Buscar este blog

domingo, 8 de octubre de 2006

Futesas sobre el yo

Narciso, de Michel David

I

Agustín de Hipona: De repente alguien me habló; quizás era yo mismo, quizá otro, fuera o dentro de mí, no lo sé. Pues esto es lo que yo me esfuerzo sobre todo por saber.

II

Quizás ningún filósofo contemporáneo haya admirado más a Agustín de Hipona que Wittgenstein. No era raro verle pasear con las Confesiones bajo el brazo. Le interesaba especialmente –a él, que no comenzó a hablar hasta los cuatro años- el proceso agustiniano de conquista del habla.

III

¿Conocerse? Agustín se ríe de todos nosotros y de nuestras fruslerías intelectuales. “Cualquiera que piense –dice- que en esta vida mortal un hombre puede dispersar las- tinieblas de las imaginaciones corporales y carnales para poseer la luz despejada de la verdad inmutable, y para penetrarla con la firme constancia de un espíritu completamente fuera de los modos comunes de vida, no entiende ni qué busca, ni quién es el que lo busca”.

IV

Agustín de Hipona: ¿Qué es, pues, Dios mío, lo que yo soy? ¿Cuál es mi verdadera naturaleza? Un objeto viviente que toma innumerables formas, sin limitaciones.

Narciso, de Caravaggio

V

Descartes: "Yo soy una cosa que piensa”

VI

Nietzsche: “El pensamiento no prueba que haya un sujeto ‘yo’ que sea su causa”.

VII

Freud: “Los pensamientos surgen súbitamente, sin que se sepa de dónde vienen y sin que seamos capaces de capturarlos.”

Narciso, de William Waterhouse

VIII

Chateaubriand, Memorias de ultratumba: “Yo era un misterio para mí mismo”.

IX

Fue una broma –recuerdo que dijo el abogado defensor de los adolescentes que prendieron fuego a la mendiga en un cajero-, en el peor de los casos una gamberrada, porque nunca pensaron que la garrafa con cuyo contenido rociaron el cuerpo de aquella mujer pudiera contener líquido inflamable.” “Aquella mujer”. Despojar a la víctima de su nombre y su condición de víctima es la primera estrategia de la defensa.

X

Agustín: El que no existe, no puede engañarse, y por eso, si me engaño, existo. Luego, si existo, si me engaño, ¿cómo me engaño de que existo, cuando es cierto que existo si me engaño? Aunque me engaño, soy yo el que me engaño y, por tanto, en cuanto conozco que existo, no me engaño.

XI

Alcibíades interrogó un día a Sócrates sobre la manera de ver nuestra alma. Puesto que el filósofo animaba continuamente a conocernos a nostros mismos, le dijo: "Todo eso está muy bien, ¿pero cómo podemos ver eso que tenemos que conocer? ¿Cómo puedo ver mi 'yo mismo'?". Sócrates le respondió que no era difícil. Así como cuando un ojo quiere verse a sí mismo puede facilmente contemplarse en un espejo, el alma que quiera verse a sí misma sólo tiene que buscar su imagen allá donde se muestra. "¿Y dónde encuentro yo una superficie que refleje mi alma?", le preguntó de nuevo Alcibíades. "¡En la pupila de aquel con quien hablamos!", le contestó el filósofo.

22 comentarios:

  1. Caro LURI:Está clarisimo:ambos encarnamos el puro narcisismo.nuestra identidad se va construyendo como un espejo desde el claustro materno.Recuerda que somos gemelos.

    ResponderEliminar
  2. En una fuente pública en El Escorial, alguien hizo una pintada que fotografié por explícita. Sobre el granito gris, con spray negro había escrito un mayestático y enorme "YO" y nada más. Me di cuenta de que todo el que lo leyera pensaba en él, anónimo pero existente.

    ResponderEliminar
  3. MAGA: No estoy de acuerdo. En absoluto. Yo nunca me contemplo en el agua. Y en los espejos lo justo, por razones de higiene. A mi donde me gusta mirarme es en los ojos del otro, es decir, en sus reacciones ante mí conducta. Y eso me condena a sobrellevar como buenamente puedo un ego (todo lo grande que quieras) permanentemente herido. El narcisista sólo se necesita a sí mismo, mientras que conmigo mismo yo no tengo para nada. Me conoces mucho menos de lo que yo pensaba, cara Maga. ¡Me quiero demasiado para recluirme sólo en mi mirada!

