"My wife could turn to me and she may say, ‘Why do you
love me?' And I can with all honesty look her in the eye and say,
'Because our pheromones matched our olfactory receptors." - Robin Ince
Es curioso el camino que lleva el naturalismo. El primer paso puede parecer lógico: tras la división natural/sobrenatural, lo segundo se aparece cada vez más como lo que sobra, como mucho un adorno superfluo y pòr tanto molesto. Pero, y aquí está lo bueno, el mismo proceso lleva a una disolución, como el consabido azucarillo, de lo natural. No es que ya no podamos decir 'Creo en Dios' porque se llegue a la idea de que Dios es la hipótesis no necesaria. Lo que ocurre es que ya no es posible, como afirma el filósofo de la ciencia Paul Churchland, afirmar que nadie 'crea' nada. Y no sólo eso, porque hasta el mismo sujeto acaba por desaparecer: 'If we ask the question when did human life begin? The answer is never (citado en 'Cognitive suicide' de L. Rudger Baker), a la vez que Thomas Metzinger afirma: 'No such things as selves exist in the world'. No pasa nada, podemos pensar, la ciencia, en su avance destruye, y bien que hace, viejos argumentos metafísicos. Sin Dios, sin yo, sin creencias, ya nos dará nuevos conceptos con los que podamos manejarnos, posiblemente mejor que antes. Pero parece que el proceso de disolución alcanza también a la ciencia. No es ya el viejo argumento de que no hay razón científica para preferir la ciencia. Este argumento ha caído ya seguramente ante la fuerza bruta de los hechos. Lo que pasa es que, como una consecuencia más de la lógica materialista/naturalista/fisicalista/evolucionista (la marca va variando según los hechos lo necesiten), el mismo concepto de verdad, verdad cienífica, deja de tener sentido. Como afirma Michael Ruse, un moderado filósofo darwinista, que últimamente ha sido objeto de fuertes ataques por los más radicales: 'if we benefit biologically by being deluded about the true nature of formal thought, then so be it'. O como afirma el siempre moderado Nagel, señalando algo ya temido por Darwin: 'if we came to believe that our capacities for objective theory were the product of natural selection, that would warrant serious scepticism about its results'. Fodor es más claro: 'Darwinism of all things undermines the scientific enterprise'. En parecidos términos, acentuando el valor adaptativo sobre el de verdad de la ciencia , se expresa Paula Churchland, la esposa, suponemos feromonas mediante, del citado Paul. En la película 'Descubriendo a Forrester', Sean Connery interpreta a un escritor que vive recluido y que decide apoyar al que él ve como una joven promesa. Cuando el segundo le pregunta porqué empezó a escribir, Connery responde: para llevarme chicas a la cama. Parece que en esas estamos, debiendo escoger lo que en cada caso tenga mayores posibilidades reproductivas, sean los Diez Mandamientos o Mein Kampf, según se presente.
Todo lo anterior son algunas de las notas tomadas escuchando esto:
Es curioso el camino que lleva el naturalismo.
ResponderEliminarEl primer paso puede parecer lógico: tras la división natural/sobrenatural, lo segundo se aparece cada vez más como lo que sobra, como mucho un adorno superfluo y pòr tanto molesto. Pero, y aquí está lo bueno, el mismo proceso lleva a una disolución, como el consabido azucarillo, de lo natural.
No es que ya no podamos decir 'Creo en Dios' porque se llegue a la idea de que Dios es la hipótesis no necesaria. Lo que ocurre es que ya no es posible, como afirma el filósofo de la ciencia Paul Churchland, afirmar que nadie 'crea' nada. Y no sólo eso, porque hasta el mismo sujeto acaba por desaparecer: 'If we ask the question when did human life begin? The answer is never (citado en 'Cognitive suicide' de L. Rudger Baker), a la vez que Thomas Metzinger afirma: 'No such things as selves exist in the world'.
No pasa nada, podemos pensar, la ciencia, en su avance destruye, y bien que hace, viejos argumentos metafísicos. Sin Dios, sin yo, sin creencias, ya nos dará nuevos conceptos con los que podamos manejarnos, posiblemente mejor que antes.
Pero parece que el proceso de disolución alcanza también a la ciencia. No es ya el viejo argumento de que no hay razón científica para preferir la ciencia. Este argumento ha caído ya seguramente ante la fuerza bruta de los hechos. Lo que pasa es que, como una consecuencia más de la lógica materialista/naturalista/fisicalista/evolucionista (la marca va variando según los hechos lo necesiten), el mismo concepto de verdad, verdad cienífica, deja de tener sentido. Como afirma Michael Ruse, un moderado filósofo darwinista, que últimamente ha sido objeto de fuertes ataques por los más radicales: 'if we benefit biologically by being deluded about the true nature of formal thought, then so be it'. O como afirma el siempre moderado Nagel, señalando algo ya temido por Darwin: 'if we came to believe that our capacities for objective theory were the product of natural selection, that would warrant serious scepticism about its results'. Fodor es más claro: 'Darwinism of all things undermines the scientific enterprise'. En parecidos términos, acentuando el valor adaptativo sobre el de verdad de la ciencia , se expresa Paula Churchland, la esposa, suponemos feromonas mediante, del citado Paul.
En la película 'Descubriendo a Forrester', Sean Connery interpreta a un escritor que vive recluido y que decide apoyar al que él ve como una joven promesa. Cuando el segundo le pregunta porqué empezó a escribir, Connery responde: para llevarme chicas a la cama. Parece que en esas estamos, debiendo escoger lo que en cada caso tenga mayores posibilidades reproductivas, sean los Diez Mandamientos o Mein Kampf, según se presente.
Todo lo anterior son algunas de las notas tomadas escuchando esto:
http://fsmevents.com/ianramseycentre/cunningham/index.html
y que me ha parecido que venían a cuento.