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lunes, 13 de febrero de 2012

50 años de la muerte de Francesc Pujols

Hoy hace cincuenta años que murió un personaje singular, Francesc Pujols. Si ustedes quieren entender la cultura catalana de la primera mitad del siglo XX, no se olviden de situar a Pujols al lado de P la y Dalí.Como me llevaría mucho tiempo recoger sus anécdotas o comentar el conjunto de su obra, voy a limitarme a traducir un pasaje de su Concepte General de la Ciència Catalana.

Pujols cree haber descubierto que la esencia de la verdad no se encuentra en el agustiniano "verum est quid quod est" ni en la escolástica "adequatium intellectus et res", sino en la estricta "reproducció de la realitat". Una vez en posesión de este hallazgo se da cuenta de que este ha sido el objeto del pensamiento catalán, desde Llull hasta él mismo, pasando por Sibuida, que no ha tenido otro objetivo que "embutifarrar" la realidad". Por eso defiende Pujols que hay que resistirse a la tentación de europeizar Cataluña y esforzarse por catalanizar Europa. Los europeos han dado lugar al idealismo, que viene a ser algo así como el proyecto de definir la realidad por su aroma más sutil. Persiguiendo este objetivo han acabado negando la razón (pone los ejemplos de Duns Scoto y Kant), como pone de manifiesto la primera guerra mundial. Frente al idealismo, los catalanes presentan la alternativa de un pensamiento que aspira a mostrar la realidad tal cual es, sin contaminarla de ensoñaciones idealistas. Por eso mismo Cataluña, un pueblo sin ideales, es superior a todas las civilizaciones conocidas.

Conclusión (recuerden, por favor, a Dalí o, en su defecto el "que inventen ellos" unamuniano o, mejor aún, aquella letrilla navarra que dice "si s'hunde el mundo, que s'hunda, Navarra siempre p'alante!): De aquí a un tiempo los catalanes serán conocidos como los "compatriotas de la verdad". "Todos los extranjeros nos mirarán como si mirasen la sangre de la verdad, y cuando den la mano a un hermano nuestro, además del respeto y la admiración que le tendrán, les parecerá que tocan la verdad con las manos, y como habrá muchos que se pondrán a llorar de alegría, los catalanes les tendrán que secar las lágrimas con el pañuelo, y ser catalán equivaldrá a tener los gastos pagados dondequiera que uno vaya, porque bastará y sobrará con que se sea catalán para que la gente lo recoja en su casa o le pague la fonda, que es el mejor obsequio que se nos puede hacer a los catalanes por el mundo y, en resumidas cuentas, valdrá más ser catalán que millonario y, como las apariencias engañan, aunque sea más ignorante que un burro, cuando los extranjeros vean a un catalán se pensarán que es un sabio que lleva la verdad en la mano y eso hará que cuando Cataluña se vea reina y señora del mundo será tanta nuestra fama y admiración que se nos tendrá en todas partes que habrá muchos catalanes que, por modestia, no se atreverán a decir que lo son y se harán pasar por extranjeros".


7 comentarios:

  1. En Pujols és la tendresa de la raó (i, a estones, de l'esperit).

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    1. Li dedico aquesta setmana la meva secció al programa Sentits de Catalunya Ràdio. Crec que encara està per llegir la seva obra, perquè encara pesa molt sobre ella la personalitat del seu autor. És la de PUjols una prosa amazònica que sembla imparable, a vegades fins i tot embrolladora, que gaudeix sovint de la seva incontinència, però que diu coses molt dignes de ser pensades. Jo el tinc per un pensador digne d'aquest nom.

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  2. Entre embutifarrar la realidad catalana, y en.choyr.os.izar la realidad griega no veo apenas diferencias, a parte del gusto claro está.

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  3. El Concepte general... és una gran humorada, com quasi tota l'obra de Pujols. Em permeto enllaçar aquí el programa d'actes del 50è aniversari preparat per la Fundació Francesc Pujols: http://www.fundacio-francescpujols.com/uploads/fulleto_actes_50_F_Pujols_WEB357.pdf

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    1. Hi ha, en efecte, una gran ironia... però al meu parer aquesta ironia està al servei d'alguna cosa seria.

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    2. Totalment d'acord, amb el benentès que sovint no hi ha res de tan seriós com la ironia.

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  4. La verdad es que entre las prendas de Francesc Pujols no debía estar el don de profecía. Para ser tan compatriotas de la verdad, la historia ficción (y la política ficción, y la economía ficción...) ha tenido en Cataluña un predicamento que para qué contar.

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