jueves, 22 de julio de 2010

Memónides y la terapia del alma

En un escolio a "El alma y sus pasiones", de Galeno, se encuentra el siguiente diálogo entre Memónides de Moronea y un desconocido:

DESCONOCIDO: ¿Es posible proporcionarle la salud al alma por medio de medicamentos?
MEMÓNIDES: ¡Sí!
DESCONOCIDO:¿Sí?
MEMÓNIDES:¡Sí! Pero siempre que los males anímicos a curar sean o desmedidos o ridículos.
DESCONOCIDO: No te entiendo!
MEMÓNIDES: Hay que dejar en manos de la medicina lo que no pueda curar la ética.
DESCONOCIDO: Sigo sin entender.
MEMÓNIDES: En ese caso, deberás ir al médico.
DESCONOCIDO: ¿Esto es todo lo que puede decirme un filósofo?
MEMÓNIDES: La filosofía ayuda a morir, no necesariamente a vivir.
DESCONOCIDO: ¿Acaso la ética no es una de las partes de la filosofía?
MEMÓNIDES: Pero sólo en tanto en cuanto es una de las partes de la política.

6 comentarios:

  1. Siguiendo a Memónides, nuestros políticos no creo que sean muy aficionados a la filosofía, ¿no te parece sr. Luri? Porque, desde luego, muchos cumplen lo que una vez alguien dijo (ahora no recuedo quién): tengo la conciencia limpia, pues nunca la he usado.
    ¡Cada día me gusta más este Memónides de Moronea!

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  2. Javier: Probablemente los políticos con una mezcla adecuada de ideología y demagogia tengan suficiente. Y no me atrevería a negar que la mayoría de nosotros, también.

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  3. Ideología, demagogia, múltiple moral para según qué día y qué público, y unas cuantas caras ensayadas (esto último, sobre todo, desde que la tele se les cruzó en el camino, claro).

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  4. "Desde que la tele se les cruzó en el camino". Axioma es, en efecto. Ayer mismo, en la supuesta etapa cumbre del Tour, que quedó en agua de borrajas, se vio que las payasadas de los aficionados no buscaban el "recreo" de los corredores, sino captar la atención de la cámara, hacia la que algunos de ellos se dirigían, en vez de a los corredores: hacia el gran ojo del gran hermano, buscando su quincena minutera de gloria.
    Gregorio, ¿tan poco nos quiere que cree que nos conformamos con tan poco?, ¡ni tanto ni tan calvo!

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  5. Mr. K., Juan Poz: ¿Recuerdan ustedes la caverna de Platón? ¡Pues la ciudad es la caverna! Todo son juegos de luces y sombras. La tele no es sino una variante del mismo juego. La imagen siempre se estaba cruzando en el camino. Más aún: sin imagen y sin representación (Juan, ¿te parece más suave este término que el de demagogia?) no hay política. Más allá de la caverna sólo está la idiotez... o la filosofía, que es su hermana.

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  6. Me quedo con la idiotez de idiotismo, y con la filosofía también, si hermana de éste. Con el juego de máscaras, tan banal y venal, absolutamente venéfico (sic), ni siquiera puede uno ya entretenerse sin que le hiervan las entretelas del alma, aunque de vez en cuando aún puedan los torpes visajes arrancarnos alguna risa helada...

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Júbilo

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