Como el hombre es, con toda evidencia, un animal óptico, la filosofía se ha construido
tradicionalmente, siguiendo esta inercia, desde la preeminencia de la visión. Su vocabulario es, fundamentalmente un vocabulario óptico. Basta leer a Platón para comprobarlo en cada párrafo. Pero el hombre no es sólo
un animal óptico. Es muchas más cosas. Merleau Ponty, por ejemplo, desarrolla toda una antropología de la carnalidad a partir de una hermosa fenomenología del tacto. Explorando estas otras muchas cosas que es el hombre, Rorty se propuso, continuando un proyecto ya esbozado por Heidegger, desmontar el
“oculocentrismo” filosófico. En gran medida la filosofía del siglo XX puede entenderse como una puesta en cuestión de la centralidad de la mirada y, por lo tanto, de la teoría.
Nietzche
ha precedido a todos los deconstrutivistas del "oculocentrismo" porque fue el primero (hagamos, en todo caso, la salvedad de Schopenhauer) en emprender el proyecto de hacer del oído un órgano filosófico, entendiendo
la escucha como auscultación de la experiencia musical del mundo. Es esto lo
que pretenden mostrar los últimos cantos de Así
habló Zaratustra.
En El nacimiento de la tragedia habla de “aplicar el oído a las pulsaciones de la voluntad universal” que late en “todas las arterias del mundo”. Cuando sustituye a Wagner por Bizet en el altar de sus predilecciones, sostiene (en El caso Wagner) que Bizet lo hace “mejor auditor”, le permite escuchar aún mejor “el origen y la causa primera”, porque “cuanto más músicos somos, más filósofos somos”. Sin embargo no es fácil zafarse de mil quinientos años de filosofía y Nietzsche acaba rindiendo un gran tributo a la mirada cuando concluye (El Caso Wagner) que gracias a la música captamos el mundo sinópticamente, como si estuviésemos en lo alto de una montaña. Y en esto precisamente consiste la pasión filosófica.
La excelencia de la escucha (auscultare) es la auscultación, que es la acción por la cual prestamos a un sentido (auris, oído) una dedicación (culto). Es lo que hace el eremita del parágrafo 289 de Más allá del bien y del mal, que se dedica a afinar su oído con el trato a solas con su alma, como si fuera un excavador de tesoros.
Nietzsche ha sido el primer filósofo (de nuevo, con la salvedad de Schopenhauer) en presentir una experiencia no conceptual del mundo. Un concepto no sería, al fin y al cabo, como leemos en Verdad y mentira en sentido extramoral, más que el residuo de una metáfora. Nietzsche ha presentido una discursividad musical… porque ha sabido que de aquello de lo que no se puede hablar, se puede cantar y bailar.
Y se pierde la distancia. Con Descartes hemos topado, pues.
ResponderEliminar...un concepto es siempre una metáfora que finge que es un fantasma, que no tiene rostro.Es una metáfora con el dedo meñique levantado, una cosa muy de clase media con ínfulas.
ResponderEliminarA propósito (casi).
ResponderEliminarEn 1948, Frank Sinatra protagonizó 'The kissing bandit', película que, con todo merecimiento, podría optar a ser el peor musical de la historia de MGM y/o de la carrera de Sinatra. Baste decir que va de una especie de hijo del Zorro, en musical. Pero, como acostumbra a pasar, es posible encontrar joyas entre el carbón.
Así, esta película contiene un número musical, con todos los ingredientes para ser digno de atención. Primero, está protagonizado nada menos que por Ricardo Montalbán, en un cameo en el que sale más que airoso de su cometido. Segundo, la coreografía es de Stamley Donen, justo un año antes de debutar como directon con 'On the town'. Y, tercero, si se fijan bien podrán ver que las dos chicas que Montalbán se saca, literalmente, de debajo de la capa, son nada menos que Ann Miller y...Cyd Charisse.
De modo, que, puesto que lo que no se puede hablar tal vez es posible bailarlo, aquí le dejo una sugerencia para la Diada.
http://youtu.be/a0-SeAPeZag
(lo bueno empieza pasados los primeros 50 segundos)
Magnífico, don Claudio.
EliminarUna auténtica joya.
Gracias.
"...entendiendo la escucha como auscultación de la experiencia musical del mundo." Quería resaltar esta frase que me parece muy acertada. Sin duda la metáfora es la primera experiencia conceptual en sentido lato, una experiencia visual, de la imagen en primer término, fruto de la abstracción o resultado de ella. Pero, como decía Schopenhauer, hace falta una voluntad de representación que la levante bien, a ser posible con las dos manos y tocando un piano, que es lo que Nietzsche, como bien dice usted, de la misma manera que el concepto no alcanza donde llega la metáfora, donde la palabra descansa, suena la música.
ResponderEliminarSalud
Off topic:
ResponderEliminarTal vez le interese. Un saludo.
http://srabsenta.blogspot.com.es/2012/09/mi-abuelo-y-las-patrullas-de-la-fai.html
Me interesa. ¡Y tanto que me interesa!
EliminarMuchas gracias por la información.
Resulta que lo que cuenta usted también es memoria histórica.
El blog que menciono no es mío, es de la mujer de un amigo. Soy un lector de su blog y pensé que le podría interesar el testimonio. Me alegra que haya sido así.
EliminarUn saludo.
Es usted un insurgente apoyado en las muletas del inválido Nietzsche!
ResponderEliminarquien dice en el Zaratustra, acerca de esa "melodía":
Así Allí donde el Estado acaba comienza el hombre que no es superfluo: allí comienza la canción del necesario, la melodía única e insustituible. Allí donde el Estado acaba, - ¡mirad allí, hermanos míos! ¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre!
Akrónimo