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domingo, 22 de octubre de 2006

Icaromenipo

Acabo de llegar a casa. Se supone que he visto una película titulada “La Dalia negra”. Pero no sé muy bien qué he visto, y ando desenredando la madeja para ver quién ha sido quién. Por los cohetes que oigo, muy pocos, ha debido de ganar el Madrid. Miro a la pantalla del ordenador durante un rato. Después me levanto y le pido ayuda a Luciano de Samosata, que solícito, como siempre, me invita a que os resuma un pasaje que trata sobre los de mi oficio.

Al examinar la vida no tardé en descubrir lo mezquinas y caducas que son las cosas humanas, así que abandoné todo lo superfluo y me dirigí a la búsqueda de lo verdaderamente importante. Para orientar mi vida correctamente decidí acudir a los filósofos. Elegí los que me parecieron los mejores, dejándome guiar por su aspecto demacrado, su palidez y sus espesas barbas. Me puse en sus manos tras acordar los honorarios y hacer el primer pago, que era considerable. El resto lo pospusimos para cuando alcanzase la cumbre de la sabiduría. Pero estuvieron muy lejos de arrancarme de mi ignorancia. Lo que hicieron fue inundarme de nuevas perplejidades, vertiendo diariamente sobre mí una borrasca de no sé qué principios y fines, átomos, vacíos, materias, ideas y cosas de este tipo. Y lo peor era que no había dos filósofos que coincidieran entre sí. ¡Qué soberbia y charlatanería! Confundido ante este panorama, perdí toda esperanza de hallar en la tierra respuestas cabales a mis problemas y comprendí que sólo me cabía una solución: conseguir unas alas y subir hasta el cielo. Para que no me ocurriera lo que a Ícaro, atrapé un buitre y un águila, le corté al águila el ala derecha y al buitre la izquierda, y me las ajusté a los hombros. Tras varios intentos, conseguí finalmente alzar el vuelo y alcanzar primero la Luna y después la sede celeste de los dioses. Allí descubrí lo harto que está también Zeus de los filósofos. “Es un linaje –dijo- que no hace mucho que ha aparecido en la tierra, perezoso, pendenciero, altivo, irascible, glotón, fatuo, lleno de humo y de soberbia, un inútil peso en la tierra. Divididos en escuelas maquinan todo tipo de laberintos verbales y se hacen llamar “estoicos”, “académicos”, “epicúreos”, “peripatéticos” y cosas aún más raras. Se endosan el venerable nombre de la virtud, alzan las cejas, arrugan las frentes, se dejan crecer las barbas y dan vueltas ocultando con sus falsos disfraces sus verdaderas costumbres. Se parecen a los actores de tragedia: si se les quita la máscara y la túnica bordada en oro, lo que aparece es un hombrecillo ridículo que cobra la función a siete dracmas.”

19 comentarios:

  1. Las gentes siempre nos hemos sentido muy inclinadas a buscar a otros que nos respalden en lo que sentimos y queremos pensar. Es como si no nos bastase con nosotros. Alguna vez he conocido a alguna persona (muy pocas) que me dijo. Yo ya pienso lo que pienso, sé lo que sé y no deseo pelearme por ello con otros ni necesito expresarlo. Lo que deseo es olvidarme de lo que sé. Pero no puedo. Por eso tú y yo hablemos de otras cosas.

    Entonces no lo entendía. Ahora puede que esté un poco más cerca de hacerlo. Pero no tanto como ''debería''.


    Es lo que me ha recordado este fragmento.

    Un saludo.

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  2. Un fiasco, La dalia negra, ¿no?. Grandilocuente hasta la comicidad.
    Con lo contenta que iba a verla...
    Mi marido decía "me he perdido, pero es que ya me da igual". El oficio de filósofo también es grandilocuente hasta la comicidad.
    Quizá se deba a la famosa conexión entre novela negra y filosofía: la búsqueda de la verdad.

    Lola

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  3. Mis filósofos debo buscarlos en edad escolar. Todos los grandes que debía memorizar pero no saber, un tostón. Tuve un solo maestro filósofo, un cura pequeño y enjuto, que era a menudo objeto de burla por ridículo y despistado. Pero se transformaba al impartir las clases, le apasionaba la filosofía. Esta pasión, el objeto de esta pasión, es valor que guardé y respeto. Es cierto, y no sólo en filosofía, que las discusiones corporativas son otro mundo en el mundo, donde circulan crípticas discusiones y dagas. Sólo puedo mirar el espectáculo.

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  4. Hola,
    Su tarde de ayer es muy parecida a la mia, excepto en la consulta a Luciano (encantado de conocerle).
    Vaya, no solo no me enteraré bién de como desenredó De Palma la madeja sinó que encima he de perder la esperanza.

    Hay que empezar la semana con un puñetazo de lucidez.

    Buenos dias

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  5. ¿Alguno de vosotros le encuentra algo interesante a la Scarlett Johansson? Como actriz la considero inédita y como belleza, me parece totalmente carente de interés. De "La Dalia Negra" salvo la escena de la cena. Y nada más.

