miércoles, 4 de abril de 2007

Mi vida social

La Celia sugería el otro día que no salgo de casa, y que vivo sepultado entre libros. Y, la verdad, me dejó tocado. ¿Y si era verdad y me estaba convirtiendo es una especie de Gregorio el Estilita subido encima de "El Café de Ocata"? Para salir de dudas decidí ponerme a prueba. Aprovechando que estoy de Rodríguez, abrí la agenda y me dije: “Llama ahora mismo a dos personas que sepas que te van a abrir las puertas sin dilación”. Y llamé a mi otorrino y a mi psiquiatra. Los dos son buena gente, me tratan bien, parece que se alegran de verme (aunque no por ello se olviden de cobrar la visita) y el primero, además, me proporciona la oportunidad de expandir mis relaciones sociales en su sala de espera, porque una sala de espera da mucho de sí, sobre todo cuando se padece algún trastorno un poco laberíntico, como el mío.

El otorrino me dio cita para el martes por la tarde, o sea, para ayer. Como había estado lloviendo todo el día, intenté ser previsor y me puse unas botas que me permitieran atravesar la ciudad a pie enjuto, que se decía antes. Pero no caí en la cuenta de que las suelas de cuero y las aceras mojadas no son una buena combinación. Mientras iba danzando sobre la lluvia Rambla arriba, pensaba que si me caía y me rompía algo y me ingresaban en un hospital seguro, seguro que ampliaría mis relaciones sociales. Nada une más que un compañero de dolor en una habitación anónima de un hospital público. Tengo alguna experiencia interesante al respecto que quizás un día más insensato que este me atreva a confesar.

No me caí, pero tuve la fortuna de encontrarme con una antigua conocida, que se empeñó en relatarme de manera minuciosa su experiencia en los hospitales de no sé qué país centroafricano, porque se había roto la cadera mientras colaboraba con una ONG.

En la consulta las cosas fueron de maravilla. En la sala de espera había un matrimonio de Vic con muchas ganas de hablar y el otorrino tuvo la amabilidad de recordarme que lo mío no tiene cura, que no me haga ilusiones y que vaya haciéndome a la idea de que los acúfenos y la laberintitis, muy probablemente, irán a más. ¿Puede haber mayor prueba de amistad que una sinceridad descarnada?

Después de vuelta a casa me encontré por casualidad con Pep Bernades, el alma, corazón y vida de Altaïr, que apenas puede andar. Como camina despacio nos dio tiempo para hablar de los viajes que ya no haremos. Por ejemplo no es nada probable que pueda recorrer el camino de Juan Mosco y de su discípulo Sofronio por los antiguos dominios de Bizancio. Como consuelo, Pep me regaló un libro de un inglés que ya ha realizado mi sueño: William Dalrymple, “Desde el Monte Santo. Viaje a la sombra de Bizancio”.

Y esta mañana ha tocado psiquiatra. No tiene sala de espera, que soy su único paciente. Vive en piso minúsculo de la parte vieja de Barcelona, rodeado de documentos de su pasado, porque padece un singular “Síndrome de Diógenes” biográfico. Lo acumula todo, lo guarda todo, lo conserva todo; pero sin clasificar nada. Así que uno tiene que ir abriéndose paso por el pasillo y el cuarto de estar entre montones de papeles inestables que al menor roce se vienen al suelo. Me ha invitado a un café y me ha estado contando su vida con tantas ganas que no me ha parecido bien interrumpirlo para hablarle de la mía.

Mientras cogía el tren para volver a casa he sentido un ligero ataque de impotencia: “¡Lástima que no me haya visto la Celia! ¿Cómo que no tengo vida social?”

25 comentarios:

  1. Hola. That is about the extent of my Spanish, at least what I could produce intelligently. Judging by your site, you are a highly educated man. I see you enjoy philosophy and literature. I am hoping you know English and can read this.

    I teach at a school in the United States for students between 14 and 18 years old. My students are wonderful. Most are hispanic in descent. Some are from Mexico. Some do not speak English, or very little. Almost all of them are economically disadvantaged and at risk for failing.

    I am starting a blogger site for them. I think it would be wonderful for them to be in communication with an educated person from another country that could speak to them in both English and Spanish. Would you be willing to be involved in something of this nature? I will check your blog for your response. Thank you for your time.

    ResponderEliminar
  2. 1st period hedgcoth: El Café de Ocata está abierto a todo el mundo, pero en él se sirven bebidas de todo tipo, algunas de alta graduación, y se seguirán sirviendo. Quiero decirte que si tus alumnos y tu queréis poneros en contacto conmigo intentaré contestaros siempre que no me caiga encima una avalancha, pero este blog no tiene ninguna pretensión pedagógica, ni hay otra censura que no sea la del insulto.

    En cualquier caso, gracias por ponerte en contacto conmigo.

    ResponderEliminar
  3. Luri, tal vez deberías convertir el Café en la Academia o en el Jardín de Atenas de Epicuro.

