miércoles, 18 de abril de 2007

El guardián de mi hermano.

I

Quiero escribir sobre Liviu Librescu, el profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad Virginia Tech que bloqueó con su propio cuerpo la entrada a su clase al darse cuenta de que tenía enfrente a un asesino. En lugar de pensar en salvarse (¿quién se lo hubiera reprochado?) decidió interponer su propia vida entre el asesino y sus alumnos para permitir que pudieran huir y escaparse de la muerte a la que los había condenado un perturbado. Me imagino que estáis perfectamente al tanto de lo ocurrido y no me voy a detener en detalles. Sólo quiero recordar a Liviu Librescu, que ha muerto a los 75 de manera tan honorable como excesiva para nuestro tiempo de verdades a medida y convicciones de temporada.

II

Anda la filosofía europea (al menos la continental) dolorida en su ser. Desde que Heidegger le encargara la sublime tarea de disponerse a oír el rumor del Ser más allá del fragor de los entes, no hay filósofo que no haya puesto la oreja en un momento u otro a ver si podía pillar algo. A veces, efectivamente, se oye como un mar de fondo, pero poco, porque el Ser es esquivo y le gusta ocultarse.

III

Sólo ha habido un filósofo que tras intentar por un tiempo entender algo del Ser se atrevió a darle un soberano desplante. Y mientras sus contemporáneos andaban en busca de otorrinos cualificados, él le dio una estocada ética. Me refiero al judío Levinas. Comprendió que al Ser se lo oye poco y mal. Pero eso no es lo más grave. Lo auténticamente escandaloso es que si se lo interroga, no responde. El Ser, con toda su inmensidad y trascendencia, no se digna a responder.

IV

El ser no responde.

V

Y claro un Ser así es incapaz de orientar la conducta del hombre.

VI

¿Cómo se pasa de la actitud de pastor del ser, propugnada por Heidegger, a la de guardián de mi hermano, con la que se abre la Biblia? La filosofía contemporánea no nos dice ni pío sobre esta cuestión. Pasa por ella a hurtadillas, mirando para otro lado.

VII

Ser “guardián de mi hermano” significa que, llegado el caso, estoy dispuesto a actuar como Liviu Librescu. Sin pensar en otra cosa que en el mandato que me precede. Que precede, de hecho a toda reflexión filosófica. Y que me obliga a ser guardián de mi hermano. La filosofía es incapaz de mandar nada antes de reflexionar. Y la filosofía actual ha decidido que no tiene respuestas absolutas. Es aquí donde la fe presenta toda su dimensión, asombrosa, arrolladora, que pasa por encima del Ser sin mirarlo y acude con la vida, dispuesta al sacrificio por el hermano.

VIII

Y pensando en Liviu Librescu quiero rendir un homenaje a su religión, la judía, tan poco católica, tan nulamente apostólica, tan escasamente romana. No me fío de los apóstoles del absoluto. El judaísmo es lo suficientemente orgulloso para ahorrarse el esfuerzo misionero. El que quiera entrar al club del pueblo elegido, que se apunte, pero nada de ir puerta por puerta expandiendo buenas nuevas. Añadiré que conozco unos cuantos cristianos de este temple.

IX

Una cosa más. Quien tras leer esto sienta que le hierve la sangre de indignación y esté pensando en contestarme señalando las maldades de otros judíos, que no se moleste. O sí, que se moleste: ¡Que le den! Ya me perdonaréis el exabrupto, pero es que yo ando fatal de fe.

X

¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”. Estas fue la respuesta de Caín cuando Dios le preguntó por el paradero de Abel, al que acababa de matar.

30 comentarios:

  1. El domingo acudí a la inauguración, en medio de un bosquecillo de pinos, del Monumento al Holocausto que el Ayuntamiento de Madrid ha co-levantado en conjunto con la comunidad judía. Era el día anterior a la celebracion del Recuerdo anual de la Shoha en Israel.

    El monumento es obra de mi amigo Samuel Nahón y estuve invitado al acto por la amistad que nos tenemos, tanto con él como con Pilar, Ana y yo.

    La mayoría de asistentes eran judios: muchos, muchos en verdad, lloraban. Como tu dices, al Ser (perdona Luri, que ya se que no hablamos exactamente de lo mismo) a veces se le oye en rumor, se le percibe.

