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miércoles, 21 de febrero de 2024

Jai Alai

 I

A las 9:50 me subía al tren Iryo en la estación de Sants y a las 12:35 me bajaba del tren en la estación de Atocha de Madrid. Como se anunciaban atascos fenomenales con la llegada de los tractores, he ido en metro hasta Nuevos Ministerios y de allí a Castellana/Joaquín Costa, donde había quedado con todo un leonés de pro, Secundino González, la facundia cordial.

II 

La Fundación Fomento del Diálogo me invitó a comer y a hablar de educación en el Jai Alai. El lugar bien merece una visita, pero hablar y comer es tarea bien compleja para un humano, especialmente si se siente rodeado de gentes serias y sesudas, que saben de la vida mucho más que él, un pobre platonista. Claro que Secundino ha demostrado una caballerosidad impecable e implacable conmigo que es muy de agradecer.

III

Lo principal en estos casos es no aburrir, no estropearle la digestión a nadie, y decir lo que se piensa. De vez en cuando Secundino, al quite, decretaba "pausas de hidratación", porque nada hay que combine mejor con la palabra que el vino. Ha estado bien. El torno de preguntas ha sido vivo e interesante y hemos acabado todos tan amigos.

IV

Entre los presentes me he encontrado con una sorpresa muy agradable:  la de la presencia de Marta Fernández Munárriz, navarra de Pro. Me cae muy bien esta mujer. Tiene una risa franca, acogedora, sin malicia y una amabilidad inagotable.

V

El leonés de Pro querían acompañarme hasta el tren, pero yo necesitaba silencio y soledad y he preferido ir andando hasta Atocha. Una hora de camino no es nada que no haga habitualmente en El Masnou.

V

En la Puerta de Alcalá me he encontrado con los tractores y los agricultores, que ocupaban la calle Alfonso XII en dirección al Ministerio de Agricultura. Siento una íntima solidaridad con estos campesinos, porque uno de ellos bien pudiera haber sido yo, si la vida no se hubiese entrometido para torcer lo que parecía un destino elemental.

VI

He llegado a la estación con 20 minutos de adelanto. Con tranquilidad me he dirigido al control de entrada. No me han dejado pasar. Me había sacado el billete de vuelta para ¡¡¡el 21 de marzo!!! Sin embargo se han portado conmigo con suma amabilidad y he conseguido un asiento en el último minuto. Desde él, mientras la noche se cierra sobre Castilla, pongo punto final a esta crónica. A las 21:00 está previsto que llegue a Barcelona.

VI

Me gusta el tren. Por las razones que sean, me resulta fácil escribir en él. Las ideas circulan sin problemas y las hojas van llenándose, aunque ya veremos qué me parecen cuando las relea. 

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