sábado, 26 de agosto de 2006

Descartes y nosotros I

I
Nací –cuenta Cristina de Suecia en sus Memorias- con buena estrella; tenía una voz ronca y fuerte y todo el cuerpo cubierto de bello. Al ver todo eso, las comadronas creyeron que era un niño. Llenaron el palacio con sus errados gritos de alegría, que durante un tiempo engañaron al mismo rey. El deseo y la esperanza se aliaron para embaucarlos a todos, y las mujeres se hallaron en gran aprieto al ver que se habían equivocado. Apuradas, no sabían cómo decirle la verdad al rey.”

La Reina Cristina de Suecia a Caballo. Sebastian Bourdon. 1653. Museo del Prado

II

Cristina de Suecia: “Te doy gracias, Señor, por haberme creado mujer. Tanto más cuanto que me mostraste tu gracia alejando de mi alma las debilidades de mi sexo: la creaste enteramente viril, como el resto de mi ser.”

¿Hace falta decir algo?

III

La relación entre Cristina de Suecia y Descartes se inició formalmente cuando la reina le dirigió al filósofo la siguiente pregunta: “Se trata de saber cuándo se emplean mal el amor y el odio, cuál de estos dos desórdenes es más devastador.”

Lui Liu, "Puzle"

IV

D’Alembert escribió en 1787 un pequeño entretenimiento titulado Diálogo entre Descartes y Cristina de Suecia en los Campos Elíseos. La reina y el filósofo se reencuentran en el Más Allá después de un siglo de muertos. No es sorprendente su escaso trato, pues, como dice Descartes, “tampoco en la tierra los príncipes y los filósofos viven juntos. Si se buscan algunas veces es por un sentimiento pasajero de necesidad recíproca. Los príncipes quieren instruirse, los filósofos, ser protegidos, y; ambos, la celebridad, pues ni entre reyes ni entre sabios escasea la vanidad”. Cristina recrimina a Descartes su excesivo gusto por la soledad. Un sabio como él hubiera sido mucho más útil a la humanidad si en lugar de encerrarse en sus metafísicas se hubiera dirigido a los ejércitos y las cortes para convencer a los poderosos a vivir en paz. “¡Hubiera sido recibido con los brazos abiertos! –ironiza Descartes- ¡Persuadir a los hombres para que no se degüellen, cuando ni ellos mismos saben por qué se degüellan! Recuerdo lo que según Tácito le ocurrió a cierto filósofo durante la guerra entre Vespasiano y Vitelio. Se interpuso entre sus ejércitos intentando frenar con sus argumentos la riada de sangre. Fue ridiculizado y molido a palos. Después lucharon con más fiereza que nunca”.

Lui Liu, "Paseando el perro"

V

Ortega: “No, señor Descartes: vivir, existir el hombre, no es pensar (...) No existo porque pienso, sino al revés: pienso porque existo.”

Lui Liu, "Narciso"

VI

Esta noche he soñado que me llamaba alterado Javier Pérez Andujar para avisarme que a los robots les había entrado una epidemia de misticismo. “¿A todos?” le preguntaba yo. “¡A todos! ¡Saltándose todas las leyes!” –me contestaba él. Inmediatamente me vestía y lo acompañaba a la oficina central de la fábrica de Robots Universales Rossum. Evidentemente Javier estaá muy afectado. Por alguna extraña razón se siente un poco culpable de lo que está sucediendo. Nos ha recibido el director general, Domin, sentado en una silla giratoria frente a la gran mesa de su despacho. No pierde el tiempo. Nos ha dejado bien claro que no está dispuesto a asumir ninguna responsabilidad sobre los robots que no ha fabricado y que no le preocupa, ni poco ni mucho, si los robos están padeciendo una epidemia de misticismo, porque en algo hay que creer en esta vida, “además de en los dados, amigo Javier”. He salido de allí sintiéndome un poco ridículo. ¿Quién me manda a mí meterme en camisas de once varas? Sin embargo Javier está más preocupado que antes. Piensa que Domin ya está infectado. Y que quizás nosotros también, porque hemos estado con él en la misma habitación.

- Yo…

- ¿Qué quieres decir con eso? –me pregunta Javier.

- ¡Y yo que sé!.

- Así no va a haber manera de entendernos, Gregorio.