    TONIBAÑEZ: ¡Claro! ¡Y sobre todo, a Locke! Pero a ver si te crees que yoy soy como la Mireia Galibo (¿se llama así? cada vez que veo alguna indicación relacionada con el galibo en las carreteras me acuerdo de ella), que escribe posts infinitos.

    ResponderEliminar
  4. Galindo, Luri, Galindo... La pobrecita tiene un ego hecho polvo (en el doble sentido). Ella, para ver su ego, necesita mirarse en su "carlitos".

    ResponderEliminar
  5. Observa la decadencia de la Galindo: visitas. Está acabada. No te extrañe que un día de estos cierre el chiringuito. De tan surrealista ya da asco: Merda de blog.

    ResponderEliminar
  6. Otro rato delicioso aquí con usted. Lástima que ya tenga que irme. O sea de esta casi que no soy yo. Regresaré a la tarde y le leeré con más calma. Entonces creo que me pareceré más a mi misma. Ese Sócrates debía tener respuestas para todo. Y yo que creía que lo suyo eran las preguntas...

    Le dejo un beso ahora.

    ResponderEliminar
  7. Querida Kasandra: como usted, que tan bien habita en las penumbras y manejar la distancia que hay entre una persona y su sombra (proyectada por la luz de sus miedos y esperanzas), sabe muy bien, una buena pregunta es más iluminadora que una buena respuesta. Las preguntas abren horizontes, las respuestas los cierran. Pero se necesita mucho valor para atreverse a hacer preguntas. Esto último es, a mi entender, lo que Sócrates le reprocha al joven que lo escucha en silencio.

    ResponderEliminar
  8. Recuerdo a Jaspers hablando de la vejez y de la sucesiva pérdida de amigos, como "espejos que se van apagando"; imagen magnífica que, además, enlaza con el viejo de Kavafis, con otra imagen magnífica (no sé si antagónica; no exactamente, creo): "iluminado por la soledad".
    Cuánta profundidad y de larga tradición en la palabra "espejo". Insondable.

    Lola

    ResponderEliminar
  9. "¡En la pupila de aquel con quien hablamos!"- Un pupila que se dilatará por placer o se contraerá en el desacuerdo...

    Vueltas alrededor del mundo del ser y de la apariencia.

    Un placer, com siempre.

    ResponderEliminar
  10. Esta obsesión por el conocimiento del yo me parece alucinante, cuando el yo es una parte tan sumamente insignificante del todo. Para sobrevivir, infravaloramos el todo construyendo unas barreras inmensas entre el yo y lo otro. El yo es ensalzado en su originalidad, en su brillo, en su inteligencia única, y el todo – eterna suma de yos – queda irremediablemente en segundo lugar. A pesar de nuestros esfuerzos, nuestra concepción dual de la realidad es totalmente falsa. No hay yo y lo demás. Hay un algo – todo inexplicado e inexplicable y miles de partículas como yo chocando las unas contra las otras.
    Nos rebienta que de una célula madre pueda hacerse un simple dedo izquierdo del pie o un magnífico cerebro complejo y trascendental. A mi la primera.
    Felicitaciones por todo tu mundo, goyo.

    ResponderEliminar
  11. YO: Yo el que piensa, yo el que siente, yo el que vivo, yo el que muero, yo el que amo, yo el que odio. Ningún sentimiento es colectivo; compartido puede ser y aún nunca será el mismo, pero colectivo.

    En el egipto de las dinastias un hombre se integraba por su cuerpo, su noimbre y su sombra. Después del rito iniciático de ser nombrado, su conjunto de tres integrantes se convertían en el individuo.

    En la China posterior a la Larga Marcha y en Camboya, se ensayó anular los nombres y poner números a los trabajadores del campo. Estúpida idea. El 158 siemp`re será diferente al 163. Un número ordinal, al poasar a denominar a un uindividuo pierde su función y se convierte en identidad.