    El judaismo, religioso o no, es orgulloso de su tradición, de su cohesión como pueblo, y de su sentido moral y de solidaridad, no abstracta, sino de solidaridad con el sufrimiento. Dios no es tan importante como la tradición, que con cohesión y solidaridad forman un conjunto esencial, como el cemento que liga a las cosas de manera perdurable. Sin estos caracteres, no hubieranm atravesado los tiempos con su sufrimiento a cuestas y con su orgullo como bandera.

    El profesor de Virginia que ha muerto apuntalando con su cuerpo la puerta de un aula, impensadamente se hacen esas cosas, digo yo, pero ese impensadamente evidencia que el miedo no existe, que la cobardia no es un acto reflejo, aunque sea tan natural como para salvar la vida, había llegado a Israel´donde había tenido familia, sus hijos viven ahí, y luego había viajado a USA para seguir su profesión de profesor universitaria.

    Me ha asombrado, como un tremendo fogonazo que ilumina la fotografia de la vida de un hombre, un hecho terrible: era un superviviente del holocausto. Estuvo en los campos, y salió vivo de ellos. Fué uno de los hombres que cogieron los trenes de madera, de la misma madera con la que mi amigo Samuel ha construido su monumento: traviesas.Sobrevivió. Y vino a morir 62 años después, de muerte violenta, estúpida, en el día en que su pueblo conmemora la Shoha. En el monumento de Samuel solo reza una palabra: Recuerda. El lema de la conmemoración en Islrael es siempre: que no se olvide.

    Luri: iba a ser más corto, pñero creo que escribiré un post sobre este tema.

    ResponderEliminar
  2. No creo, Luis, que le sobre una palabra a lo que dices. ¡Gracias por decirlo aquí!

    ResponderEliminar
  3. Si luis , es un comentario precioso , encomiable el impulso de salvar a otro ser humano en estas circunstancias , quizas el comprendia mas que nadie la inutilidad de la violencia

    ResponderEliminar
  4. En su libro "El gen egoísta", Richard Dawkins plantea el sacrifício en beneficio de la comunidad como algo puramente genético. Una balanza -lo digo de forma concisa- entre la energía que ha sido necesaria para que ese individuo llegue adonde está y el valor que implica su pérdida para la comunidad.
    Así pues, cuanto más pequeña es la especie, más frecuente es su sacrificio individual. Por ejemplo las abejas.
    En los mamíferos la cosa cambia. La más importante es la hembra en edad fértil, que la comunidad protegerá en caso de peligro. El menos importante siempre es el individuo viejo, seguido del recién nacido. Aunque este último también depende del tiempo de gestación. A mayor tiempo, más energía consumida, etc.
    Pese a ser digno de elogio quizás, en el caso de Librescu, los genes se comportaron como describe Dawkins.

    ResponderEliminar
  5. Claudio.

    Gracias por su escrito de hoy.

    ResponderEliminar
  6. Arrebatos, permíteme que sea un poco cínico. ¿Quieres decir que si me encuentro en peligro y hay al lado alguien mayor que yo debo esperar de manera natural que ofrezca su vida por mi?

    ResponderEliminar
  7. Quizás ese hombre mayor sí intentaría proteger a una mujer con un bebé, sin ni siquiera plantearse en ese momento que estaba poniendo en peligro su propia vida.

    ResponderEliminar
  8. Arrebatos: ¿no será esa la razón por la cual la sociedad humana envía a los más jóvenes a la guerra y aquellos que debieran salvarles diseñan la estrategia para tener los menos muertos posibles y conseguir la victoria?

    No intento ser gracioso y mucho menos mofarme de tu escrito. Pero creo que hay algo más, cultura adquirida, la que se pega a los genes de uno y les impelen a actuar, o la que se pega a los genes de otros y les facilitan la cobardía.

    No siempre nos comportamos como especie. Eso es lo que quiero decir, o tal vez cabría decir: como especie tenemos diversas opciones de ocmportamiento según sea el propio valor biolóico y la culturta adquirida, así como los valores aprendidos.

