La reflexión más seria sobre lo que estaba ocurriendo fue obra, a mi modo de ver, de Gertrude Himmelfarb, la mujer de Irving Kristol, a quien conoció cuando ambos eran dos jóvenes troskistas, en el Nueva York de los años 30. En su extensa obra destacan títulos como On Liberty and Liberalism: The Case of John Stuart Mill (1982); The New History and the Old (1989); Poverty and Compassion: The Moral Imagination of the Late Victorians (1992); The De-Moralization of Society: From Victorian Virtues to Modern Values (1996) y One Nation, Two Cultures (1999), que es el texto al que me quiero referir.
Himmelfarb comienza arremetiendo contra las “patologías” de los 60, que serían, básicamente, el triunfo de la cultura de masas, el individualismo consumista y la relajación de las instituciones democráticas y de la sociedad civil (de la familia, de la religión y, muy especialmente, del patriotismo). Pero añade que estas patologías no llegaron a infectar sino a un grupo de intelectuales y artistas y a una elite permisiva y relativista bien instalada en los grupos dirigentes del Partido Demócrata y con gran influjo en los medios de comunicación. La mayoría del pueblo americano permaneció firmemente asentado en sus convicciones. Lo relevante sería que las diferencias entre ambos grupos, lejos de reducirse, van en aumento. Una fractura estaría dividiendo al país en dos bandos bien diferenciados, cohesionados en torno a sus valores respectivos. La fuerza de cohesión garantizada por los valores morales y culturales propios sería muy superior a la proporcionada tradicionalmente por las clases sociales o las etnias, por lo cual estas últimas estarían perdiendo su relevancia política.
Como desde 1996 ha llovido todo lo que ha llovido, muchos habían comenzado a ver la mayoría republicana como un fenómeno pasajero. Pero Thomas B. Edsall, veterano periodista del Washington Post, acaba de publicar un libro que no solamente confirma las tesis de Himmelfarb sino que las tiene como el centro del programa electoral republicano. Las diferencias entre "las dos culturas" habrían acabado despoblando el centro político. Esto es lo que explicaría que, sean los que sean los errores de Bush, los demócratas continúen sin aparecer como una amenaza. El centro politico “had collapsed". Carl Schmitt decía que la política consiste en diferenciar entre amigos y enemigos, pero se pensaba que se refería a la política exterior, porque en la interior la relevancia del centro impedía trazar fronteras nítidas entre "los nuestros" y "los otros". Pero con la desaparición de la niebla centrista, las mayorías políticas ya no dependen de la capacidad para convencer a los volubles, sino de la voluntad de dar respuesta contundentes a los intereses de los nuestros. Los republicanos han de preocuparse sobre todo por beneficiar los intereses ideológicos de la clase trabajadora evangelista e hispana, y los económicos de determinados lobbys. Eso es todo.
La pregunta inevitable: ¿Si esto es cierto, el fenómeno se circunscribe únicamente a los Estados Unidos? Tengo que consultar todo esto con Antonio Lastra.
Mantengo en pie la pregunta filosófica del jueves.
Temo que ese fenómeno se esté extendiendo más y más. Parece que la tensión obligue a situarse de un lado u otro, aquí mismo en España he tenido la impresión de que ocurre. Ahora bien, no estoy segura de que se trate de un movimiento espontáneo. Por el contrario, temo que haya quien tense la cuerda buscando que se radicalicen las posiciones. Vaya, que no quede lugar para quienes deciden su voto según el análisis que hacen del momento y pueden con ello inclinar la balanza en favor de un platillo u otro. Seguramente quieren tener los votos previamente contados. Saludos cordiales.
ResponderEliminarLa polarización del electorado nortemericano se me antoja por completo extraño al proceso de radicalización que padece España. No se olvide que en los USA, en las elecciones presidenciales de 2004 (las de mayor participación histórica) sólo ha votado el 56% del electorado.
ResponderEliminarFuente de información:
http://en.wikipedia.org/wiki/2004_United_States_Presidential_Election
Además, los "useños" tienen una gran virtud, que por encima de las divisiones electorales se sienten una gran nación, dentro y fuera de sus fronteras. Cuando se encuentran de visita en España, p.ej., no te dicen: "soy de Nebraska", sino "soy americano" (y luego precisan).
