I
Al fin parece que va a llover. La sequía en Cataluña ha sido tan prolongada y severa que necesitamos que llueva a mares, hasta -como decía uno de mi pueblo- que Dios pueda beber a morro. Esperemos, pues, que este regalo de los Reyes Magos sea copioso. Sin embargo el ayuntamiento ha suprimido la cabalgata de reyes por miedo a la lluvia, cuando lo que correspondería es lo contrario.
II
Ayer por la tarde, compras. Peor que trabajos forzados, peor que trabajar en una mina de azufre, peor que el dentista y que cualquier cosa imaginable. Acabé agotado. Mucho podría decir sobre lo que nos pasa a ciertos hombres cuando vamos de compras con nuestras mujeres, pero me temo que no sería prudente en estos tiempos de corrección política. En cualquier caso nosotros -mis hermanos- nos reconocemos cuando se cruzan nuestras miradas y sentimos que una solidaridad infinita nos hermana.
III
Ayer en el Paseo de Gracia me encontré con una alegría un poco infantil con un amigo al que hacía años que no veía. Siento que esta alegría, ingenua y simple es una de las pruebas de la verdadera amistad. Es hermoso y terapéutico comprobar que el ayer forma parte del presente continuo, que podemos repetir con gozo las anécdotas de siempre e interesarnos, vivamente, por los planes y proyectos del otro. Hoy hemos desayunado juntos en la plaza de Ocata y el tiempo se ha detenido alrededor nuestro.
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