Me imagino que si alguien debe tener convicciones fuertes respecto a la verdad del cristianismo, ese debe ser el papa de Roma. Pero en los tiempos que corren, ¿es políticamente correcto que las manifieste. ¿Qué pregunta más imbécil, verdad? ¡Pues en esas estamos!
Me ha gustado hoy
campaña de paladín de la corrección política.
Y me ha gustado también Juan Pedro Quiñonero que es, que yo sepa, el único que resalta la relevancia de que el papa haya citado en su lección magistral en el Aula Magna de
Canta Ibn Hazm:
Me quedé con ella a solas, sin más tercero que el vino,
mientras el ala de la tiniebla nocturna se abría suavemente.
Era una muchacha sin cuya vecindad perdería la vida.
¡Ay de ti! ¿Es que es pecado este anhelo de vivir?
Yo, ella, la copa, el vino blanco y la oscuridad
parecíamos tierra, lluvia, perla, oro y azabache.
Pensaba traer hasta aquí algunas frases del discurso de Benedicto XVI. Pero no, aquellos que estén interesados por conocer la verdad de lo ocurrido, deben leer el texto íntegramente. En mi opinión está en perfecta sintonía con su encíclica “Sobre el amor cristiano”. Que la tengo leída, subrayada y repleta de notas al margen. Durante un tiempo estuve buscando a algún cristiano de primera fila que quisiera comentarla en profundidad conmigo. No encontré ninguno por los círculos en los que me muevo.
Este papa valiente cuando era Joseph Ratzinger, prefecto de
Así, pues, reivindicación de la razón contra el fanatismo de la sinrazón; pero, al mismo tiempo, reivindicación del amor contra el fanatismo de la razón ilustrada y su cansancio nihilista.
La reivindicación del amor como la esencia del cristianismo sitúa las cosas en su justo sitio: Frente al Islam y el Judaísmo, que son religiones de
Mucho me temo que este papa, Benedicto XVI, no tenga tiempo para hacerse oír. Y quizás por eso quienes nos consideramos cristianos de tercera o cuarta fila (porque hace tiempo que dejamos los ritos y las liturgias de lado) pero somos sensibles a sus palabras, debamos contribuir a llevar el eco de su voz más allá del ruido circundante.
Le cedo la palabra a Ibn Hazm:
Los que no saben qué es amor me censuran porque te amo,
pero, a mi juicio, tanto me da el que te injuria como el que se calla.
Me dicen: “Has dejado a un lado todo disimulo,
aunque te mostrabas a las gentes celoso observante de la ley religiosa”.
Yo les digo: “Ocultar mi amor sería hipocresía pura
y uno como yo detesta los hipócritas.
¿Cuándo vedó Mahoma el amor?
¿Consta acaso su ilicitud en el claro texto revelado?
Mientras no cometa cosas prohibidas, por las cuales tema
llegar el día de la resurrección con la cara perpleja,
no hago caso, en materia de amor, de lo que digan los censores,
y, por vida mía, me es igual que hablen a gritos o en voz baja.
¿Es acaso responsable el hombre de algo que no haya elegido libremente?
¿Por ventura el que se calla será reprendido por las palabras que no profirió?
Os presento -si es que aún no lo conocéis- el cartel de ese singular partido que se autodenomina "Ciutadans de Catalunya". Esto puede ponerse divertido. En lo que a mi concierne, estoy dispuesto a contemplar el espectáculo de las próximas elecciones catalanas poniendo a prueba mi capacidad sinóptica. ¡A ver qué doy de mi!
Pregunta filosófica del día
¿No os parece que esta podría ser una buena manera de ilustrar
la tesis central de la filosofía de Tales de Mileto?
Una de las cosas que siempre me ha asombrado es que hasta los periódicos escriban de oídas. Puede resultar que esa famosa "contrastación de la noticia" solamente se produce en casos irrelevantes, pero cuando se trata de leer un texto académico, es mejor no leerlol, porque probablemente no se entienda.
ResponderEliminarOtro asunto que también me sorprende es la presteza con la que, en este Occidente un poco miserable, estamos dispuestos a darle la razón al "otro" y arrojarnos la culpa, no a nosotros, sino a ese ser singular que entre nosotros parece no tener nunca razón.
Los titulares, en una lectura de dos velocidades y al mismo tiempo inteligente, de lo que tratan de informarnos es de la estupidez del Papa y del absurdo comportamiento de la Iglesia Catolica, al provocar de esta manera al Islam.
