Yo no sé si el juez Garzón es la Caperucita de la judicatura, si el Tribunal Supremo es la Selva Selvaggia (Ah quanto a dir qual era è cosa dura, esta selva selvaggia e aspra e forte) o si los jueces que lo han juzgado son lobos de fauces aviesas. Tampoco tengo que sospechar de las intenciones de Garzón, que quizás le hayan garantizado un puesto de preeminencia en el cielo al lado del Santo Job. Tengo, además, suficientes años como para haber aprendido que los jueces tienen que dictar sentencias dejándose guiar por la ley y que la ley establece lo legal, mientras que lo justo es cosa más sagrada. Lo que si sé es que desde ayer mis libertades individuales están más aseguradas, y esto no es ninguna tontería. Sé también que las reacciones que provoca la sentencia son un buen índice de las convicciones de cada uno respecto a mis libertades individuales.
Gracias a la sentencia por unanimidad del supremo (¡cómo ha escocido esta unanimidad!) sé que puedo elegir como abogado defensor, si lo considero oportuno, a Jack el Destripador, siempre que no haya sido separado del ejercicio de la abogacía, y que mis conversaciones con él serán inviolables. Sé incluso que si recaen sobre mí cuantas sospechas se quieran, mientras me encuentre en la cárcel, mis derechos están tutelados por el juez de vigilancia penitenciaria, así que mientras no haya una sentencia firme que demuestre lo contrario, hay que presumir mi inocencia. Y los jueces deben ser garantes de esta presunción. Sé, sobre todo, que mis conversaciones en la cárcel con mi abogado defensor (Jack el Destripador, recuerden) seguirán siendo inviolables... A no ser que esté acusado de un delito de terrorismo o que haya una autorización explícita del juez de vigilancia penitenciaria para intervenirlas.
En contra de las declaraciones tan estentóreas del acusado, la sentencia no impide perseguir delitos, sino que establece las condiciones legales para su persecución.
En resumen: No tengo inconveniente en elevar a Garzón a los altares siempre que se reconozca que gracias a que su conducta ha sido declarado contraria a la ley, hoy soy un poco más libre.
Quisiera estar seguro de lo que dice, don Gregorio.
ResponderEliminarReconozco que toda esta historia, y en particular la movilización que todos, y todas, se han sentido en la imperiosa necesidad de acometer, me han dejado estupefacto. Lo de nyerros y cadells, o lo de güelfos y gibelinos, se queda corto.
El problema, ya le digo, es que tampoco estoy convencido, del todo, de su tesis. ¡Ay, ese "del todo"!
Un abrazo sevillano
No se puede estar en misa y repicando. En España sobran los periodistas y magistrados con aspiraciones de poder político.
ResponderEliminarHablando de justicia, ley, política y prensa, ¡menuda se está montando con la historia del ciclista Contador!
De siempre se ha sancionado por la presencia de determinadas sustancias, como si en una aduana te encuentran drogas, resulta muy complicado conseguir pruebas exculpatorias.
Este corredor apoyado por parte de la prensa e incluso figuras políticas de primerísima fila y asesorado por carísimos abogados estadounidenses ha defendido una tesis que ponía en entredicho la salud alimentaria en España. Ahora un "tribunal" internacional -sin presencia de franceses- dice que esa tesis no se ha podido demostrar y, lógicamente, condena al deportista. La reacción de la prensa y de los políticos españoles es que todo es un ataque de celos de los franceses.
¿Estamos locos en España don Gregorio?
Lo indudable es que hay una sentencia del Supremo sin ningún voto particular. Lo que yo deduzco de su contenido és que mis libertades individuales salen fortalecidas.
ResponderEliminarCierto, la premisa es indudable. Lo que usted infiere de la misma, también. Ahora bien, no pida que se lo reconozcan. Es inútil. En esta cuestión, como en tantas otras, la lógica de la bandosidad se ha impuesto.
EliminarHola Don Gregorio, el post+café como desayuno me ha deparado un gran día por el simple hecho de no estar uno tan solo con sus pensamientos, gracias.
ResponderEliminarMe parece que tiene usted toda la razón, D. Gregorio. El problema es que, antes ciertos nombres, las razones se desdibujan bastante. El problema de todo esto es que el nombre de Garzón parece hacer a todo lo damás insignificante. Sólo cambiando el nombre el juicio realizado estos días por el progresismo ambiente cambiaría bastante. Si nos limitamos a los hechos, el problema no tiene mucha más discusión: ¿dejanmos a cualquier juez utilizar cualquier medio para inculpar a los acusados de cualquier delito? Esto sólo lo aceptarán quienes tengan como modelo de justicia a la Stasi o la Cheká.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues nos echaremos al monte de la lógica, don Ángel.
ResponderEliminarAberdeen Magnus Nestor Magnus: Un abrazo. ¡Y por los buenos desayunos, claro!
ResponderEliminarDon Borja: Lo que queda es la sentencia, todo lo demás dejará de ser noticia en cuatro días.
ResponderEliminarDavid: ¿Locos?... No es para tanto. Meramente acomplejados.
ResponderEliminarUsted lo ha dicho, pero ¡qué paletos estamos pareciendo ante el mundo!
