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jueves, 6 de julio de 2006

10 tesis sobre la postmodernidad

La densidad de nuestra vida es más decisiva que los gritos de nuestras proclamas o la racanería o generosidad de los reconocimientos ajenos”. Esta frase está extraída del programa del “XXV Curs d’Estiu” de la Fundació Relleu que se celebra estos días en el Institut Químic de Sarriá. He sido invitado por Manfred Díez y Jordi Sales a participar con una ponencia que he cerrado con las siguientes tesis:

1. La modernidad, en su núcleo ontológico es una toma de partido por el tiempo, relegando el espacio a una condición subsidiaria. Ser moderno significa tener voluntad de vivir en la vanguardia del tiempo y entender las diferencias entre los hombres como relativas a su posición en el tiempo.

2. La opción por el tiempo es una opción por el derecho a alejarse y superar cualquier límite. En este sentido es moderno quien considera que Epimeteo o Penélope son heroica y moralmente inferiores a Prometeo o Ulises. Pero alguien tiene que quedarse en casa cuidando del fuego por si regresan a destiempo los héroes.

3. En la modernidad los fundamentos de las cosas han de ser superficiales, para poder reformarlos (reactualizarlos) continuamente. Un buen ejemplo: la sustitución en las escuelas de la oración por la lectura de la prensa: no valoro el cambio, sólo constato el hecho de la sustitución de una relación con algo intemporal en la oración por un trato diario con lo efímero.

4. El desprecio del espacio implica el del concepto de frontera: las fronteras sólo sirven en tanto que horizontes que han de ser superados. Los límites se justifican como mojones en el camino de la vanguardia.

5. La modernidad mide la norma desde la excepción. Si la filosofía antigua investigaba el límite del ser, la posmodernidad busca el ser del límite. El olvido del límite significa también el del concepto de inmunidad.

6. Necesitamos reevaluar radicalmente la categoría de víctima. Es posible incluso repensar el campo político en términos de una crítica de la razón victimológica. El victimismo fomenta el narcisismo inocente i el resentimiento.

7. Es un adolescente político quien busca respuestas simples para problemas complejos, quien confunde la política y la moral, y la moral con un combate frontal contra el mal absoluto.

8. Salir de la adolescencia –y por tanto de la minoría de edad- significa no tener necesidad de un malo para explicarse la maldad de la historia.

9. Salir de la adolescencia con anticuerpos contra el fanatismo significa comprender que hemos de decidirnos por causas imperfectas. Es la conciencia de su imperfección la que preservará nuestra fidelidad en las horas bajas.

10. El radicalismo no es el sistema nervioso central de ninguna moralidad superior. Más bien el radicalismo tiende a manifestarse como una mitología del perdedor. Las dos señas de identidad del radical: (1) acostumbra a tener más razón cuanto más pierde, (2) consume dosis masivas de entusiasmo (y si la religión es el opio del pueblo, el entusiasmo es el opio de la razón).

He vuelto a casa con dos libros editados (magníficamente) por Barcelonesa d’Edicions. El primero es “Teologia política de Pau”, de Jacob Taubes. Aún tengo frescas en la memoria las puyas envenenadas que Leo Strauss y Gershom Sholem le dedican a Taubes en “Cabale et philosophie” ( Éditions de l’Éclat, 2006). Me interesan, especialmente, el prólogo, de Jordi Sales, y los apéndices, dedicados a la historia de las relaciones entre Jacob Taubes y Carl Schmitt. Veremos qué da de sí. El segundo libro: “Les ganes d’aprendre”, de Jordi Galí.

El artista: John Kissic; las obras: "A beatifying lie"

3 comentarios:

  1. La primera lectura de "Las 10 Tesis..." que copio y guardo, me resulta muy atractiva. Llaman mi atención, tal vez por la hora, y probablemente más que atención asentimiento, los puntos 2, 4, 6 y 10.

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  2. Pero... no es una contradicción despeciar el espacio cuando parece surgir una necesidad de pertenecer a algo? Quizas hemos substituido unas fronteras por otras?
    El entusiasmo es el opio de la razón? No seria mas adecuado decir el fanatismo o dogmatismo? Uf, no se.

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  3. Kundera, provocadoramente, decía que el entusiasmo es el opio del pueblo. Yo, basándome en el sentido griego del término, prefiero considerarlo el opio de la razón, especial y paradójicamente de la razón ilustrada.

    Con respecto al desprecio del espacio, más que una contradicción es, a mi modo de ver, una patología.

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