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martes, 27 de febrero de 2024

Un duende caprichoso

 I

Día completamente improductivo, perezoso, indolente, laxo. La imaginación se me va de aquí para allá, a su aire, y me deja de caprichoso observador de mí mismo. No está mal. De vez en cuando estos días saben muy bien.

II

Los estados de ánimo siempre se presentan sin llamar. Se apoderan de tu casa y se quedan a vivir allí. Lo bueno de la jubilación es que puedes entregarles tranquilamente el mando. No pasa nada porque estén un día entero de okupas.

III

Me llama Leticia Lombardero. Sigue creciendo el número de inscritos en la Tatiana para el seminario de filosofía. 

IV

Esta mañana he recibido una propuesta tan insospechada como halagadora. Me proponen de una universidad española el cargo de director académico de un máster de humanidades. He agradecido muy sinceramente la invitación, pero yo ya solo estoy para mis caprichos y mis estados de ánimo.

V
La bombilla sigue sin aparecer. Esta mañana la hemos buscado mi mujer y yo con denuedo. Pero nada. Debe de haber en mi habitación un duende caprichoso.


7 comentarios:

  1. Para la bombilla pedir a San Antonio, mano de santo.

    Un abrazo

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  2. Pues no ha aparecido la bombilla, pero he encontrado en un cajón un bombón que estaba muy rico.

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  3. Lo de la bombilla es un "acto" típico del Ángel que todos tenemos a nuestro lado (antes, Ángel de la guarda), un mensaje con la ironía típica de los Ángeles (que contrariamente a lo que "les grenouilles de bénitier" suelen creer no son espíritus beaturrones, sino muy irónicos y hasta sarcáticos a veces). Esas cosas suceden en general en períodos en los que la "víctima" está muy concentrada, buscando la inspiración (que como todo el mundo sabe viene de otros mundos, de los mundos invisibles en los que residen las musas). Como por casualidad, la bombilla es el símbolo de las ideas geniales que llegan de repente (véanse los comics). A partir de ahí hay que meditar qué idea (espiritual) ha querido transmitir el Ángel extraviando la bombilla.

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    Respuestas
    1. Que si que si, ni ángel de la guarda, ni musa del misterio, llámesele daemon, y a la buena posesión digásele eudaimón

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    2. No confundir pero, con el delirante PuigDaemont

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