    ResponderEliminar
  4. Apreciado Gregorio:
    Recojo el envido en forma de pregunta con el que acabas el post para desvelarte que tu blog forma parte de mi vida social en la red desde hace algunos días.

    El azar, o tal vez el Xaloc, me hizo varar en la página donde cuelgas las fotos de Azagra. Yo iba naufragando río abajo en busca de El Fortín, pero debido a las fuertes corrientes de estos días, me pasé de largo, y una vez en el Delta, no tuve más remedio que remontar, con viento a favor hasta tu Café de Ocata. Así que aprovecho la ocasión para enviarte saludos a granel, de un azagrés auto exiliado en el Regomir, menor de 40 años, al que probablemente, como dices en tu blog, no conozcas.
    Por descendencia directa, atesoro el mismo mote que acaban de otorgar al difunto Juan Pablo II, aunque mi intercesión en los asuntos terrenales sea de naturaleza bien distinta. Para mí la palabra Milagro, siempre ha quedado a 15 km. de mi pueblo, -hacia el que cada vez, en línea con tus sentimientos encontrados- adopto una postura más ingenua y utópica, influida en mi caso por el lanzaroteño Manrique.
    Sería lindo si un día, este café, que ya tiene cuerpo, aroma y sabor -no como los de Barcelona-, convergiera en dos tazas con sendas asas.

    Salud!

    ResponderEliminar
  5. madre mía don gregorio , que contrastes tiene la vida , yo me paso todo el día hablando con gente y conociendo gente , mi trabajo y otras actividades me lo exigen , así que estas vacaciones he decidido ser eremita y dedicarme a mi misma , eso si descolgar el teléfono , que me-aturden las llamadas tentadoras para salir ...tan solo maneras de vivir :) saludos vacacionales

    ResponderEliminar
  6. Una pregunta malévola - y contra mis creencias - : ¿ cuál es la diferencia entre la vida social y la vida blogeril? En los comments de un blog podemos hablar, compartir ideas.. etc? ¿ Qué diferencia una cena en la que la gente no para de hablar con un foro? O sea, ¿ cuál es, al final, la importancia del cuerpo?
    Todo esto dicho ejeciendo de abogado del diablo y lamentando lo difícil que es hacerle el amor a una mujer que solo conoces de internet ?

    ResponderEliminar
  7. La diferencia entre la vida virtual y la "real" es que aquí no hay necesidad de presentarse o despedirse. Es un continuo, sin principio y quizás sin fin.

    ResponderEliminar
  8. Es genial, permítame decírselo. Que además de explicarnos sus vivencias como la brisa de Ocata, nos deja pensando lo que entre líneas...

    Y es que Don Gregorio me hace sonreír con eso de la vida social. En mi caso, y por no tener "pariente" ni perrito que me ladre, me he planteado dos cosas:o comprarme uno(con pedigrí,puestos...)para que me saque a pasear o apuntarme a un gimnasio que seguro me hará superguay y olvidarme de Newton.En cuanto a lo del psiquiatra, me va rondando a ver a quien puede la menda llorar sus males, que bastante los desahogan con ella y mi espíritu necesita recortarse las puntas, ya sabe usted... por la primavera y alguna que otra alergia.

    Un abrazo.

    Mar

    ResponderEliminar
  9. Querido Luri, lamento comentarle, que como el dicho, cree el ladrón que todos son de su condición. Aquí la eremita, soy yo.
    La que intenta emular a Onetti, sin duda soy yo, por mi apego a mi futón, y por lo práctico que es el portatil para escribir en posición semihorizontal.
    Puedo pasarme días y días sin hablar con nadie, de ahí mi verborrea, y mis posts a diarios en Japanizeme. A veces mi único diálogo, es el que tengo con gestos de cabeza con la cajera del supermercado. La cual, siempre me recibe con un Irashaimase!
    A mi compañero de piso a veces ni lo veo, porque como todo japonés se desvive por las horas extra, y llega siempre tarde a casa, y borracho. Así que soy como una mujer japonesa casada, que no ve nunca a su marido, y que cuando llega ya estoy dormida, y por supuesto, no hay sexo.

    Mis relaciones con el mundo exterior, consisten en ojear El País, via internet, en leer los mails de mi madre, chatear con mi Flor, con mi Padre, o con mi Prima.
    Por supuesto, todo el mundo piensa que me estoy devorando Tokyo.
    Lo que no saben, es que voy camino de la indigestión.

    Ah, y yo, no tengo que ir a visitar a mi psicóloga, pues también me escribo con ella vía email.

    Ya ve Luri, orgullosa estoy de usted.

    ResponderEliminar
  10. Luis: Le he dado vueltas a tu idea. Quizás en todo caso, podría probar con una improbable "Academia escéptica" cuyo lema, en la entrada, sería: "Que nadie entre aquí que sepa definir", porque el conformismo comienza con la definición.