    ResponderEliminar
  9. Luis, haré de abogado del diablo. Soy bastante "dawkinsiano".
    En todas las especies de mamíferos es el individuo joven y fuerte el que hace frente al peligro para proteger la manada. Los humanos, por mucho que nos veamos superiores, nos comportamos como los ñus en este aspecto.
    Y no ha sido hasta hace muy poco que se ha incorporado a la hembra fértil en estas tareas. Y ha sido a petición suya.

    ResponderEliminar
  10. Y conste que en ningún caso es mi intención quitarle valor al gesto de Librescu. No se me malinterprete.

    ResponderEliminar
  11. Como Luis, creo que el profesor de Virginia actuó "impensadamente". En un momento como aquel ya no hay tiempo para pensar en el modo de actuar. Se actúa, y punto. Es lo que llevas contigo dentro de ti mismo lo que te mueve y te maneja hacia una opción que crees la mejor (presentar resistencia, huir, luchar, permanecer impàvido...). No hay más. Me quedo con la paradoja de que muriera en una tierra "supuestamente" libre (lo de las armas no me cabe) habiéndose librado del holocausto.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  12. Al conocer lo de Librescu a mi también me vino a la cabeza el bueno de Lévinas: la responsabilidad incondicional por el "rostros" de todo otro que me impele a la acción más allá del ser.
    Ahora bien, discrepo respecto a la "mudez" del Ser. Creo que es al revés, el Ser dice demasiadas cosas, y al mismo tiempo: el rumor del "hay", en el que nada se entiende. Así lo dice el propio Lévinas, en comparación obsesionante: como el rumor de fondo que sentimos en el insomnio.
    ¡Cómo escribe Lévinas!

    ResponderEliminar
  13. Felicidades por el texto, Gregorio, y por la convicción y la fuerza de sus argumentos. A mí me ha impresionado la historia de Liviu Librescu en estos días que se conmemora también los veinte años de la muerte de otro 'héroe' del horror: Primo Levi.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Digo yo, que aquí lo de menos, es que el profesor fuera judío, no?
    Ni siquiera es importante que fuera profesor.

    Lo importante, es otra cosa.

    Imagino que esa misma cosa que hizo que los estudiantes escibieran mails a su mujer para explicarle que había sido un héroe.

    Perdonad, hoy estoy poco romántica...

    ResponderEliminar
  15. Sí es relevante que fuera profesor, y que lo fuera aún con 75 años. Porque si estamos de acuerdo en que no hubo tiempo para reflexionar, examinar pros y contras, etcétera, nos encontramos con una responsabilidad vital asumida hasta al fondo, que logra anteponerse al instinto del sálvese quien pueda. Vagamente, algo de eso intuyes cuando estás dando clases en un aula. La responsabilidad. Ahora bien, pocos son capaces de hacerse cargo de la realidad (comprenderla es otra cosa; pero harcerse cargo, tener cura de, ser el guardian... Preciosa asociación, Gregorio, y aquí su biografía es también relevante, incluyendo su ser judío.


    Lola

    ResponderEliminar
  16. Leo las reticencias de algunos de vosotros y no acabo de comprenderlas. Me parecen poco nobles. No entiendo que le neguéis a Librescu el beneficio de la duda. ¿La espontaneidad es siempre inocente? ¿Fue espontánea su conducta? ¿Toda espontaneidad es natural? ¿No tiene nada que ver con una educación del hábito?

    Respecto a Emmanuel Lévinas, creo que estaremos de acuerdo en que su filosofía ha de ser entendida como un intento de superación global de la ontología heideggeriana en la dirección de la justicia (es decir, en la consideración del Otro). Me parece que no costaría mucho ponernos de acuerdo también en que Levinas restituye a la visión una categoría que le había negado Heidegger o en que la relación levinasiana con el Otro es la de un interlocutor que tiene una deuda con el Otro que precede a su encuentro (¿que es esto sino un mandamiento?).

    Levinas vio, yo creo que antes y mejor que nadie (y quizás tuvo para ello que pagar el precio de su conducta ridícula y deshonesta en Davos), que la ontología heideggeriana (y siempre tuvo a Heidegger como el filósofo más grande del siglo) subordina la relación con el Otro a la relación con el ser. Si para Heidegger la comprensión del ser debía dominar la relación con el Otro, para Lévinas lo justo es exactamente lo contrario. En Heidegger la relación ética es un estar con otro (Miteinandersein), un momento relacional, sin ocupar nunca la posición central que le asigna Levinas. El Dasein heideggeriano nunca pasa miedo por la situación del Otro, nunca se pone en la piel del otro hasta este punto.

