Me dejo llevar por los propios meandros de este blog, que parece tener vida propia y, por lo tanto, sus antojos. Hasta aquí me ha traido el blog de ayer para presentaros cuatro manuales escolares que, desde mi punto de vista, son cuatro obras de arte de la pedagogía (de aquellos tiempos en que la pedagogía no se ruborizaba cuando pronunciaban su nombre).
Infancia, de José Dalmau Carles, "Director del "Grupo Escolar de la Ciudad de Gerona", Editorial Dalmau Carles, Pla & Cia, 1903. Me ahorro todo comentario y os remito a las dos páginas siguientes, perfectamente representativas de su contenido.
España, mi patria, el mismo autor y la misma editorial. Año de edición: 1936. Es un recorrido por las distintas regiones de la patria "ad majorem Hispaniae gloriam"
Ejemplario, del maestro José María Pérez-Brun, editado por Salvatella en Barcelona en 1936. Se trata de una colección de vidas de personajes ilustres que se inicia con Mariano José de Larra. En la introducción el autor advierte que aunque libros como el suyo son frecuentes, la mayoría presentan graves deficiencias. "Y es que forzando un móvil falso, afectando las formas más elevadas del patriotismo, suelen caer en el pobre extremo de la huera patriotería." La última página del libro es una justificación de su contenido y entre otras cosas el autor confiesa que es especialmente apto para los doloridos: "Este libro curará su dolor. Su dolor en silencio, que es el más cruel. El dolor también se cura. Se cura leyendo la vida de los atormentados"
El autor del Manuscrito del Parvulito es el maestro barcelonés Roque Grau y Riera. El libro fue impreso en 1903 en la barcelonesa Casa de la Caridad. El autor ofrece ejemplos variados de caligrafía y distintos modelos de escritos oficiales. No me resisto a transcribir -de manera resumida- un poema titulado Noche de Reyes, que es una carta de una niña a su madre muerta:
Infancia, de José Dalmau Carles, "Director del "Grupo Escolar de la Ciudad de Gerona", Editorial Dalmau Carles, Pla & Cia, 1903. Me ahorro todo comentario y os remito a las dos páginas siguientes, perfectamente representativas de su contenido.
España, mi patria, el mismo autor y la misma editorial. Año de edición: 1936. Es un recorrido por las distintas regiones de la patria "ad majorem Hispaniae gloriam"
Ejemplario, del maestro José María Pérez-Brun, editado por Salvatella en Barcelona en 1936. Se trata de una colección de vidas de personajes ilustres que se inicia con Mariano José de Larra. En la introducción el autor advierte que aunque libros como el suyo son frecuentes, la mayoría presentan graves deficiencias. "Y es que forzando un móvil falso, afectando las formas más elevadas del patriotismo, suelen caer en el pobre extremo de la huera patriotería." La última página del libro es una justificación de su contenido y entre otras cosas el autor confiesa que es especialmente apto para los doloridos: "Este libro curará su dolor. Su dolor en silencio, que es el más cruel. El dolor también se cura. Se cura leyendo la vida de los atormentados"
El autor del Manuscrito del Parvulito es el maestro barcelonés Roque Grau y Riera. El libro fue impreso en 1903 en la barcelonesa Casa de la Caridad. El autor ofrece ejemplos variados de caligrafía y distintos modelos de escritos oficiales. No me resisto a transcribir -de manera resumida- un poema titulado Noche de Reyes, que es una carta de una niña a su madre muerta:
Querida madre mía:
Esta carta te escribo,
porque como en la noche de este día
bajan los Reyes, que un lucero guía,
a visitar la tierra donde vivo,
he querido escribirte, aprovechando
el correo del cielo (...)
Mi padre ¡si lo vieras!
desde que te moriste,
está siempre tan pálido, tan triste...
yo, cual querías tú, siempre sumisa,
consolarle procuro,
y hasta le hago reir, mas te aseguro
que me dan ganas de llorar su risa (...).
Te juro que este mes he sido buena
más que nunca lo he sido,
porque los reyes no me den la pena
de negarme la gracia que les pido.
