Je. Y qué mirada matona le pega casi al final. "Sabe" que acaba de putearlo, con perdón. Cuando tenía dos gatas, este tipo de afrentas eran constantes. Vivían para hacerse la puñeta la una a la otra. Ahora, la que me queda, está tan feliz como apalancada, en una vida sin dialéctica.
Je. Y qué mirada matona le pega casi al final. "Sabe" que acaba de putearlo, con perdón.
ResponderEliminarCuando tenía dos gatas, este tipo de afrentas eran constantes. Vivían para hacerse la puñeta la una a la otra. Ahora, la que me queda, está tan feliz como apalancada, en una vida sin dialéctica.
me queda la duda - creo que razonable - de si son imágenes reales o bien generadas por ordenador.
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