I
Me veo citado en un Powerpoint de un conferenciante. Esta clara la frase y debajo de ella está claro mi nombre. Sin embargo no me reconozco en esa cita y no creo haber dicho nunca nada semejante.
Escribir es como lanzar mensajes al mar dentro de una botella. Nunca sabes ni quién los leerá ni cómo los interpretará. De vez en cuando encuentras lectores que te entienden, estén de acuerdo contigo o no.
II
"La vejez es igual que la niñez", decía mi padre. Pero sin la mirada de esperanza del niño y esa voracidad de mundo que caracteriza a la infancia.
III
Me encuentro a primera mañana en el correo un artículo de Miguel Ángel tirado titulado Dime cómo lees y te diré cuánto aprendes. ¡Cuánta falta nos hacen inspectores de educación como él: bien formados, rigurosos, cercanos y con criterio! Lo he devorado. Miguel Ángel Tirado ha asumido con profesionalidad una función que las facultades de educación no saben hacer: acercar la investigación a las aulas.
IV
Me llega La tiranía de la mediocridad, de Sophie Coignard. Me apetece comenzar a leerla, pero antes tengo que cumplir otros encargos. Va a la torre de Pisa de los libros en espera.
V
Me recomienda Berta González un interesantísimo artículo de David Brooks en The Atlantic. Describe con perfección algunas de las patologías de nuestro tiempo. No sé si, como dice Brooks, "Chiken littles are ruining America", pero si sé que están enrareciendo el aire político y moral (perdonen la redundancia) que respiramos en Europa.
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