    Estaba pensando en este pasar miedo por el Otro, un miedo que puede ser superior al que puedo pasar por mí mismo, cuando escribi el post.

    ResponderEliminar
  17. Claudio

    Precisamente algunos psicólogos que trabajan sobre juicios morales (J. haidt), han llegado a la conclusión de que primero establecemos el juicio y luego razonamos para justificarlo o, muy difícilmente, cambiarlo.
    Debe tener razón la diosa Niké: just do it.

    ResponderEliminar
  18. Bravo, Luri, y pensar que no lo había pensado...

    El impulso para defender al Otro se basa en el miedo propio a que el Otro sufra daño. Al final, el acto generoso, es una acto beneficioso para quien lo produce. Actuar generosamente, por miedo es tal vez sublime.

    He recordado una frase de Sócrates en Gorgias y he corrido a buscarla, porque no me quería equivocar en la cita de memoria. Dice:

    "¿No resulta ridículo que un hombre sea valiente por miedo?"

    ResponderEliminar
  19. Tres cosas:
    1. Quiero creer que la conducta de Librescu obedece a una decisión, no a un mero automatismo.
    2. No sé si esa acción puso de manifiesto su obediencia al precepto bíblico de ser guardián de tu hermano. Pero sí sé que en el judaísmo está ese precepto y que la conducta del judío Librescu lo pone perfectamente de manifiesto.
    3. Y para incordiar: Un guardián de su hermano no puede ser un hombre bomba.

    ResponderEliminar
  20. Hola,
    "El gen egoista" se publicó en el año 79 y el autor contraponía la tesis egoista en contra de las teorías hippi-científicas del bién de la especie.
    Tiene la desagradable característica de ser solamente válida "ad hoc", excepto para las relaciones progenitor-descendiente.

    Es decir, nunca predecirá como se comportará el profesor de Virginia pero será valida para cualquier profesor (o no) de Virginia (o no) que se haya comportado como lo hizo el profesor de Virginia.


    es de los pocos blogs que sigo con interés cada dia y hoy me he decidido a intervenir.

    Ramon

    ResponderEliminar
  21. Efectivamente, Ramon.

    Gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar
  22. Nos dices, Don Gregorio, lo siguiente: "Quiero creer que la conducta de Librescu obedece a una decisión, no a un mero automatismo".

    A lo que, si me permites, añado que efectivamente, la conducta del profesor Librescu es una decisión (¿qué iba a ser, sino, su acto?), pero su inmediatez de acción la coloca muy cercana al automatismo, anuque no en él, por supuesto.

    No me imagino en una situación similar para poder opinar con causa. Sin embargo, y según cuentan los especialistas en la materia, ésa decisión de "actuar" se toma en un "zas-zas y a la calle", con perdón de la expresión.

    Lo diré de otra forma, pero al revés, que quizás se me entenderá un poco mejor.

    Estaréis de acuerdo conmigo (o no) en que en ése momento de inmediatez supina, una duda es fatal, si es que la decisión ya no supone en sí misma una fatalidad, como lo es que entregues tu vida a un asesino para salvar la vida de tus alumnos.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  23. Dice Boris Vian por algún sitio que a partir de los cuarenta años cada uno es responsable de su propia cara. ¡No digamos, entonces, a los 75! ¡A los 75 uno es responsable hasta de sus automatismos! Mejor dicho: SOBRE TODO DE SUS AUTOMATISMOS.

    ResponderEliminar
  24. I

    Muy bien que hayas destacado el gesto del profesor

    II, III, IV.......
    Esas cosas que quizás tenga mi ignorancia, hace que no sienta a un judió ni enfrente, ni detrás ni por encima ni por debajo de nadie.
    Es, un humano más que tiene tanto derecho de existir como cualquier otro.
    ¿Es demasiado simple mi razonamiento?

