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jueves, 8 de agosto de 2024

Perdido en San José

 I

Esta tarde me he perdido en San José. Al volver de Cartago he pedido que me llevasen a una librería de viejo y que me dejasen allí. El librero, amable, pero sus libros no me han interesado nada. Quizás lo más notable que he encontrado ha sido el váter en la trastienda, con cucarachas que parecían conejos con armadura. Al salir de la librería, creía estar siguiendo las indicaciones que me han dado, pero en vez de coger la calle 1 he cogido la avenida del mismo número y me he ido por las ramas. Como estaba totalmente desorientado le he preguntado a una mujer por mi hotel. Me ha mirado con cara de asombro y me ha dicho que saliera inmediatamente del barrio en el que me encontraba. ¿Qué hacía yo por allí con traje y notables pintas de extranjero? He vuelto para atrás y después de dar mil vueltas sin sentido, he encontrado la calle que buscaba.

II

Sobre la equidad. Cuando les digo a los costarricenses que, educativamente hablando, su país es uno de los más equitativos del mundo, no se lo creen; pero lo son, porque apenas hay dispersión de notas entre ellos. El 71% de la población escolar de quince años está en los dos niveles inferiores de PISA y en los superiores no hay nadie. O, para ser más exacto, los que pueda haber no llegan al 1%.

III

Costa Rica está desorientada. Tuvieron un muy buen sistema educativo y ahora miran con tanta melancolía hacia atrás, que se olvidan de mirar hacia adelante con ilusión. No me canso de repetirles que las imágenes que proyectamos sobre nosotros mismos son siempre verdaderas en sus consecuencias.

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