En cuanto a España, de lo mejor que he leído es una entrevista reciente a Jon Juaristi:
"España fue vencida por el terrorismo islámico entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. Los socialistas no han hecho más que administrar esta derrota en provecho de las obsesiones infantiles de sus dirigentes. No recuerdo una época más catastrófica, ni siquiera en el franquismo, porque entonces, al menos, había alguna esperanza de que aquello cambiase."
Link: http://www.debate21.com/articulos_1180.html
Creo que la polarización es un hecho aventado por una clase política que necesita colocar (necesidad imaginada) al electorado en la tesitura maniquea de " o yo o nada".
ResponderEliminarPondré un ejemplo de falsa polarización y de reducido porcentaje de votos, como cita Joaquín con respecto a USA.
Elecci0ones para el estatut de Catalunya:
Aproximadamente 50% de votantes del total electoral.
75 % de ese 50% dan el si al nuevo Estatut
25% dan el no, todos sabemos que la mitad por razones del miedo a la ruptura de España y la otra mitad por exactamente las contrarias.
El 50% que no votó demostró que no creía estar en una situación de tragedia por venir y decidieron no ir en masa a salvar al pais de la ruptura ni de la españolización.
Todos los análisis posteriores (con matices) han dejado de lado al 50% que se fué de campo y playa, y han seguido construyendo un pais imaginario basado en el 50% que votó.
Pagar los impuestos es suficiente para ser ciudadano de un estado (no de una nación ya que ella no cobra impuestos) y votar es voluntario.
Y no entiendo la frase de Jon Juaristi, pero si la entendiera no sería muy benévolo con él. Este es un país en el que hay una excesiva tendencia a soltar una frase terrible y dejar que produzca su efecto catastrófico.
Puede que en efecto, el señor Juaristi, añore a Franco por aquello de la esperanza. Recomiendo leer dos cosas: sus escritos sobre el pais vasco y sus imaginarios (me parecen excelentes) y su biografía en la que y acepto de antemano que todas las biografías son dinámicas, muestraa sus diversos estados de ánimo a partir de:
-militante en Eta VI asamblea
-militante del PCE
-militrante en Euskadico Ezquerra
-Militante en el Psoe
-últimamente se declara nacionalista español
-se ha convertido al judaismo y ahora escribe artículos en defensa del estado de israel
-Ex director de la Biblioteca Nacional
-Ex director del Instituto de España
-miembro fundador o cofundador del Foro de Ermua
Quiero hacer cosntar que cualquier opció o varias en su conjunto me parecen razonables y algunas admirables, pero una frase de Juaristi debe ser medida en función de su estado de ánimo en el momento de pronunciarla y este no sabemos en que momento dinámico se puede encontrar
Yo si recuerdo épocas más catastróficas en nuestra historia, y de alguna de llas participó actuvamente él.
Añado algo: prácticamente todas las sociedades que nos rodean se bipolarizan desapareciendo los partidos bisagras, que en España y Alemania, son partidos naciuonales (Cataluña, Euzkadi y Baviera).
ResponderEliminarLa pugna política a nivel de campañas se establece siempre en dos niveles (he trabajado bastante en ello):
1 - la existencia de un lenguaje claramente anclado en la mayoría de los votantes asentados en cada una de las dos opciones
2 - la lucha por decantar los votos de la franja central (es la que se lleva la mayor cantidad de recursos) ya que esta franja es la indecisa y la que se mueve, generalmente empezando su dinámica abandonando el voto anterior y entrando en la indecisión, antes de las elecciones (este fué el caso de la pérdida de las elecciones por Felipe González y por Aznar)por causas concretas que miden los observatorios de opinión.
Muy interesante artículo y comentarios. No creo que nuestra situación sea "totalmente extraña", como asegura Joaquín. Si se echa un vistazo por la blogosfera política americana, o por los medios políticos conservadores, se aprecian muchos temas comunes con los conservadores españoles -junto con otros temas que nos resultan muy extraños-, así como una percepción de los liberales americanos (es decir, los izquierdistas) como "anti-patriotas". No creo que haya consenso sobre el sentimiento de una "gran nación".
ResponderEliminarEl "centrismo" es un fenómeno político que reaparece cíclicamente. En EEUU han propuesto bautizar como "X21" a aquellos ciudadanos que no militan a la derecha y a la izquierda (republicanos y demócratas), pero mantienen vigorosas opiniones y compromisos políticos que no tendrían mucho que ver con el tibio "centrismo" que hemos conocido.