Tú que eres una santa y ves mi anhelo,
pídeles, madre, que mi ruego acojan,
y que esta carta del balcón recojan, y te la lleven de regreso al cielo.
J.A.
Auténticas preciosidades. En el post anterior no lo conté. Pertenezco a la generación del "baby boom" de la España tecnocrática de los 60-70. A pesar de todo, no recuerdo otro libro con el que haya disfrutado más en mi niñez que repasando una y otra vez un "Resumen de Historia de España" editado por Dalmau Carles, y que las ilustraciones de tu post me han rescatado de la memoria. Otro día contaré la impresión que me causaban los escuetos párrafos que dedicaba ese manual a la Segunda República, y los retratos de Azaña, Gil Robles y José Antonio.
ResponderEliminarLeer el post me ha hecho sonreír. Cuando llegaba la maestra nos levantábamos y, a coro, le dábamos los buenos “algos”; nunca hice tanto ejercicio como durante las ajetreadas horas con aquella mujer.
ResponderEliminarLa referencia a libros de entonces me ha trasladado a tiempos de entonces, irremediablemente; y qué diferentes a los de ahora, qué en blanco y negro me parece mi infancia, tan entrañable.
Por cierto Joaquín, no encuentro mejor lugar, para felicitarte por tu libro que me ha parecido francamente bueno.
Gracias, Mar, y que Dios te lo pague.
ResponderEliminarY ahora que hablamos de las viejas escuelas, quiero remontarme al año 1982, simplemente porque era el año en que comencé la carrera. Es decir, a siete años de la muerte de Franco, y con los ánimos caldeados por el coup de Tejero. En ese primer curso de derecho teníamos un profesor carismático, de derecho político, que había hecho estudios de postgrado en Cambridge. Podría hablar y no parar de este gran personaje. Pero lo traigo al recuerdo porque, cada vez que entraba en clase, nos hacía a los alumnos ponernos en pie, cosa que no vi ni siquiera en el bachillerato. Ahora que vuelvo la vista atrás, pienso que no se equivocaba. Para constituir una sociedad en orden, hay que comenzar por el respeto mutuo. Y si nos perdemos el respeto... 'Qui potest capere capiat'
Sobre la buena educación...¡ay! Joaquín...qué te podría yo contar como médico...hay para un post, ¿no crees?
ResponderEliminarHabía un libro que seguramente hoy encontraría repugnante pero que entonces me encantaba leer. Se llamaba "España es mía" y era la historia de dos hermanos que recorrían todo el país para enconmtrarse después de la guerra con unos familiares, ya que sus padres habían muerto. Ambos eran hijos de nacionales, está claro. El libro era un viaje sobre costumbres con unas viñetas a pluma muy entretenidas. Aunque ideológicamente fuera, lo supongo, repelente, a mi me mostró un país que luego he recorrido por mi cuenta. Tengo que decir que como contrapartida en mi casa se leía cada mes Life y París Match, además de los periódicos (el domingo tres) y libros.
ResponderEliminarHace dos años estuve dando una conferencia en la universidad de Brno, en la República Checa. Los alumnos continúan levantándose cuando el profesor entra y cuando sale. Además el profesor da la clase de pie, frente a un facistol. No por ello me parecieron -ni mucho menos- menos capacitados para la crítica que los nuestros. Los profesores tienen claro que la Academia es un lugar serio. Me gustó.
ResponderEliminarJoaquín, me uno, por supuesto, a las felicitaciones de Mar.
Luis: yo tengo un libro, que es una de mis joyas, titulado "El libro de España", editado por F.T.D. en Barcelona en 1932 que recoge precisamente esa historia y ese itinerario didáctico. No se si los vencedores lo rehicieron posteriormente o el autor lo adaptó a las nuevas circunstancias, pero la edición de 1932 sigue siendo fantástica. Tuve este libro en mi casa cuando era un niño y me pasaba las horas muertas mirando las ilustraciones. Después se perdió. Pero hace unos años encontré un ejemplar en el Mercado de San Antonio, por mil pesetas.
Por cierto, el çultimo informe europeo sobre enseñanza secunadria es demoledor: en la cola y bajando.
