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lunes, 13 de febrero de 2012

De abogados y jueces

Sobre los abogados y juristas dice Juan de Mariana algo que me parece digno de ser escuchado. 
Es algo que deriva de la naturaleza que asumamos el color de aquello en cuyo lugar estamos o en lo que nos afanamos comúnmente. Así, los lagartos, que viven entre hierbas, son verdes, y las liebres, que corren entre las rocas, toman el color de ellas.  Los teólogos que acostumbran discurrir sobre las cosas divinas y que son versados en las Sagradas Escrituras, tienen el ánimo empapado de una mayor piedad; los letrados o jurisconsultos, que han consumido su vida en disputas y pleitos forenses, es natural que adopten costumbres más profanas y que sean menos afectos a las cosas divinas (...). De hecho son poquísimos los juristas que toman órdenes sagradas, a menos que los mueva a ello algún beneficio eclesiástico del que puedan vivir espléndidamente".
Recuerden los abogados y juristas que recalen en este café de barrio que es el Café de Ocata, que estas son palabras del autor del De Rege et Regis Instituciones, y no vayan a empapelarme a mi, que soy su discreto mensajero, por desacato.

Por cierto: son las cinco de la mañana de este lunes helado de febrero y estoy leyendo a Mariana, habiendo, obviamente, relegado cualquier veleidad aristotélica. Ustedes ya me entienden.
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7 comentarios:

  1. ¿ Funciona? El texto parece suficientemente soporífero para volver a los brazos de Morfeo

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    1. ¡Ya ve usted, qué degradación la mía, que Mariana me tiene en vela!

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  3. Lo curioso es que hoy hay teólogos que no creen en Dios y juristas que no creen en las leyes. Será que se llevan los contrastes.

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    1. Nada extraordinario. Recuerde lo que decía Goethe: Nadie es un gran hombre para su ayuda de cámara. Claro que añadía: Un gran hombre sólo puede ser medido por un gran hombre. O sea (a mi parecer): Dios y las leyes, por la naturaleza.

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  4. Creo que la actividad laboral afecta a las creencias.
    Hace poco salió a la luz un estudio en el que se aseguraba que eran muchos más los astrónomos que creían en un Dios que los biólogos. Se achacaba a que por lo visto en el tereno de la biología se avanza a pasos agigantados dadndo respestas a lo que no se conoce, no así en la astonomía, qe cada vez son mayores las dudas.

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  5. La opinión que tenían los españoles acerca de abogados, procuradores y escribanos, en los siglos XVI y XVII, era muy mala. No es el texto de Mariana uno de los más duros.

    Saludos.

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