La formación de grupos polares antagónicos, a la manera del ajedrez, debe formar parte de nuestra naturaleza. En ese sentido la polarización electoral es posible que sea un fenómeno ubicuo en las democracias de partido.
ResponderEliminarNo estoy bien informado de qué pasa en los USA, aunque intuyo que los extremismos liberal/conservador americanos no deben guardar relación alguna con la radicalización del panorama político españo.
Lamento decir que lo que nos diferencia es la historia reciente, de la que guardamos memoria. Pensábamos que durante la transición habíamos digerido el "guerracivilismo" y resulta que ahora determinados grupos políticos radicales (que no deseo señalar) se dedican a aventarlos en la masa.
Yo he dicho que esto es una indecencia, porque no se funda en piadosos fines (como sería el de honrar a los muertos), sino porque se quiere sacar tajada electoral. En efecto, creo que forma parte de la democracia que los políticos se conduzcan de forma moral, decente y hasta educada (¿estáis de acuerdo?).
La entrevista a Jon Juaristi, que recomiendo leer entera, es muy seria, aunque tampoco descarto, como dice Luís, que en alguna de sus apreciaciones se deje llevar de su estado de ánimo.
"España fue vencida por el terrorismo islámico entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. Los socialistas no han hecho más que administrar esta derrota en provecho de las obsesiones infantiles de sus dirigentes. No recuerdo una época más catastrófica, ni siquiera en el franquismo, porque entonces, al menos, había alguna esperanza de que aquello cambiase."
ResponderEliminarNo hay nada en esta frase que no me de miedo.
1) Me da miedo que este señor considere que estamos peor que con Franco, sabiendo cuál fue su actitud en el franquismo.
2) Me da miedo el fácil recurso a las teorías conspirativas, porque puede explicar todo, y por lo tanto, no explica nada.
3) Me da miedo que haya defensores del bien común a marchamartillo, porque en democracia el único bien común es la defensa estrictamente retórica de los intereses inevitablemente heterogéneos de los ciudadanos.
4) Me da miedo porque estas actitudes dinamitan, de hecho, la posibilidad del debate público. Juaristi está diciendo que quienes votaron a ZP son títeres incapaces de entender sus propios intereses.
Este Juaristi, Joaquín, me parece que se ha convertido en mascarón de proa de sí mismo. Ya sé que la democracia es inevitablemente sofística (y forma parte de los hábitos democráticos higiénicos el tener esto bien presente), pero por ello mismo, la democracia está siempre expuesta a la demagogía.
¡Pobre de mi! Llevo años intentando ser de derechas y no tengo manera de congeniar con esta derecha nuestra de cada día.
Volviendo al tema inicial que plantea el libro que comentas: por lo que dices, la tal Gertrude parece ser una conversa, que aunque sea un tópico, debía padecer la "furia del converso". Algo así como Juaristi, quizá con no tanta intensidad.
ResponderEliminarY lo digo por la lectura de los dos bandos que hace la autora: por un lado los buenos, la mayoría, y por el otro los malos, sin valores, seres patológicos.
La caída del muro ha hecho triufar la visión que todo lo que hizo EEUU durante la guerra fria era justificable y bueno, y patriotico. Bien, yo tengo mis dudas: Vietnam, además de un desastre militar y político, con crimenes de guerra incluidos, fue un error inmenso, que puso Camboya en manos de los jemeres rojos. En la política interior, la lucha por los derechos civiles fue realmente una buena causa, moral y política, digamos que fue una infección necesaria.
Las dos américas han existido siempre, desde la declaración de independencia, y el equilibrio entre ambas siempre ha sido muy fructífera en la historia americana. Y espero que siga siéndolo, aunquen ahora nos encontremos en un (espero que breve)período en que se ha roto este equilibrio.
Y las Francias, y las dos Italias, tirándose los trastos a la cabeza.
ResponderEliminarGreorio, tu frase sobre tus ganas de ser de derechas, me parece brillante. Me pregunto si esta derecha nutra serán conscientes del capital que pierden por no abandonar la teoria del tubo de Fraga, que decía que la derecha era un tubo con arena, si la corrías hacia un lado tratando de llenarla se derramaba la del otro. Siempre procuran que no se salga la extrema y eso acaba caracterizando.
Y las dos Francias, quise escribir, y añado las dos Alemanias.