    ResponderEliminar
  11. Carlos: Me has recordado el milagro anual de las cerezas de mi tía María de Milagro, ya difunta, of course.

    Me estás volviendo loco con el mote del difunto Juan Pablo: ¿Beato-a?

    En cualquier caso no tienes más que poner hora y lugar y allí estaré para conocer a un compatriota. ¿O lo ongo yo?

    ResponderEliminar
  12. Peggy: Mi psiquiatra me tiene dicho que no hay que preocuparse mucho en hacer amistad, porque cuantos más amigos se tienen, más expuesto se está a las decepciones. Y añade -le gusta repetir esta frase- que la vida es una selva.

    ResponderEliminar
  13. Joseph: Hay diferencias sustanciales, pero en todo caso la realidad parece estar más del lado de los bloggs. Somos el nuevo sujeto moderno: Una terminal conectada a una red. Añado: Una termina narcisista conectada a una red inabarcable.

    ResponderEliminar
  14. Eduardo: Me imagino a un Sócrates actual confesando ante el jurado que no teme a la muerte porque el más allá sería esto que estamos haciendo pero con una velocidad fantástica y una creatividad divina.

    ResponderEliminar
  15. Doña Mar: Recibo su socializante abrazo hasta con un poco de gula. Un consejo: no descarte a un gato, es la única mascota que tiene a su propietario como animal de compañía. Yo he comprobado que esto de la sumisión absoluta (mi gata, Bacallà Salat, me tiene completamente ninguneado) puede ser liberador.

    ResponderEliminar
  16. Gracias Celia: Me ha emocionado usted. ¡Qué hermoso es volver la vista atrás y encontrarse con quien está peor que tú!
    Siga así, me resulta terapéutica.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. De nada Luri
    para eso estamos
    jejejeje

    (se puede creer que llevo más de 5 horas en el laboratorio de la universidad, y apenas nadie me ha dirigido la palabra?? bueno, me han ofrecido un café, que he rechazado, porque yo NO TOMO CAFÉ)

    ResponderEliminar
  18. Doña Celia, no se preocupe, ahora mismo le preparo yo un "Café de Cointreau Flambé":

    1. Ingredientes:
    - 35 ml. Cointreau
    - café
    - nata

    2. Preparación
    Flamear en un cucharón el cointreau y verterlo en una taza. Añadir el café y un par de cucharadas de nata.

    3. Servir
    - Con cariño

    ResponderEliminar
  19. Luri, el problema es que sigue conteniendo café. Si me lo prepara usted con descafeinado me lo tomo, si no me tendrá con los pelos erizados, como su Bacallá Salat, cuando le entra el punto raro, y decide arrasar con todo lo que tenga en casa, y afilarse las uñas con los lomos de los libros.

    ResponderEliminar
  20. Doña Celia, ¡qué difícil es usted de contentar!

    Probaré con un Cubanito, a ver qué le parece:

    Se llena el fondo de una copa larga con chocolate deshecho y se le añade una taza de nescafé (cuanto más aromatizado, mejor).
    Posteriormente agregamos una copa de ron previamente quemado y espolvoreamos el conjunto con cacao en polvo. Puede añadirse azúcar según el gusto.

    ¿Ya?

    ResponderEliminar
  21. A su psiquiatra y a mí nos sucede igual pero sin pasillo :)

    Y yo ahora me ando corrigiendo :)


    Sobre lo de los acúfenos. Y no se me enfade otra vez... son temporadas... lo mismo que llegaron se iran... mi abuela los sufrió y andaba loca pero un día dejó de poder preocuparse por ellos. Eso sí lo del riego fue a más y lo del ''equilibrio'' (los problemas con el también) pero en líneas generales, creo que lo peor es lo de los acúfenos porque es lo más molesto... y desquiciante... me los imagino. Y sé que pasarán.

    Un beso

    ResponderEliminar
  22. Vaya, he consultado lo de Diógenes y yo me refería a que lo guardo todo, lo acumulo y lo acumulo, todo lo inservible inclusive...

    ResponderEliminar
  23. Agitada, agitadísima, yo estoy de acuerdo. Además, qué me dice usted de los personajes de los libros? De los autores? De ese bla, bla, bla incesante en el que tenemos que escucharles atentamente porque si no nos perdemos entre la historia.

    Eso es vida social. Un placer descubrir su blog, gracias a la crítica del incansable cyberwarrior, habrá que ver como tiene ese la vida social...

    ResponderEliminar
  24. cuidado gregorio, que beata rema fuerte contra corriente, sabe lo que es el pescado, le viene los abuelos. pero el es veloz como las angilas.

    ResponderEliminar
  25. Sobacaz: ¿O sea que efectivamente es un Beata? Entonces recuerda que era vecino de sus abuelos. ¡La de veces que me habrá despertado su abuelo con el grito de "Que colean, que colean" y aquel otro, no menos memorable, de "Sardinas de vara y media, mujeeeeer"!

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...