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sábado, 3 de agosto de 2024

Crítica de la oveja negra

 I

He asistiendo a un sudoroso congreso pedagógico en Punta Cana y me he encontrado con que la oveja negra sigue teniendo muy buena prensa entre los pedagogos modernos. Así que voy a defender a la oveja blanca.

En primer lugar, porque sin ovejas blancas, las ovejas negras serían la ortodoxia, como pasa con la pedagogía actual. 

En segundo lugar porque no hay pedagogo ortodoxo que no ensalce a la oveja negra, pero estoy seguro de que esos defensores de la excepcionalidad rebelde desean que los aviones aterricen y despeguen a su hora, que los servicios de estén impolutos, que el personal sea amable y eficiente, que el compañero del asiento de la izquierda no sea un terrorista y que el del asiento de la derecha se lleve bien con la higiene. Tiendo a creer que ellos, como yo, esperan encontrarse las cosas de casa, al llegar después de un viaje, como esperaban encontrarlas (que no esté su hogar okupado, por ejemplo), que su sofá y su cama sigan allí, y que su mujer no se haya fugado con un cura del Palmar de Troya. Juraría que tampoco se sentirían muy felices si, al despertar al día siguiente, se encuentran convertidos en un monstruoso insecto o en un monstruoso vegetal.

Es decir, bien por las ovejas negras, que son la respuesta a nuestra insatisfacción permanente con lo real, pero sin avasallar con lo posible; que nos vayan introduciendo los cambios sin poner el mundo cada día boca abajo, o sea, que nos ofrezcan sorpresas fragmentarias que sea (relativamente) fácil integrar en la previsibilidad de un mundo cambiante.

II

Cuando la locura esa de las competencias del futuro (toda competencia del futuro es una competencia que el presente, con su inteligencia disponible, postula para un futuro que siempre llega con sorpresas bajo el brazo) se solía decir y repetir que el 66% de los niños que comienzan la escuela trabajarán en trabajos que aún no han sido inventados y tendrán que resolver problemas que hoy nadie se plantea. Si fuera verdad, que no lo es, debiéramos estar muy agradecidos al 34% de personas que según el porcentaje anterior, seguirán manteniendo en pie la previsibilidad del mundo.

III

Vayan ustedes por esos pueblos de Dios, que se encontrarán a todo el mundo, desde campesinos a panaderos, pasando por policías municipales y barrenderos, trabajando con tecnologías que hace treinta años eran inimaginables. ¿Cómo las dominan si en la escuela nadie les habló de las competencias del futuro? Las dominan porque su funcionamiento, pasado el momento inicial de la sorpresa, resulta previsible.

IV

Por cierto, me temo que al lobo le importa poco la piel de la oveja. Lo que le importa es si el pastor está dormido o despierto.

8 comentarios:

  1. Su discurso me resuena a Quetelet, a Gauss, a Kant, en fin a Platón.
    Porque el mundo, la realidad, la posibilidad y la probabilidad depende del lobo, no de las ovejas. Y precisamente por eso es infantil una filosofía hecha de ovejas blancas, que no es otra cosa que la del valor promedio que tanto ha enamorado al Comunismo y a las dictaduras.

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    1. Son Uds, precisamente, los del pastor guiando a las ovejas blancas, los que no soportan que la realidad sea lobezna, hecha de saltos, discontinuidades, exaiphanés, de repentes inexplicables, crashes, excepcionalidades....hay una neurosis obsesiva por el dominio de la realidad en toda la historia de la metafísica, que es un comentario de la ideología platonica

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  2. Gracias a Dios, la física termodinámica y la matemática financiera, por poner dos ejemplos, se han dado cuenta de que la realidad no es gaussiana, y por supuesto ni platónica ni aristotélica

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  3. Cada día que pasa, me siento más lobezno. Ayer mi hijo mayor nos invitó a comer y luego a un helado. La heladería estaba en una de esas "superillas" que el colauismo impuso hace años y siguen igual. Me negué a hacer una cola de 25 personas para para adquirí un helado. Todo turistas, ni una sombra, pero infinidad de parterres y bancos a la😚 solana. Me planté en el centro de uno de ellos y grite con todas mis fuerzas: "Odio las superillas". La gente se sorprendió.....pero todo seguía con la misma monotonía del valor promedio...

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  4. Hablando de cisnes negros, mire hoy la bolsa!

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  5. El lobo ha atacado a sus ovejas blancas

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  6. Y aun no ha atacado Irán a Israel, ni ha llegado PuigDaemón a Catalunya. Esta semana el lobo se come las ovejas blancas

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  7. Estoy muy de acuerdo con usted, Don Gregorio.
    Creo recordar que era Chesterton el que defendía que los cambios han de ser lentos. Él llamaba a los cambios rápidos "revoluciones". Y por desgracia las revoluciones suelen dejar muchos "cadáveres" ( metafóricamente hablando) por el camino.

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