    ResponderEliminar
  12. ¡María, qué agradable sorpresa encontrarte por aquí!

    Ahora bien, para serte sincero, no he entendido nada de lo que has dicho. Yo debo tener un EGO morrocotudo porque cuando tengo (yo, evidentemente) un dolor de muelas o un cólico nefrítico, el TODO, cono toda su grandeza imponente me importa lo que se dice un comino. Pero es que además si cometo una fechoría, ¿te podrás creer que es a mi a quien persigue la justicia, mientras deja al TODO absolutamente impune?

    Dices que nuestra concepción dual de la realidad es totalmente falsa. Se lo tengo que comentar a mi vencina, con la que tenemos un montón de litigios pendientes a causa de nuestra problemática vecindad.

    Casi casi entiendo lo de "no hay yo y lo demás". Pero no estoy seguro de que quieras decir que -como sostenía Ortega- eso que llamo yo es justo la coincidencia de mi yo y mi circunstancia. Claro que, por otra parte esa coincidencia en el tiempo da forma a mi biografía, y no la de circunstancia, que no tiene biografía, sino, en todo caso, historia.

    Ya ves, me enredo intentando entenderte. Pero repito: ¡cuánto me alegra que hayas aparecido por aquí! (y espero que el Todo también se alegre un poquito, pero es muy suyo).

    ResponderEliminar
  13. Nadie conoce a nadie.Lo que conoces es tan poco,lo que conoces de mí:mis silencios....Recuerdas?

    ResponderEliminar
  14. He un ataque de narcisismo he descubierto que ha colocado usted un planito de esos del Google para que se vea desde donde le leen.
    Claro que por un lado a esto le llenará de orgullo, por ver como poco a poco se va extendiendo la manchita roja.
    Pero yo me regocijo en pensar, que un punto va ser indudablemente mío, y ese va ser el que se coloque sobre Japón.
    Así no hay manera de sentirse perdida o desorientada.
    jis jis jis

    ResponderEliminar
  15. Claudio.

    Alguien me dijo un día, posiblemente un psicoanalista, que un yo contemplándose a sí mismo produce la nada.
    Tal vez los que hayan estado en psicoanálisis estarán de acuerdo.

    ResponderEliminar
  16. Gracias por la bienvenida. Explicación de mi comentario: Después de pasearme por primera vez por el mundo de los blogs y de hacerlo por los blogs de aquellos que al principio me vinieron a la cabeza - son todos blogs políticos (de ahí proviene mi formación: política), y por ello, hablan sobre lo colectivo - un flash me hizo recordar el café de ocata. Y el salto fue abismal. De golpe ya no entendía las palabras usadas, y los temas rodeaban casi exclusivamente el YO PIENSO, el YO SOY, y las citas ya no eran de Marx o de Schumpetter sinó de Griegos y Romanos (creo). Y la sorpresa desató mi comentario. Pero no puedo hacer más que daros la razón. Si un dia me encierran será a mí y el todo perderá cualquier significado. Ayer ví Salvador y, aun más, debo daros la razón. Aún así, entiendo que Salvador y muchos otros han muerto por un colectivo.

    ResponderEliminar
  17. Querida María: ser solidarios es ser personas.

    ResponderEliminar
  18. Vuelvo, Maria: Pero esto es, precisamente, lo que pretendía decir en este post. El autista se despersonaliza. Incluso para vernos a nosotros mismos necesitamos la intermediación del otro, por eso en el espacio común, el compartido con el otro, me juego mi propia posibilidad de ser (de serme).

    ResponderEliminar
  19. Así pues, soy un poco lo que el otro deja en mí, lo que todos dejan en mí... o tampoco?

    ResponderEliminar
  20. Esta conversación debemos seguirla con un café de por medio. Pon fecha.

    ResponderEliminar
  21. Bien mañana por la mañana en tu petit café (bajaré de todas formas), bien pasado el puente cuando sea y te apetezca, un café contigo siempre se agradece.

    ResponderEliminar

22 de diciembre

 I Se mire como se mire: el 22 de diciembre debiera ser la fiesta nacional de España. Nada nos une más que la lotería de navidad. II Esa ale...