Yo (algunas veces)

15 comentarios:

  1. La soledad de Descartes era la soledad de los sabios. Quizás la soledad de la alegría de haberla decidido como modo de vida. O tal vez haya sido por que su sabiduría le demostrara que los hombres y mujeres somos tan imperfectos irracionales, que nos volvemos contra nosotros mismos.
    La mejor defensa es la soledad... Si no persigues la utopía de cambiar al mundo.

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  2. Me gustó lo que escribiste sobre Descartes. No lo conocía mucho y menos aún desde la perspectiva que nos ofreces...

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  3. Maryna: Estoy dispuesto a dejarme convencer por todas las alabanzas. Hace tiempo que decidí desarmarme frente a ellas. Espero, en cualquier caso, no defraudarte en el futuro.

    Diana Laura: Hay algo en las confesiones biográficas de Descartes que nos permite suponer que era excesivamente dependiente del aprecio ajeno como para imaginarlo completamente feliz en la soledad. La soledad del sabio me parece un mito. Necesitamos, inevitablemente, del otro. Sobre todo para conocernos a nosotros mismos.

    Capoblanco: La filosofía también tiene sus mitos y su santoral. Y con frecuencia los manuales se parecen demasiado a un devocionario.

    Un saludo a los tres. Os agradezco que paseís por el Café de Ocata.

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  4. Para mi es el imperecedero atractivo de los diálogos platónicos, que sobrevuelan a las meditaciones solipsistas. Leyéndolos se tiene la impresión de que no se llega a ninguna verdad, cuando es ésa la verdad, precisamente: que cada una ha de hacérsela en diálogo con otros.

    Leer ya es una forma de diálogo (a pesar de lo que se dice en el 'Fedro'), y la práctica de los blogs, tan adictiva, ofrece un utilísimo "feed-back" para quienes se ocupan de cosas intelectuales. En cierto modo los blogs son una nueva forma de paseo bajo un pórtico.

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  5. Joaquín: Yo soy mucho menos optimista que tú con respecto a las posibilidades del diálogo:
    1) Porque el diálogo no puede crear sus propias condiciones de posibilidad.
    2) Luego, su éxito está condicionado por algo pre-dialógico y no-dialógico.
    3) A Sócrates lo mata la ciudad más dialogante de la Antigüedad: Atenas.
    4) La "Persuasión", que con el nombre de "Peitho" era una divinidad adorada en la Atenas democrática, habita más en el ámbito de la erótica y de la estricta retórica que de la filosofía.

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  6. Bien, Gregorio, no obstante es curioso que Platón diese en definir el pensamiento como el "diálogo del alma consigo misma".

    Si me aceptas una analogía "navarra", pensar sería como jugar al frontón (la pelota de la idea tiene que rebotar en la pared que le opone resistencia).

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  7. Efectivamente, pensar es practicar la esquizofrenia intelectual. La analogía, querido Joaquín, me temo que no te la puedo aceptar, porque el cuidado de sí en el diálogo significa que aquello que se cuida es maleable, mientras que chocando la pelota contra el frontón lo máximo que podemos hacer es destrozarnos las manos y destrozar la pelota. Al frontón sólo lo destroza el tiempo.

    Voy a ser aún más radical: el diálogo con los demás acostumbra a acabar mal. Pero de esta manera se le abre al alma (al alma sensata, claro está)la posibilidad de dialogar consigo misma las razones del fracaso. Acabo de oir por la tele, ahora mismo, que es en vacaciones cuando más separaciones hay entre las parejas. Disponen de demasiado tiempo para dialogar.

    Una de las memeces más grandes de la historia de la memez universal la escuché, atónito, el día de la gran manifestación barcelonesa en protesta por el asesinato de Ernest Lluch. Recordarás que Gemma Nierga leía un texto consensuado (es decir, dialogado) entre las diferentes fuerzas políticas. Al finalizar se dirigió (con una iniciativa no dialogada) al entonces presidente del gobierno, Aznar, y pasando del catalán al castellano , "para que todo el mundo me entienda", creo que dijo, pidió diálogo (se entiende que con ETA) apoyando su petición (en la cual, en sí misma, no entro) con este asombroso argumento: Ernest Lluch hubiese dialogado hasta con sus asesinos. Este es un consejo que yo sólo se lo daría a mis peores enemigos: cuando alguien venga a por vosotros, no corráis, no os defendáis, ¡dialogad! Con lo cual llegamos a la conclusión de que las víctimas lo son por incapcidad dialéctica.

