I
Bien está la cabalgata de reyes, magnífica la noche de reyes, mágica la mañana del 6 de enero... pero la tarde del día 7 es, quizás, la peor tarde del año para un niño en edad escolar. Si todas las tardes de domingo provocan una desazón profunda en el alma, la de este domingo de vuelta al cole con la casa llena de juguetes nuevos es comprensible que resulte desoladora. El paraíso era solo el título de un capítulo de la historia.
II
Estaba ayer leyendo un artículo de un famoso pedagogo en el que presenta la educación emocional como la clave para alcanzar la felicidad personal y colectiva. Y es que vivimos unos tiempos en los que, en cuanto te descuidas, alguien se aprovecha para intentar hacerte feliz. ¿Cómo es que no se dan cuenta de que las tarde del 7 de enero son inevitables y que transitar por ellas es uno de los precios de estar vivo?
III
Como vivimos en una sociedad terapéutica, nos cuesta entender que no hay almas sanas. Pero si los reyes magos son la realidad de lo posible, la tarde del día 7 de enero es la realidad de la realidad de lo posible. Y así vamos creciendo, entre ilusiones y desengaños, llenos de muñones.
IV
Feliz aquel que solo necesita tiritas para las heridas de su alma.
Una entrada muy interesante.
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