Eliminar¡Ay Francia!, ¡se la quiere y se la odia como a una vecina hermosa, amante ocasional, caprichosa, culta y rebelde! Y cuando la vemos entrar en el ascensor del brazo de ese vecino alemán o del inglés y nos mira por encima del hombro después de tantos años, con lo que hemos sido el uno para el otro... ¿qué tendrán ellos que no tengamos nosotros?, ¿serán más listos?, ¿más guapos?, ¿más cultos?, ¿más divertidos?, ¿vestirán mejor?, ¿serán mejores amantes?
Me gusta mucho la diferencia entre legalidad y justicia. En este caso nadie discute la legalidad, era totalmente legal por ser un juez instructor, por que la policía lo pidió, por que otros jueces lo apoyaron y por que se guardo el secreto de todas las actividades, condiciones que garantizan mi libertad (incluso con el famoso Jack). Como bien dice la Justicia es otro menester y en este se ha hecho justicia, la particular de algunos que saben que no tienen quien les tosa. Yo personalmente no me siento hoy más libre ni por la legalidad ni por la justicia.
ResponderEliminarFormalmente lleva Vd. razón, y en una dictadura habría que temer a los garzones. En una democracia no tanto, y no sé yo si habría que temer más a toda la materia que envuelve a las formas legales. No los particulares, sino la misma democracia. Un particular puede pensar, y lleva razón, que es bueno que el juez se ajuste a ley. Y no a la santidad de los fines. Pero yo no estoy seguro de si se hace justicia o no, y estas dudas calan. ¿Se mantiene una sociedad por las formas o por la psicología? Con sentencias como ésta me da la impresión de que se parte, la psicología, por la mitad. Ps. ha dado Vd. en el clavo de la oportunidad con el post.
ResponderEliminarMartín: El derecho es lo segundo mejor que tenemos después de la justicia. El problema es que la justicia es muy suya y no suele bajar mucho a la tierra.
ResponderEliminarUna sociedad se mantiene por las formas y por la fe de sus ciudadanos en sus instituciones. La psicología nunca ha mantenido a una ciudad. Las épocas de dominio psicológico siempre han dado lugar a movimientos gnósticos y a filosofías de autoayuda. La psicología es el cáncer de la política.
Jordi: No entiendo, en absoluto, el apoyo de cierta izquierda a Garzón. En el caso del PSOE me parece un poco esquizofrénico (¿quién nos e acuerda lo que se dijo de él cuando actuó contra los GAL?), en el caso de IU, simplemente es irrelevante. Lo cierto es que hasta Jueces por la Democracia ha apoyado la sentencia.
Añado ahora que suele ser más sensato elegir lo segundo en la escala de lo bueno.
ResponderEliminarLas libertades individuales del señor Iñaki Urdangarín están aún más protegidas que las suyas, señor Luri, esto también es una realidad. Usted es una persona honesta, yo comprendo que es ridículo comparar sus libertades intelectuales con las del duque de Palma, pero resulta que sólo son evidentemente iguales, en abstracto. A la hora de la verdad, si usted fuese alguna vez juzgado,(toco madera), no entraría a la sala por la cochera del juzgado y seguramente su grabación sería grabada, como lo ha sido la del juez Garzón. Se despide, atentamente, Jack el destripador, abogado de Al di Meola.
ResponderEliminarFe de erratas:
EliminarDonde dice "intelectuales" debe decir "individuales". Donde dice "grabación" debe decir "declaración".
Con todo mi gran respeto por Al di Meola, don Al-Juarismi, si lo que pretende usted decirme es que este mundo está muy lejos de ser perfecto, creo que llega tarde. Tengo escrito que ser hombre es tener la posibilidad de degradarse en inhumano. Y no tengo muchas esperanzas de que cambie, especialmente teniendo en cuenta las reacciones contra la sentencia a Garzón. Pero nada de esto afecta a lo fundamental: con la sentencia salen ganando mis libertades (mis libertades proclamadas, obviamente). Con respecto a Urdangarín, si yo fuese el juez que ha de tomarle declaración haría todo lo posible por evitar que el acto se convirtiera en un circo mediático.
ResponderEliminar¿Y no cree usted entonces que el juicio a Garzón debería igualmente haber sido a puerta cerrada? ¿A usted le parece que el presidente del tribunal que lo ha juzgado se podía permitir hacer una broma( a micrófono abierto) con su móvil diciendo que le estaban llamando de Moncloa y riéndose, le parece a usted que esta es la ejemplaridad pública que necesitamos? Y en caso de que así sea ¿cree usted que a la realidad se le pueden poner biombos? Yo no estoy tan seguro de que salgan ganando las libertades individuales, ahora bien, si usted está tan bien pagado de las suyas, desde luego alabo su optimismo, porque esto es a lo que habría que llegar. Más vale tarde que nunca.
EliminarInsisto en lo que he dicho en el post: Me quedo con la sentencia, que considero una magnífica sentencia. En cuanto a la polémica sobre los procedimientos, me quedo, a su vez, con lo que han dicho todas las asociaciones de jueces.
