Pues ha vuelto y se ha enterado del artículo que escribí sobre él en La Vanguardia, y de la entrada que le dediqué en El Café de Ocata, recogida además en el libro del mismo nombre. Y por supuesto se ha encargado de enseñar todo esto a sus amigos africanos. El Fari nunca soñó con verse reflejado de esta manera en letra impresa y, yo, la verdad, tampoco sospeché que le haría tanta ilusión. Y el caso es que, para agradecérmelo quiere que me vaya con él a África. Al Senegal. En coche, por supuesto. (antes de hacer un juicio de valor, échenle una ojeada al mapa), con no sé cuántos senegaleses más. Mi mujer dice que haga lo que quiera, pero que ella rescate, no paga; mi hija, sin embargo, dice que colaborará con lo que pueda si es necesario; mi hijo me mira como si pensara que no puede hacer carrera conmigo. El único que creo que me respalda incondicionalmente es mi nieto de nueve meses, a quien tengo puntualmente informado de todo esto.
Aún no tengo decidido nada, pero pienso en Muhammad, el paquistaní que vende películas y música por Ocata. Nos hemos hecho amigos, pero no me atrevo a hablar de él, por lo que pueda pasar... La lectura de Vides improbables, de Ferran Sáez, no me ayuda nada, sino todo lo contrario. Hoy he tenido que cerrar el libro tras leer esto sobre unas islas: "estaban llenas de salvajes, licenciosos en sus costumbres pero del todo inofensivos."
yo me iba. Pero no en coche, en avión hasta el Senegal y que le vengan a buscar al aeropuerto!
ResponderEliminarSi, eso es lo que me dice la gente sensata que me rodea... por eso precisamente dudo.
ResponderEliminaraiii! me parece
EliminarPues yo iría en coche con El Fari. Imagínese cuántas horas de conversación.
ResponderEliminarMr. K: Sí eso también hay que valorarlo... parece que se turnan en el volante para parar únicamente para poner gasolina y aliviar el cuerpo y el alma con las oraciones de rigor.
ResponderEliminar¿Quedaría muy feo ir leyendo la República de Platón?
No. Cada uno alivia el alma como mejor sabe.
ResponderEliminarNo ocurre todos los días que a uno le inviten a hacerse un Barcelona-Dakar sin coches de apoyo ni caravana mediática detrás. ¡Eso sí es aventura, Don Gregorio! Como esos británicos de finales del XIX. Eso sí, es imperioso que se haga usted con un salacot.
ResponderEliminar¿Puedo ir? Prometo no cantar el waka-waka.
ResponderEliminarArrebatos: Yo pensaba adentrarme en las áfricas con una boina navarra. ¡Hay cosas irrenunciables, oiga usted!
ResponderEliminarCacique: Consultaré el asunto, a ver si entre la muchedumbre de viajeros hay sitio para alguien más. Si es así, podríamos sortear la plaza entre los amigos de este café.
ResponderEliminar¡Ay, ay, ay, señora, venga usted corriendo, que al señorito le ha dado un ataque de rimbó! (voz de Gracita Morales)
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