ResponderEliminarNice Blog, some interesting info and thoughts, a bit radical for me at times but thats ok.
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ResponderEliminarLuis: como bien saben mis amigos es algo más que una frase.
ResponderEliminarRMF
ResponderEliminarLos fundadores del neoconservadurismo (y Himmelfarb es una notable representante de este movimiento)proceden del troskismo. Además del obvio antiestalinismo, su giro hacia el conservadurismo tuvo mucho que ver con sus experiencias durante los sesenta. Los restos de su izquierdismo "colapsó" (como dirían ellos) cuando vieron su autoridad impugnada en sus clases por el nuevo radicalismo juvenil.
Aun a riesgo de esquematizar en exceso sus posiciones me atrevería a decir que su ruptura con las posiciones demócratas vino acompañada por el convencimiento de que la izquierda se había hecho individualista y que el sentido de lo republicano se había salvaguardado en la derecha. Dicho de otra manera: los demócratas representarían el alma lockiana de la constitución americana(pero en su deriva hacia el individualismo propietario) y los republicanos el alma de Lincoln. Desde su perspectiva la izquierda seria hoy individualista (porque la defensa de los derechos que proclama es la del derecho de cada uno a hacer realidad su deseo)y la derecha sería comunitarista. Creo que merece la pena pensar esto con detenimiento.
Usuario anónimo: "That's lo que hay!"
ResponderEliminarMe sigue pareciendo brillante, Gregorio, porque sintetiza una idea que he manejado con respecto a mi mismo durante mucho tiempo. Pero creo, que ese Club me rechaza como yo a él.
ResponderEliminarSí, pero, queridos... A mi también me pasa que me gustaría ser de izquierdas (por tradición familiar, por amistades, por biografía...). ¿Qué tal si fundamos un partido? "Ciudadanos de blogs", o incluso "Ciudadanos del café de Ocata". Yo me afilio.
ResponderEliminarEs francamente interesante lo de los trostkistas pasados a neocons, Gregorio.
En cuanto a España, el artículo que os citaba el otro día de Varela Ortega sostiene la tesis ya manida (¿real?) de que los socialiatas de ahora están rompiendo el pacto constitucional para llevar al ostracismo (una solución ya conocida en la ciudades greco-latinas) a la derecha. Le parece, prima facie, una táctica con muchos réditos, pero que entierra también la democracia, además, o por ello, de no dejar "una salida" a los mismos que quieren quedarse solos. Cito: "La tiranía -que era como los clásicos llamaban al monopolio de poder- es una gran posición para los líderes, reconocía Solón. Pero luego, experiencias dolorosas y aleccionadoras (Prieto), le hicieron matizar la reflexión: el problema de esa gran posición es que carece de retirada (R. Adrados)."
Faltaría ver si acierta en el análisis de la táctica socialista actual, pero, francamente, creo que algo de eso hay. Lo digo por cierta tendencia a romper el pacto constitucional, no por otras politiquerías de menor calado.
Lola
Una recomendación (posiblemente el Sr. Luri ya lo cocnocerá):Right Nation de Micklethwait & Wooldridge.
ResponderEliminarUna pregunta acerca ser de derechas. ¿Hay que diferenciar: derechas, extrema derecha, lo que los progres llaman facha, conservador, reaccionario? yo creo que sí. Nunca se habían parecido tanto los reaccionarios de izquierda y derecha (ej: Chomsky y Buchanan, Bove y Le pen).
Lola: ¡Ay!
ResponderEliminarUsuario Anónimo: Si, tienes toda la razón. Lo de Chomsky y Buchanan es cierto. Lo de Bove y Le Pen, aún más.
ResponderEliminarCon respecto a "Right nation", tengo que decir que, lamentablemente, mi capacidad de lectura es más limitada de lo que yo quisiera. Aunque no lo he leído me parece -por las reseñas que me llegan- que entre otras interesantes tesis, los autores defienden que la "America's New Right" es, como movimiento, extremadamente similar a la "Europe's Old Left". No sé si interpreto bien el sentido del libro, pero hace tiempo que vengo sospechando que, efectivamente, la derecha norteamericana ha aprendido mucho de Europa. Y si hacemos caso de Bloom, hasta del nihilismo europeo. En cualquier caso, me gustaría saber tu opinión.
Yo creo que hay un problema de definciones; hemos heredado derechas e izquierda por cuestiones puramente históricas y de hemiciclos.
