I
Una cultura es, básicamente, una comunidad de calendario. Es decir, una manera de organizar el tiempo de acuerdo con lo que se considera importante. O, dicho de otra manera, una manera de aparentar la domesticación de la naturaleza. En la Europa cristiana era el cristianismo el criterio que permitía organizar el tiempo. En la Europa poscristiana es la cultura.
II
La obertura cultural que está conociendo Europa exige la presencia de fiestas laicas en la creación de un calendario en el que se pueda reconocer una población cada vez más heterogénea. Para que nos podamos reconocer en una fiesta laica (para poder sentirla como nuestra) hemos de poder celebrar en ella lo que tenemos por lo mejor de nosotros mismos.
III
Podríamos decir, pues, que lo que llamamos generalmente cultura es, básicamente, una poética narcisista que nos permite sentirnos bien orientados hacia lo valioso tanto a los individuos como a las colectividades. Y muy probablemente tiene que ser así.
IV
Las fiestas nos permiten ponernos espiritualmente en forma para poder sobrellevar los días laborables.
V
Cuando en los días laborables de los tiempos cristianos se sentía la necesidad de oración, se entraba en una iglesia; ahora, cuando sentimos el deseo de ser mejores (o de elevarnos espiritualmente) entramos en un equipamiento cultural. Una biblioteca, un museo, etc. Es aquí donde pervive el espíritu de
VI
Por eso continuamos dedicando ingentes recursos económicos a "la cultura". Nuestros programadores culturales suelen ser o cínicos u optimistas antropológicos.
VII
El hecho es que vivimos en una democracia cultural. Cada vez le pedimos menos cosas a la política y más a
VIII
De ahí la enorme relevancia de esa “cultura universal” (que poco tiene que ver con la cultura popular) que Nietzsche equiparaba a la barbarie.
IX
La expresión más bárbara de la cultura universal se ofrece en la convicción de que al consumir productos culturales nos transformaremos en sujetos críticos, con iniciativa, innovadores y autónomos. Esta es la manera universal de igualarnos en nuestra autonomía como consumidores de productos culturales idénticos. En este sentido, la cultura puede llegar a ser un dispositivo anestésico. Y quizás tenga que ser así.
X
Conclusión: hay cosas que proporcionan un valor añadido a nuestra vida. La principal era anteriormente la religión, hoy lo es la cultura. En cualquier caso, necesitamos proporcionar valor añadido a nuestra vida.
Discrepo de la conclusión. En España, la religión ha sido substituida por la (pseudo)ideología, el forofismo y la cultura entendida como objeto de consumo -que bien poco tiene que ver con la Alta Cultura.
ResponderEliminarExactamente, eso. La Cultura es el calendario. Nunca estaré tan de acuerdo con usted, como los estoy ahora en este enunciado. Hace años demostré fehacientemente que le cultura es una temporalización y concretamente es una celebración.
ResponderEliminarLa cultura es a fin de cuentas una conciencia de la temporalización expresada ésta como un rito. Y ese rito es un tiempo de repetición llamado Fiesta. El sacrificio es a la estructura como la fiesta al eterno retorno.
[ “La Cultura es uno de los ideales prácticos de mayor rango: el Estado de Cultura ha llegado a ser un ideal de rango superior al del Estado de Derecho y, por supuesto, de más alto prestigio que el Estado de Bienestar.
ResponderEliminarSin embargo, nadie entiende qué es eso de la Cultura, como nadie entendía antaño qué era la Gracia de Dios. La Cultura es un mito, y un mito oscurantista, como lo fue el mito de la Gracia en la Edad Media o como lo fue el “mito del siglo XX”, el mito de la Raza, en la primera mitad de nuestro siglo. En cierto modo podría decirse que el mito de la Cultura incorpora, además, a través de los nacionalismos de fin de siglo, muchas de las funciones que el mito de la Raza desempeñó hasta el final de la segunda guerra mundial” ]
[ "No deja de sorprendernos una y otra vez la capacidad que ha ido adquiriendo el término genérico cultura para justificar o converir importancia o dignidad a otros términos más específicos (y, desde luego, a otros términos genéricos de extensión aproximada); términos que, fuera del manto protector de la nueva idea de cultura, parecen perder importancia y dignidad.
En cualquier caso, no se trata de un proceso único; pues el marco genérico suele proyectar su luz sobre los contenidos que en él se representan: el Desfile del 12 Octubre 2003. Bandera EE.UU. Zapatero permanece sentado.adjetivo democrático justifica, en nuestros días, y confiere dignidad a muchas formas de comportamiento que, consideradas en sí mismas -por ejemplo, el escuchar "respetuosamente" las majaderías que suelta el interlocutor-, perderían esa dignidad o al menos esa importancia.
El "espíritu de diálogo", la actitud tolerante o transigente ante cualquier tipo de opiniones, aunque sean las de un vidente que delira, serán actitudes justificadas y ponderadas por lo que tienen de "talante democrático", es decir, en la medida en que se contemplan incluidas en un marco democrático." ]
EL MITO de la CULTURA, Editorial Prensa Ibérica, 1996. Gustavo Bueno.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn cualquier caso, necesitamos proporcionar valor añadido a nuestra vida
ResponderEliminarFalsa disyuntiva. Tengo la impresión, además, de que el razonamiento se ha construido a propósito para llegar a esa conclusión. "Cultura", en el estrecho sentido que se le da en este argumento, y "religión" no son alternativas excluyentes y muchísimo menos agotan el espacio de posibilidades. Por el contrario, en un país como España, la "cultura" (y especialmente la cultura del calendario) es lo que utilizan los representantes de la "religión" para taparse las vergüenzas y para disimular la falta de atractivo del producto que venden.
