El salmo 52 comienza de esta manera: "Dixit insipiens in corde suo: non est Deus". "No est Deus" es precisamente lo que se lee en la inscripción que este hombre tiene en la mano y que muestra lo que le susurra el diablo. De este salmo parte San Anselmo para desarrollar su famoso argumento, llamado ontológico. En nuestro tiempo es el sabio el que dice en su corazón: "el mal absoluto existe". Esto es lo que hemos conseguido: Hemos dejado de creer en el Bien con mayúsculas, pero no tenemos manera de librarnos del Mal con mayúsculas. El argumento ontológico sigue en pie, pero invertido.
Salterio, Francia c. 1205.
LA, Getty, Ms. 66, fol. 56r
Que haya un Orden- o varios- no significa que existan el dios de Abraham y de Jacob y de San Anselmo o Alá... Además decir que todos los males son relativos es lo mismo que decir que todos los bienes lo son. Y este es el verdadero contenido del tan mal entendido relativismo moderno. No que exista el Mal Absoluto.
ResponderEliminarUn paseante.
No sólo eso, sino que, para muchos, la existencia de tanto mal, algo que, por desgracia, no necesita demostración, es la mayor dificultad para poder creer que haya Dios
ResponderEliminarH. P. Lovecraft, materialista y ateo, poblaba sus relatos de las más diversas manifestaciones del Mal Absoluto.
ResponderEliminarMil ejemplos se podrían poner sobre referencias al "mal absoluto", pero me limitaré a recordar el libro de Pietro Citati: "El mal absoluto en el corazón d ella novela del siglo XX" y las referencias de Arendt al mal absoluto: "And if it is true that in the final stages of totalitarianism an absolute evil appears (absolute because it can no longer be deduced from humanly comprehensible motives), it is also true that without it we might never have known the truly radical nature of Evil".
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