ResponderEliminarLola
Y estoy convencid, Lola, de que aún falta mucho para que toquemos fondo. Nuestras ideologías tardo-sesenta-y-ochistas nos impiden ver la realidad.
ResponderEliminarHola Gregorio:
ResponderEliminarSoy un lector cotidiano de tu Café que nunca se animó a comentar. Por fin he abierto un blog y hago referencia a ésta tu casa en dos posts distintos:
http://escepticismoylibertad.blogspot.com/2006/09/ken-loach-en-el-caf-de-ocata.html
http://escepticismoylibertad.blogspot.com/2006/09/maravilloso-orwell.html
Espero que te gusten.
Un saludo
Oakeshott: Estoy al tanto. Te sigo desde que abriste el blog. Y gracias por los links. Espero verte por aquí y, desde luego, te animo a tomar la palabra. Por cierto, ¿tienes tu mano en La Vanguardia?
ResponderEliminarGregorio, gracias por cumplir mi deseo y dejarme ver esos libros... claro que tocarlos es la máxima gozada. Dejando al margen su contenido, me encantan por lo que respecta a su estética y su diseño, ya que me encantan los libros como objeto. A ver si algún día encuentro alguno en una librería de viejo!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, son libros de un diseño muy hermoso que no deberían ser olvidados or los diseñadores gráficos jóvenes. Estoy convencido de que podrían encontrar en ellos valiosas fuentes de inspiración.
ResponderEliminarPues desde luego qué mala suerte tuvo Rosalía que aquel día en vez de calamares y vegijas su madre no tuviera previstos unos deliciosos spagetti a la carbonara. Quizás si la cosa hubiera sido más inmaculada la buena señora hasta se lo habría agradecido, y entonces leeríamos algo así como Rosalía, la niña hacendosa y ejemplar..
ResponderEliminarKasandra, es cierto: "La desobediencia lleva consigo el castigo." ¿Te imaginas un jemplo de este tipo en los libros de texto actuales?
ResponderEliminarclaudio
ResponderEliminar"en el pecado está la penitencia": quien no lo crea es que no ha vivido
¿Y Orwell?
Me imagino señor Lury que los alumnos se morirían de la risa y dirían qué pringada la Rosalía que no sabe manipular eficazmente a sus padres y hacerlos sentirse culpables desde que aprende a ponerse la cuchara de sopa en la boca.
ResponderEliminarNi este ni ningún ejemplo puede estar en un libro de texto porque en algún momento pasamos a concederle todo nuestro crédito al conocimiento y olvidamos que sin valores que nos vertebren, el conocimiento apenas vale nada.
Yo me crié viendo Heidy y creo que eso también tuvo mucho que ver en que decidiera ser ''buena'' y no una vándala. Y creo que a los libros de texto les vendría muy bien que en vez de ser considerados sólo como manuales de objetivos a cumplir, para variar, que también es cultura, añadieran de vez en cuando, en algún recuadro, alguna de esas maravillosas y didácticas fábulas de Esopo o Lafontaine. Y si el libro es de matemáticas, y es un ejemplo, acerca de cómo fue la vida emocional o privada de esas personas. Algo cercano, que nos acerque.
No, no me lo imagino por supuesto porque el futuro consiste en evolucionar, y el pasado en estar ahí, inamovible, para enseñarnos y sentir de vez en cuando nostalgia de él. Pero sería precioso, que a los del futuro por venir les dejáramos como legado otro tipo de libros de textos, sí.
Yo le tenía mucho cariño al Alvarez de mis padres y sigo teniéndoselo. No me pregunte por qué. Lo cojo así, con eso. Y sin embargo ninguno a los míos, y ni quiera a aquellos libros de Senda donde uno podía relajarse y sólo leer en las horas de lectura. Aunque bueno puede que a esos en concreto sí que un poco más
Saludos :)
Kasandra: Los alumnos de antaño no conocían los cinismos de los de hogaño. Recuerde la amanaza zapateril.
ResponderEliminarA veces podría ser bueno evolucionar (al menos con ciertos esquemas mentales) hacia el pasado.
esto se lo linkeo en un mail a mi madre, jejejeje
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