    De modo que, ya sabes, no habrá reproches de mi parte.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  25. Gregorio:
    como otras veces lo he dicho, entiendo que a este blog concurren especialistas del filosofar.
    Mis respuestas se imponen desde mi ignorancia, y las hago así, alejada de toda "borla doctoral" (Por favor, no tomarlo como ofensa, pues no lo digo socarronamente sino admirativamente aún desobedeciendo a aquél dicho "No aclares que oscurece") . Luego, leo cada uno de los comentarios surgidos por el artículo que publicas. Y aprendo, aprendo, aprendo...
    luis rivera es uno de tus comentaristas preferidos por mí, pero están todos los demás que aportan miradas distintas, y citas eruditas...
    Un placer, siempre.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  26. Doña Diana: El Café de Ocata quiere ser un café, no una Academia. De hecho aquí se renuncia al derecho de admisión.

    Una cosa es que de vez en cuando hablemos de cosas filosóficas y otra es que sólo de filosofía viva este Café.

    Usted puede opinar de lo que quiera y como quiera. ¡Faltaría más! Y le puedo asegurar que siempre es muy bien recibida.

    Con respecto a Luis: Tiene usted toda la razón. Yo creo que deberíamos hacer un intercambio pacífico de acciones entre su bosque y este café. O eso o le planto el día menos pensado una opa hostil.

    ResponderEliminar
  27. Ahí discrepo, don Gregorio. No creo que nadie pueda ser responsable de sus automatismos, sobretodo cuando estos vienen producidos por una situación extrema. A no ser que ese individuo esté entrenado para reaccionar ante situaciones extremas.

    ¿Qué condiciona a una persona a huir o a enfrentarse? No lo sé. Quizás el sentirse o no acorralado. Pero ¿de verdad piensa que Librescu, de forma deliberada y "racional", sacrificó su vida por los demás? Yo no lo creo. En una situación en la que existe el miedo, alguien será capaz de arriesgarse por algo o alguien, pero sacrificarse... Más bien veo el sacrificio como algo que requiere una mentalización previa, pero nunca fruto de una decisión inmediata. Cuando ayer mencionaba a Dawkins, en ningún caso estaba diciendo que los mamíferos se sacrifiquen por su determinación genética, pero sí que se arriesgan.

    Está claro que no existe ninguna teoría, ninguna corriente de pensamiento ni psicología que pueda predecir y explicarlo todo, salvo las religiones. Como todas las demás, las de Dawkins sólo se limitan –y gracias- a explicar. Y tampoco pretendo ser determinista, pero sí creo firmemente que estamos condicionados por nuestros genes. Incluso conceptos tan “abstractos” como altruismo, generosidad, etc. son, como todo lo demás, fruto de la selección natural. Por una sencilla razón: porque somos animales sociales y eso es bueno para el grupo, por lo tanto para la supervivencia como especie. Y pregunto: ¿es el lenguaje aprendizaje y cultura o es selección natural?

    Supongo que no es fácil de aceptar, desde un punto de vista homocentrista, que estamos más condicionados genéticamente de lo que nos gustaría creer. No sé, son cosas que se me escapan. Es probable que nuestro querido libre albedrío, en realidad, no sea tan libre.

    ResponderEliminar
  28. Yo es que me acordé de lo que leí sobre los héroes en el libro de Ética para Amador, del señor Savater.

    El señor Librescu no era una hormiga obrera que actuaba como dictaban sus genes, él podía haberse escondido debajo de una mesa y no lo hizo.

    El señor Librescu, es un héroe.
    Quizá accidental, pero mira, así quedó en la foto.

    ResponderEliminar
  29. LLego tarde a vuestra discusión, pero creo que Libresco debeia ser una persona con valores, y como se decia hace unos dias se tienen o no se tienen y el los tenia. Creo que cuando tienes ciertos valores bien entendidos los automatizas y en situaciones de emergencia, como era el caso, no piensas en las consecuencias, sino que actuas sin importante las consecuencias personales. y se antepone el otro a uno mismo, si estas convencido de lo que haces. El final fue tragico, pero cada dia ocurren situaciones similares en el anonimato, unas tragicas y otras mejores, pero estas no son noticia!!!Creo que muchos de nosostros hubiesemos actuado como el profesor, al margen de nuestra etnia, religion, etc, SON LOS VALORES LOS QUE SE PONEN DE MANIFISTO EN ESTAS SITUACIONES, CREANME!!!!

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...