I
Cuando Aristóteles hablaba de las cosas humanas (ta anthropina prágmata) estaba siguiendo los pasos de Sócrates, es decir, bajando la filosofía del cielo a la tierra. A la filosofía le gusta volar alto en busca de lo primero en sí, mientras que las cosas humanas van a ras de suelo y, por eso mismo, son lo primero para nosotros.
II
Probablemente es imposible conocer bien las cosas humanas si no se las ama, pero es más fácil amar a la humanidad que al vecino del quinto. Sin embargo, es el vecino del quinto, y no la humanidad, el que se tira a salvarnos si nos ahogamos. Y, ciertamente, es también el capaz de ahogarnos para robarnos la cartera.
III
Precisamente porque las cosas humanas, si se quieren conocer bien, demandan una mirada distinta a la que dirigimos al resto de las cosas, la naturaleza de lo humano es diferente de la naturaleza del resto. Hay dos naturalezas y, por lo tanto, dos filosofías primeras.
IV
Y todo esto viene a cuento del Real Madrid.
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