Más bien el mundanal ruido, porque la música del mundo suena precisamente en esos montes. Qué afortunado. Hasta me han dado ganas de poner los pies a remojo.
Intentando olvidar el mundanal ruido, claro, para preservar la memoria de la música del mundo. Cuando, despiernado por la fatiga del mucho andar, se sienta uno en la ribera de un lago en el que se refleja diáfano el cielo, se descalza y tienta la temperatura del agua... se encuentra con la auténtica justificación del viaje.
Son imágenes que me han traído a la memoria visual la indescriptible (lingüísticamente)película de Terrence Malik: The New World: ¡menudo festín para los sentidos! Telúrico es un adjetivo que quedaba muy fino y culto hace treinta años, casi tanto como epifanía, pero cuando uno se adentra en su significado y "vive" la naturaleza como parte y como todo, ¡ay, entonces...!
Imposible olvidarla en ese entorno. La naturaleza reconcilia bastante con uno mismo y con los demás.
Reluciente y oscuro zapato universal desmemoriado, imantado por la nada gravita como un idiota el universo mientras aquí bien abajo en la tierra y el mar ponemos los pies desnudos allá en el lugar donde nació Aristóteles para volver a lo ancestral con mayúsculas.
Más bien el mundanal ruido, porque la música del mundo suena precisamente en esos montes. Qué afortunado. Hasta me han dado ganas de poner los pies a remojo.
ResponderEliminarIntentando olvidar el mundanal ruido, claro, para preservar la memoria de la música del mundo.
EliminarCuando, despiernado por la fatiga del mucho andar, se sienta uno en la ribera de un lago en el que se refleja diáfano el cielo, se descalza y tienta la temperatura del agua... se encuentra con la auténtica justificación del viaje.
Son imágenes que me han traído a la memoria visual la indescriptible (lingüísticamente)película de Terrence Malik: The New World: ¡menudo festín para los sentidos! Telúrico es un adjetivo que quedaba muy fino y culto hace treinta años, casi tanto como epifanía, pero cuando uno se adentra en su significado y "vive" la naturaleza como parte y como todo, ¡ay, entonces...!
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ResponderEliminarImposible olvidarla en ese entorno. La naturaleza reconcilia bastante con uno mismo y con los demás.
ResponderEliminarReluciente y oscuro
zapato universal
desmemoriado,
imantado por la nada
gravita como un idiota el universo
mientras aquí bien abajo
en la tierra y el mar
ponemos los pies desnudos allá
en el lugar donde nació Aristóteles
para volver a lo ancestral con mayúsculas.
Salud, Gregorio
Manuel Marcos