Cuenta Erich Arendt en Los papeles de España la manera como
salvó la vida un corneta republicano en la Sierra de Alcubierre. Y lo hace con cierta delectación, queriendo resaltar que en el corazón de la tragedia puede surgir de repente la ironía. Viéndose
atrapado este corneta en un terreno de nadie, bajo un despiadado fuego cruzado, no se le
ocurrió nada mejor que tocar la orden de ¡alto!, que inmediatamente fue acatada por
los combatientes de los dos bandos, de manera que pudo volver tranquilamente con los suyos.
Pues el final feliz de esta historia es un alivio: había algo de iluso en la decisión desesperada de ponerse a tocar la corneta.
ResponderEliminarAparentemente era una decisión estúpida, pero mire usted... gracias a la estupidez con frecuencia nos salvamos de la tragedia. Es lo maravilloso de las cosas humanas, que no caben en ninguna teoría.
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