I
Hoy me he despertado en mi cama con la satisfacción de saber que podría ir hasta el baño con los ojos cerrados sin tropezarme con nada. Todo está en su sitio, comenzando por mí.
II
La golosa y gozosa rutina de reencontrarte con la verdulera, la carnicera, el camarero que sabe cómo, exactamente, te gusta el café... La tranquilidad de lo habitual que, al abrazarte, te susurra al oído que esto será siempre así, que siempre estarán aquí estas mesas y estas sillas de la plaza de Ocata, a la sombra de este plátano eterno, bajo un cielo familiar. Uno se palpa y se encuentra más uno mismo y en este encontrarse brilla la chispa de la certeza de que también yo estaré siempre aquí.
III
Ayer, viniendo en el tren, leí en El Cultural esta declaración de Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional, que dirige La casa de Bernarda Alba: "Bernarda ejerce violencia machista sobre sus hijas". Hay un feminismo -posiblemente ateo- que ha recuperado la imagen de la inmaculada concepción para aplicarlo a todas las mujeres: si una mujer hace algo malo, es el machismo que la ha infectado subrepticiamente.
IV
Una de las cosas más relevantes que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida: El número de pecados permanece bastante estable. Lo que cambia es su contenido.
V
Y ahora que lo pienso, también permanece estable el recurso al diablo: es el ser intrínsecamente malo que tienta al inocente.
"La tranquilidad de lo habitual que, al abrazarte, te susurra al oído que esto será siempre así, que siempre estarán aquí estas mesas y estas sillas de la plaza de Ocata, a la sombra de este plátano eterno, bajo un cielo familiar. Uno se palpa y se encuentra más uno mismo y en este encontrarse brilla la chispa de la certeza de que también yo estaré siempre aquí."
ResponderEliminarGracias Don Gregorio.
Yo también estoy muy bien en tu café...