Como no creo en las conspiraciones tendré que creer en el ejercicio de la imbecilidad como patrimonio de occidente. No solo echamos piedras en nuestro tejado cultural sino que nos ponemos de lado del que pone las bombas y aplaudimos el cabreo de los otros.
Dejando de lado, cuestión para expertos, si la clase magistral del Papa Benedicto es del nivel que se quiera o piense, lo cierto es que no hay en ella la menor injuria al Islam. ¿Lo saben los periodistas? ¿Han leído el texto?
Una vez más la verdad como mentira, la contaminación de los hechos, y pienso que muy grave, sin causa aparente.
Añado:
ResponderEliminarA El Collar de la Paloma, que nos muestra nuestro anfitrión, yo querría añadir unos textos escritos en farsi (hay una excelente traducción de Rafael Cansino Asens) de un maravilloso, casi sublime poeta iraní: las Rubayat de Omar Jayam. También él, como Ibn Hazm fué calumniado y perseguido por los que detentaban la ortodoxia, pero ambos apuntan un hecho importante: siendo importante la religión, más lo es el hombre que sin querer salirse de ello aspira al amor y a la libertad, que son dos partes de una misma cosa.
Luis: ¿Qué rara patología es esta? Los unos están, más que dispuestos, moralmente obligados a enfadarse sin razon y, los otros, que somos nosotros, más que predispuestos, parecemps moralmente obligados a considerarnos culpables de irritación de los primeros.
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ResponderEliminar¡Qué tres nombres! Omar Jayam, Ibn Hazm y Cansinos Asens. De los dos primeros me interesa su obra literaria; del tercero aprendí en Borges a apreciar la obra de arte que fue su vida.
ResponderEliminarYo siempre he creído que la fe religiosa, convertida en el aparato del sistema o estructura de la Iglesia (de cualquier Iglesia) se opone, por principio, a la razón.
ResponderEliminarQue la iglesia haya dado grandes filósofos y pensadores es una interesante paradoja. Que yo sepa, la iglesia no ha dado al mundo un solo científico relevante.
En cuanto a Ratzinger, creo que durante el Concilio Vaticano II su posición era similar a la de Hans Kühng. De nuevo, creo que el poder (yo siempre me topo con el poder), le llevó a virar y presidir el Tribunal de la moderna Inquisición, eufemísticamente llamado De la doctrina de la fe. Gregorio, puede que Ratzinger no haya censurado a Nietzsche en su encíclica (que no he leído), pero qué bien ha censurado a Kühng y a Leonardo Boff, entre otros.
Tampoco estoy de acuerdo en que la religión católica sea la del amor. Los sacerdotes no pueden amar a las mujeres, los hombres y las mujeres no pueden amar a los y las de su sexo; no se puede hacer el amor dentro del matrimonio por amor al otro: sólo para procrear. No se puede amar con condón, aunque estés en una África diezmada por el SIDA. En fin... Yo no soy quién para cuestionar a un intelectual de la talla de Ratzinger, pero hechos son amores.
"Durante un tiempo estuve buscando a algún cristiano de primera fila que quisiera comentarla en profundidad conmigo. No encontré ninguno por los círculos en los que me muevo."
ResponderEliminarYo sí conozco a alguien.
He disfrutado con tus reflexiones, tu enfoque y tu mensaje.
Esa costumbre que se ha impuesto en los últimos tiempos de no molestar al prójimo está llevando a esta sociedad (políticos, prensa, etc) a situaciones verdaderamente ridículas.
ResponderEliminarA este paso los malos serán los que propugnen las libertades individuales y públicas, quienes defiendan la razón por encima de la superstición y la convivencia por encima de la extorsión y la violencia.
Joder, pues si les pica que se rasquen.
Chapeau, (y no sólo porque me has enlazado a mi). Otra cuestión a favor de Ratzinger que ha pasado extrañamente (o no) desapercibida: no hace mucho pronunció unas palabras en catalán (leí una notita en prensa y se acabó); es el primer papa que lo hace. Y mira que con el anterior se intentó tan insistentemente como inutilmente.
ResponderEliminarQuiero hacer un homenaje (parece aquello de aprovecho para saludar...) al que fue mi maestro en la facultad, a quién debo un giro intelectual que, de entrada,suposo disponer de otra manera de mirar el mundo, lo cual no es poco. Quien me hizo leer directamente los textos de los grandes filósofos, "vaya a los textos, los textos", repetía, de Spinoza, Nietzsche, Kant... por supuesto Santo Tomás reivindicado "hasta la médula", decía. Francisco Canals, catedrático de metafísica, carlista y "carca" hasta unos límites incomprensibles, pero muy respetuoso intelectual y humanamente con sus alumnos. En aquella época, durante años, en la facultad, no había color: estaba la poderosa mente erudita de Canals, y todo lo demás.
