I
Día calmado, de trabajo intenso y poco adelanto. Tocan días así de cuando en cuando.
II
En estos días, me pongo escribir y acabo creando un laberinto de conceptos del que no sé salir. La única solución es tirar todo lo que he escrito a la papelera y comenzar de nuevo.
III
Mantengo a media tarde una muy grata conversación con Ferran Riera. Hablamos del dolor alegre. El día 8 de marzo nos veremos en Vic. Ferran es una de esas presencias capaces de alterar la gravedad ética de todo lo que se encuentra a un radio de 5 metros de distancia. Un vórtice cordial. Tengo que darle alguna vuelta a esta idea de las presencias éticas. En Vic estarán también Miguel Ángel Tirado, inspector de educación al que admiro, y Marta Zaragoza, inefable, como todo ser singular.
IV
He pasado demasiadas horas infructuosas delante de la pantalla del ordenador. Me duele la cabeza e intuyo que no voy a dormir bien. Ha comenzado a caer una lluvia limosnera que no calmará la sed de Cataluña.
V
He ido a la iglesia, al Via Crucis. Pocos, entrados en años (a todos nos cuesta arrodillarnos) y, además, desafinamos cantando. Pero quizás un Via Crucis genuino tenga que ser así.
VI
Desde hace años el Viernes Santo es para mí San Nihilismo. Creo que la manera honesta de vivir la Semana Santa es como la vivieron los apóstoles, sin esperar el domingo de resurrección. La alegría del domingo no es verdadera alegría si no hay verdadero nihilismo el viernes.
Me inclino a pensar o declinó mejor a pensarme, que hoy es día en que el polígono muere por sus lados y el domingo renacerá por sus ángulos, como si de un circulo fuera.
ResponderEliminarEl recorrido exhaustivo y cuaresmal del cerdo de tierra al cerdo de mar (el atún o en su defecto la sardina) es fruto de una intuición desbordante
ResponderEliminarNo contesto a sesquipedalismos.
ResponderEliminarGenial respuesta. Es increíble paradoja.
ResponderEliminarDice que 'no contesta' pero ya con ello contesta.
Dice que no contesta a sesquipedialismos, pero a la vez, el propuo termino "sesquipedialismo" es el mayor de ellos (de los términos rimbombantes).
Su respuesta desquiciaría al propio Hegel
Don Henri I e Chateau-Branches, yo solo pretendía hacer una ironía...
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