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domingo, 18 de agosto de 2024

Más muertos

 I

Me decía L. el viernes pasado que se había quedado sin amigos para jugar al mus en el bar de siempre. La muerte, voraz, le estaba dejando sin partida. Le entendí perfectamente.

II

La mujer de J. se sienta a mi lado mientras me tomo el café con leche. Tiene grandes ojeras y está desmadejada. J. es más que un mero conocido y menos que un amigo, pero lo aprecio mucho. No espera que dure más allá de este mes. La escucho en silencio pero con la sensación de que mi vida se va desprendiendo de mí. Las vivencias están vivas mientras puedes encontrarte al doblar cualquier esquina con alguno con quien rememorarlas. Cuando sabes que a la vuelta de la esquina ya no te espera ningún recuerdo predispuesto a revivirse, se deshilachan. La muerte de los amigos y conocidos tiñe tus vivencia de un cierto aire espectral: solo te tienen a ti en el mundo para verificar que durante unas horas, o quizás solo durante unos segundos, fueron la realidad más real. 

III

He comenzado a leer Fray Gerundio de Campazas. No me resulta fácil seguir con entusiasmo la facundia burlona del padre Isla. Ando perezosillo y amodorrado. Estos días una cerveza bien fría es para mí mejor compañía que un libro (que me perdone Plotino). Pero de vez en cuando me encuentro con expresiones que utilizaba mi madre y que hace mucho tiempo que he dejado de escuchar. La última: "¡Qué charro!" "Charro" es una palabra curiosa que ha ido adquiriendo significados a medida que era recogida aquí y allá, por distintos hablantes, pero en mi pueblo se aplicaba a alguien carente de elegancia, basto, vulgar, sin pizca de donosura. Me agarro a estas expresiones porque me ayudan a reverdecer ese mundo que dejan vacante mis muertos. Mueren amigos y resucito palabras.

IV

Tirando la basura me encuentro con A., que está rodeado de bolsas con botellas de cerveza. No hablamos de cervezas ni de basuras, sino de la realidad, que nos va arrinconando, dejándonos como espectadores desinteresados de lo que ocurra en el ruedo. Lo nuestro es el burladero. Cada vez hacemos menos esfuerzos por comprender lo que no entendemos y como lo que no entendemos va a más, cada vez somos más islas a la deriva. Monadas que se lleva la corriente.

V

¿Será el cansancio del calor? ¿El hastío del estío?

VI

Mañana comenzaré a escribir el artículo para el ARA. Se titulará La intuición compartida.

2 comentarios:

  1. Hoy me desperté con un pensamiento simple y absurdo: no caigamos en los dos extremos, ni Dios es el hombre ni el hombre un dios. El Xtanismo hizo que Dios fuera hombre y Nietzsche hizo que el hombre fuera Dios. Pero los griegos, tan viejos y tan cucos algunos (no todos) pensaron en los semidioses.

    E(R/S) me llaman "rango reescalado"

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  2. Me iré a dormir con otra idea: Deleuze dice que si Spinoza es el Cristo de los filósofos, Cristo es el dios de la inmanencia pq permite pasar de lo infinito a lo finito en orden al principio de continuidad sin dar lugar a pensar en el principio de trascendencia. Jamás digáis de Deleuze que es ateo. Por Dios!
    Bona nit
    E(R/S)

    ResponderEliminar

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