domingo, 2 de julio de 2006

Cura, Inquietud, Sorge

Tirando del cabo de Isabel Romana

Joseph Uhl, Die Sorge, en Zeitschrift fur Bildende Kunst, circa 1895

I
Higinio, fábula CCXX

Cura cum quendam fluuium transiret, uidit cretosum lutum,
sustulit cogitabunda et coepit fingere hominem.
Dum deliberat secum quidnam fecisset, interuenit Iouis;
rogat eum Cura ut ei dare spiritum, quod facile ab Ioue impetrauit.
Cui cum uellet Cura nomen suum imponere,
Iouis prohibuit suumque nomen ei dandum esse dixit.
Dum de nomine Cura et Iouis disceptarent, surrexit et Tellus
suumque nomen ei imponi debere dicebat, quandoquidem corpus suum praebuisset. Sumpserunt Saturnum iudicem; quibus Saturnus secus uidetur iudicasse:
‘Tu Iouis quoniam spiritum dedisti …….
………………………………………………..Corpus recipito.
Cura quoniam prima eum finxit, quamdiu uixerit Cura eum possideat;
sed quoniam de nomine eius controuersia est,
homo uocetur quoniam ex humo uidetur esse factus.

Cura, atravesando un río, vio abundante arcilla, la cogió meditabunda y empezó a modelar un hombre. Mientras reflexiona sobre qué había hecho, se presentó Júpiter; Cura le pidió que le diera un espíritu, cosa que consiguió fácilmente de Júpiter. Queriendo Cura ponerle su propio nombre, Júpiter se lo prohibió y dijo que había que darle el suyo. Mientras Cura y Júpiter discutían, se levantó Telus (la Tierra) y dijo que se le debía poner su nombre, puesto que había ofrecido su cuerpo. Tomaron a Saturno como juez; Saturno les dio el siguiente veredicto: “Tú, Júpiter, puesto que le diste espíritu recibirás (su alma después de su muerte; Telus, puesto que le dio el cuerpo, recibirá) su cuerpo. Como Cura fue la primera que lo modeló, mientras que viva, que lo posea Cura; pero puesto que hay controversia sobre su nombre, se llamara “homo” porque ha sido hecho de “humus”".

II

El hispanorromano Higinio vivió entre el 64 antes de Cristo y el 17 de nuestra era. Muy probablemente llegó a Roma como esclavo, formando parte del botín que César se trajo de Hispania, pero no tardó en ganar prestigio y su libertad. Tras adquirir una extensa formación como alumno de Alejandro Polihístor, llegó a ser bibliotecario de Augusto y fundador y primer sacerdote de la primera capilla que el neopitagorismo fundó en Roma, la basílica de la Puerta Mayor. Fue amigo de Quintiliano (a quien dedicará su obra más importante, la Astronomía), de Ovidio y de Clodio Licinio. Podemos imaginarlo ideando la fábula de Cura mientras contempla el Ara Pacis Augustae, pues en ella se representó por primera vez de forma alegórica a Tellus, la Madre Terra.

III

La “cura” latina significa “inquietud”, “supervisión”, “preocupación”, “ocupació”, “quehacer”… en última instancia recoge el destino del hombre abocado ineludiblemente a “curar de las cosas” (Cristóbal de Villalón). Hay, evidentemente, diferentes intensidades en esta actividad, que van desde la cura de lo cotidiano hasta la cura de la propia condición humana. Cicerón, que concedió a la “cura” un protagonismo central en De natura deorum, se pregunta por qué y cómo los dioses se preocupan del devenir del mundo, si tienen cura de él y si, en cierto sentido, lo administran.

IV

La “Sorge” heideggeriana no se confunde con el cuidado a esto o a aquello, sino que expresa la esencial humanidad del hombre como “cuidado de”. El «ser en el mundo» tiene el sello «entiforme» de la «cura». La “Sorge”, como existenciario fundamental, no se confunde con el cuidado específico de algo o de alguien. Es la condición del hombre que no puede dejar de curarse de...

V

Wittgenstein, comentándole por carta a Russell su lectura de Las variedades de la experiencia religiosa, de William James, escribe: “Este libro me hace mucho bien. No quiero decir que vaya a convertirme en un santo, pero no estoy seguro de que no vaya a mejorar un poco en el sentido en que a mí me gustaría mejorar muchísimo: por ejemplo, creo que me ayuda mucho a liberarme de la Sorge (en el sentido en que Goethe utiliza la palabra en la segunda parte del Fausto).”

VI

Para Heidegger no podríamos liberarnos de Inquietud sin liberarnos de nuestra humanidad.

VII

5 comentarios:

  1. Me viene a la cabeza esa expresión que tanto aparece en los textos clásicos (los leo traducidos, no en latín) que dice "si los dioses existen, no se preocupan de los hombres". Recuerdo que fué en Lucano y en Farsalía, donde por vez primera la encontré. Es ese fascinante preocuparse, que alcanza rasgos de banalidad.

    Estoy impresionado por este blog al que acudiré mucho.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, gregorio luri por haber completado tan maravillosamente el tema de Cura. Desconocía esa fábula y me parece ciertamente hermosa. Esta bién conocer a aquella a quienes vamos a pertenecer siempre en vida. Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  3. Higinio ha tenido una repercusión extraordinadia en la literatura alemana. Sin embargo entre nosotros continúa siendo muy poco conocido. Recomiendo la lectura de sus fábulas.

    ResponderEliminar
  4. "Sorge" como "Dasein" no deberían ser traducidos, pues es mejor dejarlos en su ambivalencia. Yo puedo decir que Sorge es algo asì como las preocupaciones de nuestra existencia, o nuestra vida, el agite de todos los dìas...

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...