La cultura es la prolongación desesperada de la religión tras su agotamiento: un producto ofrecido por los mismos que ofrecen la religión... y consumido por la misma clientela.
O dicho con palabras "culteranas": creo que está tomando lo diacrónico por sincrónico.
ResponderEliminarMaty: Discrepar de mi me temo que no te concede ningún valor añadido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enrri: le he estado dando vueltas y no encuentro otra definición mejor. Pero eso significa que toda cultura es una manera específica de alejar de sí la naturaleza.
ResponderEliminarMaty: Como dice Eduardo, es probablemente lo mejor que ha escrito Bueno últimamente.
ResponderEliminarVaya, me ha hecho venir a la memoria que el otro día, mientras el dependiente me fotocopiaba unos documentos, observaba indiferente mi alrededor hasta que unas estampitas de santos por unos cuantos céntimos, en medio de revistas sobre cartomancia y magia para retener novios, me hicieron dudar:¿pero de esto último no se encargaba Santa Rita?
ResponderEliminarDoña Mar: Me veo en la obligación de corregirla. De agenciar novios se ha encargado siempre San Antonio de Padua. De gran utilidad ha sido dirigirse a él con esta oración:
ResponderEliminar"San Antonio te ruego
que a mi persona
no permitas le digan
la solterona."
Santa Rita es la patrona de las causas imposibles, por lo cual conviene -si de buscar novio se trata- dirigirse a su negociado después de haber pasado por el de San Antonio.
Un pelín más en serio: Es exactamente eso. Hemos cambiado las estampitas de oraciones por los libros de autoayuda o los esoterismos varios. Yo, personalmente, prefiero los santos, que visten más. ¡Dónde vamos a parar!
Yo, personalmente, prefiero los santos, que visten más.
ResponderEliminar¡¿?!
¿Es usted politeísta, don Gregorio?
En todo caso, poliagista. Sí, me gustan los santos y sus vidas. Tanto es así que uno de los libros de los que no pienso desprenderme es la "Leyenda aurea", de Santiago de la Vorgágine.
ResponderEliminar... pero no creerá que San Jorge cura el "mal francés", que la sangre de San Pantaleón se licúa todos los aniversarios de su martirio (¿según el calendario juliano, o el gregoriano? ¡es que hay santos que están a la última!), y que Santa Rufina y Santa Justa regresaron a Sevilla para que sus torturadores siguieran dándoles caña... ¿o sí?
ResponderEliminarY para no dejar fuera alguna alternativa, ¿tampoco será de esos que creen en la creencia solamente?
Freman: Yo creo que el movimiento se demuestra huyendo.
ResponderEliminarNo se huye persiguiendo una sombra en círculos. Pero claro, cada cuál es libre de creer lo que le parezca más consolador, o menos peligroso, o lo que sea.
ResponderEliminarYo, por ejemplo, prefiero creer que el conocimiento nos ayuda a sobrevivir, y que la mentira tiene patas muy cortitas.
Claro, evidentemente, "el conocimiento nos ayuda a sobrevivir". Eso se lo admitirían San Juan de la Cruz o Santa teresa de Ávila sin restricciones. En el Evangelio se sostiene: "La verdad os hará libres" (Jn 8,32).
ResponderEliminarPor eso -entre otras muchas cosas- me gusta Heidegger. Vio con claridad que en realidad es la libertad la que nos hace verdaderos.
¿Antes, o después de hacer pública profesión de su nazismo cristiano?
ResponderEliminarLa palabra 'cultura' sirve para todo, ciertamente, y por ello hay tantas definiciones del término. Creo que alguien las recopiló y no pudo acabar el recuento.
ResponderEliminarSobre política y cultura, cada vez forman un matrimonio más sólido, los políticos nos dictan la cultura que hace falta consumir y la subvencionan y ya se sabe que 'qui té el cul llogat', con perdón. Eso vale desde la más alta cultura a cualquier acto vecinal con alguna pretensión. La iniciativa individual y el asociacionismo libre son residuales o me lo parece.
Sobre santos, precisamente a Santa Rita, que celebra el santo el día de mi patrona y, por lo tanto, le quita protagonismo, no hay que pedirle novios ni cosas de tipo sentimental, ya que fue desgraciada en su matrimonio. Para el resto sí que sirve, pues es abogada de los imposibles.
Freman: Creo que lo dijo mientras se comía una ensalada de patatas.
ResponderEliminarUna pregunta que me gustaría que me contestaras: ¿Por qué la colaboración indudable de Heidegger con el nazismo sirve para impugnar su filosofía mientras que la de Konrad Lorenz no afecta -por lo visto- en nada a la etología?
Júlia: La escandalosa ignorancia del santoral por parte de las nuevas generaciones no presagia nada bueno. Los santos también tienen su corazoncito.
ResponderEliminarRespecto a la cultura, que la queremos tanto, hay que tener en cuenta los dos sentidos de "culto".
mientras que la de Konrad Lorenz no afecta -por lo visto- en nada a la etología?
ResponderEliminar¿Quizás porque la filosofía de Heidegger es una petición de principio? Tampoco impugno el Principio de Incertidumbre, y Heisenberg fue otro pájaro de cuenta. Pero gracias a dicho principio funciona el ordenador en el que escribo esto. Y en todo caso, ni la etología de Lorenz ni la mecánica cuántica de Heisenberg convertían en nazis a sus autores, ni intentaban justificar sus malas decisiones.
Ah, y ya sé que Heidegger tuvo alguna amante judía. Eso es típico: todo antisemita se busca un amigo judío. Chesterton tenía una secretaria, por ejemplo.
Es que yo lo decía por aquello de Santa Rita, Santa Rita que lo que se da no se quita... y hay mucha lagartona y eso.:)
ResponderEliminarMar: En ese caso está más que justificado el recurso a la Santa.
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