EliminarAñado que veo mucha más compromiso con la democracia en los argumentos de la sentencia que en la furia de los críticos (creo que usted también sigue a Jabois, en su última columna decía cosas interesantes al respecto).
"Una sociedad se mantiene por las formas y por la fe de sus ciudadanos en sus instituciones." es que eso es lo que quería decir, don Gregorio, pero es que úlrimamente no tengo tiempo ni para aclararme. O sea: que no creo que la fe se haya incrementado con esta sentencia (reconociendo que yo del caso y de técnicas jurídicas me mantengo detrás de muchos velos de ignorancia). La fe no se incrementa si se percibe que las formas son meras formas para tapar intereses. Sin teorías conspiranoicas. No hacen falta, meramente basta con que esa sospecha se difunda, la sospecha de que no todos somos iguales, o que algunos son más iguales que otros. Ciertamente que el problema no es la utilidad para la derecha de esta sentencia, sino que podamos pensar que con la izquierda habría sido exactamente lo mismo. Y por eso le ponía yo en el anterior post lo de los particulares Vs. la democracia. gano yo, y Vd. y todos, con esta sentencia, si nos quedamos en la proposición del derecho a la defensa. La democracia, no estoy nada seguro que haya ganado... vayamos a lo otro: ¿podrá venderse la condena, aunque fuera correctamente formal-legal, de BG por la investigación de los crímenes del franquismo? Yo creo que ahí nada ganará esta democracia que percibo yo, un simple opinante, que vamos perdiendo desde hace 37 años... Pues eso mismo que se haría visible, con mucho más ruido (valga el cambio de sentido) con la investigación sobre el franquismo, también se va haciendo notar en muchas otras cosas:en esta democracia ¿orgánica?
ResponderEliminarLas sociedades que se permiten el lujo de ser liberales compensan el precio de este lujo con algún tipo de religión nacional, pienso en Inglaterra y en los Estados Unidos. El otro día discutía con una persona sobre los libros de autoayuda. Esta persona defendía que en España pueden hacer mucho bien. Yo le contesté que los americanos pueden creer en la autoayuda porque creen también en la heteroayuda de su nacionalismo. Nosotros somos un país con una fe común... digamos que my laxa. Por eso entre nosotros me parece importante aplicarse aquello que decía Hegel: No se puede criticar la navegación porque se hunda un barco. Es decir, las instituciones pueden equivocarse, claro está, pero eso no significa que los individuos no. En nuestra situación me parece políticamente necesario reforzar las instituciones. Yo a lo mío lo llamo republicanismo.
EliminarLo que no me cuadra es la magnificencia, una sentencia ha de estar ajustada a derecho y punto. A propósito de la furia de los críticos le recuerdo que las cadenas televisivas tipo Intereconomía llevan practicando el chisme de perfil bajo ya muchos años. A Jabois lo espero tranquilamente en la columna derecha de mi blog. Seguir, seguir, sigo a Juan de Mairena, que me da más calorías, y a Javier Gomá Lanzón, que dice que nos falta aún un paso desde las libertades individuales, a la emancipación(responsable, por supuesto). Como usted muy bien dice, allá cada cuál. Felipe Benitez Reyes por ejemplo piensa que el respeto a las formas y a las instituciones democráticas también ha de tener su coto:
ResponderEliminar"Pretender que acatemos mansamente, sin rechistar, lo que dictamine un tribunal supremo por el hecho de ser "supremo" tal vez implica una docilidad excesiva ante la adjetivación."¿No es delicioso? Saludos señor Luri, que tenga un día estupendo.
Lo que me parece poco coherente es criticar esta sentencia en nombre de las libertades individuales. Pero en fin, de todo tiene que haber en la viña del Señor.
ResponderEliminarSin duda, eso no es coherente, un juez en el ejercicio de su labor es el último en esta viña de lágrimas tintas, con libertades individuales, es el que tiene que garantizarlas o ponerles freno. Yo la crítico en nombre de la ejemplaridad pública y del interés general, porque no me parece razonable que se condene al ostracismo, en nombre de la sacrosanta justicia, a un juez que ha buscado honestamente perseguir la corrupción y el terrorismo entre otras cosas. Y si Garzón no es un santo, que no lo creo, tampoco creo que sea el mismo diablo dinamitando el aparato judicial español, así que once años de inhabilitación por muy coherente y ajustada a las formas que sea la sentencia jurídicamente hablando; es de una desproporción típicamente española, hablando en plata.
ResponderEliminarBueno las instrucciones del juez Garzón tampoco pasarán a la historia de la judicatura como ejemplos a seguir. Si es que su principal problema es que es un poco chapuzas, el buen hombre. Me parece a mi que las enemistades, evidentes, que se ha creado entre sus colegas tienen más que ver con esto que con su supuesto progresismo.
EliminarExacto, y creo que más que creárselas, le han venido de consuno, que es lo que suele pasar cuando uno obra dignamente y con rectitud sin tener en cuenta a quién pueda molestar.
EliminarYo a lo mío, que soy esteta:
ResponderEliminarhttp://al-juarismi.blogspot.com/2012/02/mi-coleccion-de-mariposas.html