Se encontraba Memónides en las afueras de la ciudad de Panopeo, en la Fócide, contemplando el lugar en el que, según aseguraban algunos, Prometeo había modelado a los primeros hombres. Un anciano renqueante que tenía que pararse cada dos pasos para toser, lo condujo hasta unas cabañas donde le mostró unas resecas bolas de arcilla asegurándole que eran las sobras del trabajo del titán.
Tras escucharle hacer un comentario sobre las inquietudes humanas, el anciano mantuvo el siguiente diálogo con Memónides.
- ¿Por qué los filósofos habláis con tanta seguridad? ¿Acaso no es eso una muestra de orgullo?
- A diferencia de los políticos -le contestó Memónides-, los filósofos disponemos de tiempo.
- Tiempo, ¿para qué?
- Para mirar.
- ¿Y qué?
- Que el que quiere mirar no puede cerrar los ojos. El teórico puede permitirse el lujo, en tanto que teórico, de ser orgulloso; el político no, porque está sometido a las premuras del tiempo.
- ¿Pero cómo pude ser prudente el que no puede pararse a mirar?
- ¡Esa es la cuestión!
¿ Si gobernaran los filósofos, tendrían tiempo para mirar ?
ResponderEliminarEsa es la razón por la que los filósofos nunca deben gobernar. De gobernar, lo harían, según Platón, forzados y, por lo tanto, la ciudad justa sería injusta con su gobernante.
ResponderEliminarMejor así.
ResponderEliminarSin duda. Pero hay un precio a pagar que, por otra parte, es inevitable: Hay que suplir la falta de sabiduría con el consenso. Y parece evidente que el consenso es lo mejor después de la sabiduría.
ResponderEliminarLa lástima es que el consenso sólo sirva para elegir a unos señores que no se detienen a mirar. Evidente, ¡cómo no!; sin consenso, la sabiduría no se amplifica, ni puede calar en la sociedad.
ResponderEliminarMe da la sensacion que el consenso enmarca, asi, si uno se desborda, sabe lo que està haciendo. De lo que dudo es de la autenticidad del consenso, que tiende a asumir en nombre de la mayoria, y no del sentido comun, mucho menos en virtud de ningun "censo".
ResponderEliminarBueno- he querido decir- que el consenso no se comporta en terminos generales, ni con "senso", ni con "censo" (como la historia de los leones, contada por los cazadores).
Saludos Gregorio,