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viernes, 16 de agosto de 2024

Porque sí

 I

Comienzo Prohibido repetir, libro que saldrá a la venta el 28 de este mes, recuperando Las dos fuentes de la moral y de la religión, de Bergson. Básicamente lo que sostengo es que ya no podemos vivir en sociedades cerradas. Estamos condenados a vivir en sociedades abiertas que llevan en su apertura la semilla de su autodestrucción. 

II

La sociedad cerrada es la que obedece la ley sin preguntarse qué es la ley; la sociedad abierta es la que, tras preguntarse qué es la ley, descubre que toda ley es provisional y arbitraria y que lo único constante es el tiempo. Según Bergson (y esto nunca lo entendió Popper) el punto de no retorno a las sociedades cerradas lo marcaron Sócrates y Jesucristo.

III

De esto hablaba recientemente con un sabio discreto, Claudio, que me hacía notar la difícil identificación de sabiduría y justicia en el Gorgias de Platón.

IV

He salido de misa esta tarde sin haber entendido ni una palabra de lo que ha dicho en el sermón el celebrante en un flojo castellano. Se lo he comentado a mi mujer que me ha reconocido que a ella le ha pasado lo mismo. En este punto ha intervenido con contundencia mi suegra: "A misa no se viene a entender al cura; se viene porque hay que venir".

IV

Esto, el "se hace porque hay que hacerlo" es lo propio de las sociedades cerradas. Se han quedado, sí, irremediablemente atrás, pero en ellas se sabía qué hacer y por qué hay que hacerlo. De hecho en ellas el qué y el por qué se identificaban en el común respeto a una ley aproblemática. Nosotros valoramos la ley por sus beneficios, que en sociedades que han hecho del pluralismo un valor constitucional supremo, son siempre polémicos. 

V

Wittgenstein preguntaba: "¿Por qué he de decir la verdad si me resulta más beneficioso mentir?"

VI

¿Por qué?

4 comentarios:

  1. Esto ya lo dijo el gran filósofo (J.Mota, 1992) en su célebre obra: "Si hay que ir se va, pero ir ‘pa ná’ es tontería."

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  2. “De hecho en ellas [las sociedades cerradas] el qué y el por qué se identificaban en el común respeto a una ley aproblemática.” ¿Aproblemática? Depende de para quién. Las minorías, salvo en comunidades muy pequeñas, tribus, siempre han existido, y con ellas el sufrimiento de los “diferentes”, sometidos a leyes problemáticas para ellos… A no ser que aproblemática signifique irresoluble. Lo cual lleva a un callejón de sin salida, en las sociedades abiertas porque conducen a la autrodestrucción, y en las cerradas porque consideran lo extraño o diferente, inasumible.

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  3. IV: Algunos pensamos que a misa se va para charlar con Dios, por si quiere decirnos algo.
    Y ya fuera bromas, teológicamente hablando, es una manera de ofrecernos en sacrificio, en pro de la misión a la que estamos llamados.

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