Lola
Querida Gabriela, dejando de lado tu repugnanca a considerar científicos a un Copérnico o a un Mendel, me gustaría llamarte la atención sobre uno de los textos fundantes del cristianismo, la primera carta a los Corintios, donde se sostiene que el amor es más improtante que la fe y la esperanza:
ResponderEliminar"Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía y penetrara todos los misterios; aunque poseyera en grado sublime el don de ciencia; y aunque mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor no pasa nunca. (...) Ahora tenemos estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más excelente de todas es el amor".
No encontrarás a ningún musulmán ni a ningún judío que asuma esto. Y sin embargo se sigue leyendo en las iglesias católicas (el próximo 20 de septiembre, por ejemplo).
Y no confundamos amor con sexo. Amor como concepto de entrega, respeto y generosidad, de renuncia,no es enamoramiento o pulsión sexual.
ResponderEliminarOtra cosa es que critiquemos a la Iglesia por su postura frente al control de natalidad o sistemas de prevención de enfermedades.
Cualquier crítica a la iglesia o a las iglesias, e incluso cualquier postura atea o agnóstica, no puede dejar de lado la base cultural cristiana, basada como bien dice Luri en el amor.
ResponderEliminarNo imagino una evolución hacia la sociedad de los derechos humanos al margen del cristianismo, entre otras razones porque es imposible. La concepción del individuo con libertad dentro de una sociedad con derechos no se da en el Islam. Es cuando esas sociedades pretenden trasmutar su organización a una occidental, cuando empiezan a vislumbrar los derechos a que hacía referencia.
Los que somos cristianos de tercera o cuarta fila hemos necesitado conquistar una distancia adecuada para ver, más allá de preceptos, escolasticismos, manierismos litúrgicos y pompas curiales, lo realmente importante. Pero en mi caso cada vez pesa más en mi "teshuvá" una cuestión que se mueve entre lo sentimental y lo estético: me gusta el paisaje de los pueblos arracimados en torno a un campanario y no me gustaría ver convertidas las iglesias en centros culturales municipales.
ResponderEliminarAñado una maldad: ... y no me gustaría ver convertidas las iglesias en centros culturales en los que, para predicar un sermón laico, se tuviera que pertenecer a la ínclita orden mendicante de San Saramago.
ResponderEliminarUna observación. Se habla de enfado de los musulmanes, que se conoce por manifestaciones.
ResponderEliminar¿Alguien cree que en las sociedades islámicas hay libertad de manifestación, como para que eso sea un criterio? No nos confundamos con criterios occidentales.
Gregorio, también me gusta ver los campanarios (te lo tomo como una metáfora) pero también una mezquita ú otro símbolo similar.
ResponderEliminarseguro que a tí y a muchas peronas más de las que noscreemos también.
Porqué me tiene que molestar lo distinto? Si así fuese, yo tendría que resultar molesto, digamos, a tí. Y nos perderíamos entre Boff, Kühn, Ratzinger y los condones de Gabriela.
Pero también nos perderíamos el panorama, que 'hoy' pinta 'bello ma non troppo', precisamente porque 'es' todo tan distinto...
(El análisis de Luis me ha parecido acertadísimo y el añadido de anonymous imprescindible).
Gracias por el capuchino...
La identificación del Cristianismo con el amor es cierta pero parcial, y por tanto ya no tan cierta. Es tan injusto identificarla con ese su fondo bueno como identificar al islamismo exclusivamente con su patente fachada violenta, creo yo. No se puede escoger sólo lo conveniente.
ResponderEliminarHe estado poniéndome al día con tus últimos posts: son muy interesantes; da gusto pasar por aquí.
Mire usted, Señor-un-ciudadano-cualquiera: El Café de ocata está abierto a casi toodas las opiniones, pero me hubiese gustado que a la hora de pedir el voto usted se hubiese identificado con nombres y apellidos.
ResponderEliminarHe estado dudamdo de si borrar o no su post. Finalmente lo conservo aunque no estoy muy seguro de hacer lo correcto. La política debe hacerse a cara descubierta, en caso contrario, es que estamos ocultando algo.
Como es obvio, tengo mis propias ideas sobre mi voto, que quizás coincidan o quizás no con las suyas, pero eso no es lo relevante. Lo relevante es que El Café de Ocata es un espacio un poco alejado de la inmediatez política. Y usted con este mensaje distorsiona su sentido.
Nada más.
Ni nada menos.