I
Estaba en mi caminata vespertina cuando me encontré con G., a quien hacía muchos años que no veía. Parecía haber empequeñecido y engordado pero aquel vestir descuidado que lo caracterizaba se ha convertido en un vestir muy cuidado. Me imagino que son dos caras de la misma intención de llamar la atención. Sin venir a cuento me aseguró que vive en el Bajo Aragón, «donde soy el puto polaco independentista». Cuando yo lo conocí, de independentista no tenía absolutamente nada, pero no seré yo quien critique a nadie por cambiar su perspectiva política. Tras darnos la mano, dio unos cuantos pasos y se volvió de repente para decirme: "Yo ahora vivo en modo zen". O sea, que sigue siendo el fantasma de siempre.
II
Desde que me he puesto a caminar en serio voy conociendo mejor los pueblos próximos. Viajar en coche es una manera de ignorar los paisajes. Ayer fui de Alella a Montgat por el Camí del Mig. Las viñas están ya en sazón. La vegetación se muestra cansada y me acompaña el polvillo en suspensión que levanto yo mismo al caminar. Todo transmite la imagen agostada de finales de verano. En Montgat descubro las mismas urbanizaciones anodinas que he dejado atrás en Alella. Colmenas horizontales que no son sino formas de estabular nuestra manera de habitar.
III
En esta comarca del Maresme lo único que se mantiene intacto es un cielo que en verano solo se deja mirar de soslayo y la sugestión del mar. Y con eso es suficiente.
Últimamente, en estos posts de Agosto, lo encuentro muy faltón hacia sus vecinos....
ResponderEliminarE(R/S)
Ay el Maresme!
ResponderEliminarMe añoro más de su serralada que de sus playas. Si UD no ha caminado el turó del pi solitari, previa parada en el Poblado ibérico, hasta ascender a l'ermita de Sant Mateu, no sabrà qué és el Maresme ancestral. Aunque le caerá un poco lejos.
E(R/S)