I
Finalmente parece que ha dejado ver su cara el invierno, pero lo ha hecho de una manera tímida, como si se avergonzara de sí mismo. O sea, hace fresco.
II
A punto de terminar un capítulo, me salta de forma inesperada una frase a la pantalla del ordenador que dice, exactamente, lo contrario de lo que acabo de decir hace dos párrafos. Por una parte me enfado conmigo mismo, porque así no hay forma de acabar el capítulo; pero, por otra, me felicito, porque me he dado la oportunidad de pensar mejor las cosas. El problema es que siempre hay un pensamiento mejor sobre todo. Lo que creo definitivo marca solo los límites de mi inteligencia.
III
La pedagogía moderna parece creer en la existencia de competencias generales a todas las asignaturas. Es cierto. La competencia más general es el arte de hincar los codos. De volver sobre lo escrito, por ejemplo, y dejar aflorar eso que intuyes que sabes pero no sabes formular con precisión porque no acabas de saberlo bien.
IV
¿Por qué los niños muertos en la franja de Gaza causan en Europa mucha más indignación que los niños muertos en Ucrania?
V
Hay que mirar cara a cara a la política, con todo lo que tiene de patio de colegio, y aceptar que eso infantil, rudo, sofístico y sesgado es, ni más ni menos, la filosofía primera.
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