ResponderEliminarDurante mi juventud y parte de mi ¿madurez? me mantuve en el convencimiento de que ser de izquierdas era una acumulación de valores de los que carecía la derecha. Los partidos que me llegaron con casi 40 años, nos embarcaron en la tradición.
Creo que eso está superado ya que las posiciones como ciudadanos no obedecen, espero que sea así, a cuestiones de posicionamiento ideológico, sino de administración, aceptando que una escolaridad común y unos valores europeos y occidentales, dan al trtaste con aquellos posicionamientos transformamdores de la sociedad (?)
Demócratas y republicanos hoy no dicen gran cosa y "Forza Italia" y "El olivo" parecen dos óperas de Verdi.
Yo me siento una persona de progreso en el sentido de los derechos humanos, la solidaridad con los necesitados, la redistribución de la riqueza, el pago de los impuestos, etc., etc. Pero no creo que eso sea ser de izquierdas ni de derechas.
Vivimos en una plataforma del bienestar que no es otra cosa que una soialdemocracia extendida según las posibilidades de cada Estado recaudador.
¿Qué?
La serie de tres artículos de Varela Ortega sobre el estado de nuestra democracia, que nos ha recomendado Lola, debieran leerse con atención y meditarse.
ResponderEliminarSólo un apunte: en democracia, no todo lo que se puede hacer se debe hacer.
http://www.almendron.com/tribuna/?cat=14
La caída del caballo de algunos ocurrió con la contemplación del indecoroso espectáculo de las hordas acosando las sedes del PP entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. En aquellas fechas se rebasaron demasiadas líneas rojas.
Querido Joaquín, es que es el mismo lenguaje: "las hordas acosando las sedes del PP entre el 11 y el 14 de marzo..."
ResponderEliminarEl problema está en el lenguaje. Yo puedo tener convicciones sobre lo que pasó el mismo 11 sin ir más lejos, pero no usaré el lenguaje de una manera tan (no sé que expresión usar), porque no quiero colaborar a esta ceremonia de deslegitimación permanente que se supone que solo acabará cuando los socialistas abandonen de nuevo La Noncloa.
El hecho de usar de una arítmética basado en los relativos, es preocupante: si los socialistas ganaron las elecciones por una migración de votos producidos por la mentira, la falsedad y la conspiración, además de los asaltos y acosos a las sedes del PP, o quienes le votaron (votamos) somos estúpidos o somos delincuentes, o colaborados de una conspiración para tomar el poder forzando la voluntad popular de las mayorías y las minorías. Y como somos más o menos la mitad más algo, ya tenemos la teoría servida de las dos Españas: 50% de víctimas propiciatorias y 50% de delincuentes e irresponsables.
Te tengo por inteligente. ¿Y tú a mi?
También te tengo por inteligente, Luís, por supuesto, y tus comentarios me parecen muy sensatos (éste, sin ir más lejos). Lástima que se haya cerrado el debate (por la campana) aunque me gustaría añadir, un poco idealistamente, que tendríamos todos que esforzarnos por buscar machadianamente la Verdad, más allá de la espuma interesada del debate politiqueril. Y por supuesto, me retracto en ciertos usos del lenguaje... Lo que no deja de poner en evidencia que el lenguaje puede malearse para según qué intereses espúreos.
ResponderEliminarQuerido Joaquín: a mi me dolieron tus palabras cuando las leí. No añadiré nada a lo que ha escrito Luis, pero permíteme que lo subraye.
ResponderEliminarCon respecto a tu última nota: La democracia (la democracia liberal, no la popular, claro está)no está hecha para buscar la Verdad, sino que es la constatación de la imposibilidad de hallarla. La democracia liberal se sustenta en la convicción de que hay opiniones opuestas e igualmente legítimas en la ciudad que están defendidas por personas nobles (con las excepciones de rigor, pero que no dejan de ser excepciones). La ciudad -decía Aristóteles- está hecha de diferencias y la democracia liberal no penaliza estas diferencias, sino que entiende que el proyecto de buscar una armonía entre ellas es el proyecto de la justicia.
Como este Café de Ocata pretende ser un club liberal, tus opiniones (aunque a veces escuezan al camarero) son siempre bienvenidas.
Jajaja... gracias, Gregorio, seguiremos tomando café y seguiremos aprendiendo.
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