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  8. Recuerdo muy bien el asesinato del profesor Lluch (como los de Broseta, o Tomás y Valiente), aunque me apresuro a subrayar que su vida valía igual que la del más modesto número de la Guardia Civil. Lo de la Nierga ("pa llorá") es digno de la historia universal de la infamia.

    Nadie, ningún grupo que aspire a la influencia o al prestigio, renuncia al diálogo. Entiendo que nunca se dialoga incondicionalmente. De ahí la importancia retórica de los presupuestos, contextos y condiciones pre- post- dialogales, como tú dices.

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  9. Aaaah,queridos amigos!, yo que os iba a afirmar: ergo, el diálogo no sirve para el agitado, para quien va a encontrar siempre justificaciones a su mal, simplemente porque no piensa abdicar.

    Pero ya me habéis contestado. Eso, dialogemos! que si no nos entienden la culpa es nuestra. EVIDENTEMENTE, elegimos mal el "idioma".

    Yo he visto a hombres agitados, verdaderamente agitados y os aseguro que son sordos y ciegos y las almas de los que odian no son menos, la quietud de sus cuerpos no es más que el acecho a la presa.

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  12. La dificultad del diálogo "demostranda more geometrico":

    1) La capacidad de acordar es fácil en matemáticas y en todos aquellos casos donde a la verdad se llega por medio de una demostración formal. Nadie se mata (si está en su sano juicio) por un algoritmo, pero nos despellejamos mutuamente con toda normalidad por sinécdoques, metáforas y metonimias.

    2) La capacidad de acordar en el resto de los campos, depende o de la capacidad de convencer al otro y/o de la disposición a renunciar a lo propio.

    3) A las convicciones no se renuncia a sí como así. Y mucho menos a los prejuicios. A lo máximo que se renuncia es a los flecos marginales de las propias convicciones. Recuérdense las intentos de conseguir la unidad de los cristianos, por poner un ejemplo aparentemente fácil (y así no emntamos a chiítas y sunnitas).

    4) La posibilidad de éxito del diálogo es completamente diversa en los casos (supongamos que se acude al diálogo desarmado) del inteligente honesto, del inteligente deshonesto, del fanático y del idiota.

    5) Cuanto mayores son los grupos en diálogo mayor número habrá de inteligentes honestos, inteligentes deshonestos, fanáticos e idiotas.

    6) Nada impide que un inteligente, deshonesto, fanático e idiota sea el dictador de un país, el lider de una secta, el presidente de la comunidad de vecinos o el portavoz de na comisión negociadora.

    6) La comunidad que renuncia a sus convicciones está condenada a disolverse. La política es un sistema de vasos comunciantes ideológicos. Cuando en un lugar se produce un vacío, inmediatamente es ocupado por la ideología próxima.

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  13. Occidente ¿está renunciando a sus convicciones?, pregunto.

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  14. Querida Mar, cuánto me gusta que me hagas esta pregunta, etc.

    ¡No seas exagerada! Así, a bote pronto, se me ocurre el siguiente decálogo de convicciones occidentales:

    1. Si nadie tuviese convicciones, no habría problemas.
    2. Luego hay problemas por culpa de los que tienen convicciones.
    3. Entre estos últimos, los peores son los USA, porque creen que existen malos y buenos en el mundo.
    4. Los mejores, sin duda, somos los europeos, que sabemos que si los malos dejasen de ser malos, podría establecerse la paz perpetua. ¡Y sin necesidad de un tiro!
    5. Los europeos somos los mejores porque arrastramos un gran sentimiento de culpabilidad por nuestro eurocentrismo. Pero seríamos aún hipermejores si dejásemos de ser eurocéntricos y nos pusiéramos en la piel "del otro". Estamos progresando satisfactoriamente.
    6. Creemos en el diálogo. Los males se solucionan dialogando.
    7. El Islam no es que sea malo, es pre-bueno. Hay que darle tiempo, conocerá una etapa de Ilustración y se hará relativista y escéptico, como nosotros.
    8. Israel es malo-malo, porque habiendo conocido la Ilustración se empeña en no ser generoso.
    9. Los Estados Unidos deberían satisfacer nuestros deseos y ser la primera potencia mundial de la historia que se hiciera el Hara Kiri para calmar las suspicacias ajenas.
    10. Tenemos sentido del humor: lo manifestamos riendonos del Papa, de los obispos, de los presidentes de los Estados Unidos y del MacDonald.

    Bueno. Y ya está bien. ¿O no?

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  15. Está bien, está bien...que al final me pasarás minuta. Sigo en el otro post.

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