Sirva este post de resumen, que no es cuestión de fatigar a nadie. Ya se sabe que los ardores patrios de uno suelen producir ardores de estómagos ajenos. Y no estoy por la labor. Cuatro foticos con algún comentario y volveremos a la realidad cotidiana.
Pintada en Tudela, justo en la orilla del Ebro. Lo del "Viva el amor y no el Statut" me llegó al alma. Hay que añadir, para decirlo todo, que al lado había otra pintada, muy probablemente salida de la misma pluma que decía: "Que vuelva Verano Azul".
Me ha sorprendido muy gratamente la energía de las empresas pequeñas y medianas de Navarra, dispuestas a mantener la mejor fidelidad a la tradición, aquella que consiste en transmitirla creativamente en lugar de repetirla mecánicamente. Si Navarra ocupa los primeros puestos de productividad en España no es por casualidad.
Desde las Bodegas Fernández de Manzanos, de Azagra, se divisa Calahorra, Castilla, desde donde llegan, como todo el mundo sabe, los peores nublados.
Mendavia, desde las Bodegas Barón de Ley.
Los peregrinos que hacen el camino de Santiago pueden aliviar su sed, al llegar al Monasterio de Irache, con esta fuente que mana vino, tal como suena, gratuitamente para todos. No es que sea un gran reserva, pero la idea publicitaria merece un premio.
Puente la Reina, por supuesto.
Los despojos del enemigo... sobre la mesa del Restaurante Ayestarán, en Lecumberri.
Desde San Miguel de Aralar el cielo se confunde con la tierra.
Sierra de Aralar. Uno de los lugares míticos del imaginario navarro.
La Sierra de Abodi desde el Puerto de Laza, en el corazón del Pirineo Navarro. Tras recorrer el Valle del Roncal de sur a norte esperaba el Valle de Salazar.
Itzea. El caserón de los Baroja en Vera de Bidasoa. Era obligado ir en peregrinación a agradecerle a don Pío algunos grandes momentos que me ha proporcionado recientemente.
Vera, desde Itzea.
Olite. No acabó el viaje aquí. Vino después la visita a la abadía ciesterciense del Monasterio de la Oliva (buen vino y mejor queso, el de los frailes) y, por último, Ejea de los Caballeros, en Aragón, a donde había que ir a probar los vinos de Las cinco villas.
Por culpa del Barón de Ley, pero también del Barón de Oña, del Marqués de Riscal, del Marqués de Cáceres, del Duque de Alba o del Conde de Valdemar mi firmes convicciones republicanas se tambalean.
ResponderEliminarEnvidiable periplo el suyo, sí señor.
Grandes fotos y gan tierra esa de Navarra.
ResponderEliminar¡Cómo nos pusimos don Gregorio! Eso sí que es una ruta de las buenas: grandes comidas y mejores vinos. Supongo, vamos.
ResponderEliminarQué recuerdos me traen, de mi viaje como peregrino, tanto el vino de Irache, como Puente la Reina.
Gracias por el recuerdo y saludos.
Era un día claro cuándo sus señorías,peregrinos del yantar,pisaron Aralar?Acaso su ojo temulento lo vió turbio?
ResponderEliminarQuién me ha cortado el árbol de Itzea?
en tafalla , no probaste los famosos pinchos del bar beratxa, en compañia de tu cliente del cafe ocata.
ResponderEliminargregorio, si puedes visita un pueblo llamado sorlada, te encontraras con una maravillosa iglesia, dedicada a san gregorio ostiense. merece la pena.
ResponderEliminarEso es vida Gregorio ...:)
ResponderEliminarja ja ja
ResponderEliminarArrebatos: Entre los descubrimientos muy6 notables de este viaje está la Bodega Alzania, dirigida por un maestro enólogo, José Manuel Echeverría, que tiene como emblema el águila negra de los reyes de Navarra. Estoy con usted. Hay convicciones que no pueden soportar según qué pruebas.
ResponderEliminarGracias, Enrique.
ResponderEliminarSaludos a Musairibo, don Sergi.
ResponderEliminarAnónimo: Un viaje temulento... es cierto... a veces la realidad se entreveía solamente.
ResponderEliminarSobacaz: Llegamos a Tafalla el martes a las 10, con la intención de visitar el Túbal y hacer un par de consultas. En poco más de media hora cumplimos. Eso sí, compré los famosos caramelos de Tafalla.
ResponderEliminarPeggy: Y lo peor es que hoy me esperaba en Barcelona una comida de esas que dicen de trabajo...
ResponderEliminarTumbaíto: ¿?
ResponderEliminarAnónimo dijo...
ResponderEliminarGregorio: En la descripción de esos parajes "tan suyos" se nota claramente el amor que profesa a esa tierra. Es un regalo para los sentidos poder disfrutarlo a través de su relato. Gracias. Sólo un apunte: ¿No salió de su garganta una jotica al viento por la sierra de Aralar?
Neelam
Neelan: ¡Sin duda! ¡A los chopos de la Ribera, se la dirigí! Y después, un irrintxi.
ResponderEliminarEn verdad que es un placer poder oir sus pequeños relatos. Que una empieza a leer y al cabo de unos minutos se da cuenta de que se ha quedado colgada de viaje en una tierra que nunca visitó. Que ganas y que alegría a través de sus ojos. No hace falta preguntarse si el resto de mortales lo veríamos así.
ResponderEliminar¿En su tierra, Don Gregorio, tienen una expresión propia para la Saudade?
ResponderEliminarKSNDR
Un pequeño apunte, desde hace muchos años, desde que existen Comunidades Autónomas y esas cosas, Calahorra no es Castilla, sino La Rioja. Para vislumbrar Castilla desde Azagra, creo que habria que subir muy alto, y tener autentica vista de águila
ResponderEliminarAnónimo: Yo me aferraba a las palabras de mi abuelo, muerto mucho antes de que hubiera comunidades autónomas, que siempre señalaba el otro lado del Ebro como "Castilla"
ResponderEliminardesde azagra se puede contemplar, sierra cebollera, provincia de soria , comunidad de castilla leon.
ResponderEliminar¡Sobacaz, me ha salvado usted!
ResponderEliminarGracias mil.