoluciones - URSS, Nazis y MAO- a cargo de los principales Bancos de USA y Europa, como Khun & Loeb, Pierpont Morgan,Harriman Brothers et allii.
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