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  6. Cerillo: La filosofía sólo se encuentra en acto, es decir en el acto del pensamiento. Lo que se encuentra en los libros son crónicas filosóficas, que pueden ser muy interesantes (y a veces son muy hermosas en tanto que crónicas del heroismo de la razón), pero sólo se convierten en filosofía cuando alguien las piensa.

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  7. Ramon: Luciano de Samosata es muy grande, pero es uno de esos autores que en el reparto de los saberes se supone que deben ser estudiados por los filólogos. ¡Una pena para los filósofos! Luciano es una síntesis original y lucidísima de cínico y epicúreo que puede ser visto como el Voltaire del mundo antiguo. Nadie criticó con más agudeza y gracia a los dioses antiguos, a a los bibliómanos ignorantes, a los falsos profetas y a los filósofos fatuos. Para mí es una tentación permanente. Como narrador puede ser considerado el primer escritor de ciencia ficción, pues en varios de sus relatos sus protagonistas viajan por el espacio recorriendo plantetas y estrellas con procedimientos mucho más ingeniosos que los de Ícaro. Te aseguro que si te cae algo de él en las manos, te convertirás, inevitablemente, en adicto al lucianismo.

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  8. Yo hoy también, curiosamente he visto la Dalia Negra, pero gracias a emule, se descargó la pelicula doblada al alemán.
    Y realmente no he entendido nada.
    La Johanson? que se puede esperar de ella, que se fue a visitar un templo japonés y su cara de hastío lo decía todo
    Creo que revisionaré "Lost in translation" y la diseccionaré

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  9. Mi mujer dice que soy demasiado crítico con la Johansson y que en Lost in translation estaba bien.

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  10. ¿De donde mana su atractivo? Desnuda es bien poquita cosa. Quizá de este aire de estar y no estar. Es inaprensible y sólo hablo de Lost in translation. No molesta, fluye.

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  11. tiene tripita
    y el otro día la sorprendé en la tercera parte de Solo en Casa, cuando ni el Maculey Culkin (o como se diga) ya no la protagonizara.
    No estaba mal del todo en Lost in Translation, a pesar de que sólo está, así, como de fondo, como si fuera una colección de fotografías, quiero decir, que hace bien poco, a parte de llevar braguitas rosas, aburrirse como una ostra y sufrir insomnio.
    Esta niña necesita algún escándalo de drogas y convertirse en una perdida, a ver si así por lo menos le dan papeles con un poco más de sangre.

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  12. Mwe corrijo: Tampoco estuvo mal ni en “El hombre que susurraba a los caballos” (1998)ni cuando prestó su cara pala "La muchacha de la perla".

    Cel·lia, parece que ya es adicta a algo. Lo he leído por no sé dónde: ¡AL QUESO! Ergo... no tiene salvación posible.

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  13. Discrepo sobre Scarlet. Lo cierto es que, sin verla actuar, la chiquita me caía gorda. Tiene un rostro bastorro y un gesto de permanente estupor, como si fuera un poco boba.

    Sin embargo creo que es una notable actriz, sin aspavientos, sin sobreactuar. Casi no se nota su presencia. Y, qué demonios, me parece bien que una chica que incumple los cánones de belleza actuales -es pequeñita y regordeta- tenga un espacio en el star system.

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  14. Olvidé decir que no he visto "La Dalia". La novela de James Ellroy es muy buena, pero no resuelve el enigma. Así que no esperen a saber quien es el asesino.

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  15. ¿Esta es la inauguración de la sección de "crítica de cine de estreno"? ¿O sólo se trata de poner verde a Escarlata?

    Si fuera lo primero, a ver para cuándo una entrada sobre "El laberinto del fauno", que es la última que he visto.

    Saludos.

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  16. De Lost in traslation recuerdo a esa actriz en una escena. La única en que parece que cobra vida, lo demás sí pero no. Y es cuando por fin deja que la fascine la cultura en que vive en ese instante. Aquella escena del cortejo de la gheisa. Pero en sí, aquella muchacha me dijo bien poco.

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  17. yo creo que a la Johanson en Lost in Translation la cultura japonesa no le fascina abosultamente nada, la mira...la mira como si no viera nada
    no recuerdo la escena de la gheisa...
    he de revisionarla

    adicta al queso?
    si al menos fuera adicta al jamón...

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  18. Johansson has claimed on several occasions to be addicted to cheese: "My greatest vice is cheese. Nothing else reigns over my life." (The Observer Magazine December 28 2003)

    Por algún motivo que se me escapa, esta mujer está sacando a flote mi parte cotilla y tomatera. Intentaré redimirme buscando una cita de Platón con fuerte contenido social para el próximo post.

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  19. Claudio.

    Adicción al jamón. Según parece, nuestra ancestral pasión por él se debe a que comerlo es una prueba implícita de no ser judío ni musulmán. Otro argumento contra el multiculturalismo. ¡Jabugo y cierra España!

    Sí, sí, Don Gregorio. Traiga algo serio, que a la que Usted no nos controla, esto parece el Fotogramas.

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