Esta mañana he hecho algo sumamente imprudente: participar con dos fenomenales "rondallaires" del grupo Vivimdelcuentu en un acto dirigido a niños en Mataró. El objeto, absolutamente desmedido, era hablar a las criaturas del valor del esfuerzo. Los artistas contaban cuentos, los escenificaban y cantaban canciones, y todo lo hacían bien. De mi se esperaba que diera la nota filosófica -o al menos ligeramente erudita- entre cuento y cuento. Un comentario de textos, vaya. Como las miradas de los niños no conocen ni las convenciones ni la hipocresía, he tenido que sudar lo mío para no hundirlos en el aburrimiento del anticlímax cada vez que me dirigía a ellos. Básicamente lo que he hecho ha sido repetirles de mil maneras diversas una idea:
"cal insistir
si ho vols aconseguir"
Es decir, que a Dios rogando y con el mazo dando.
Poco antes de comenzar el acto, pensando en el público tan sumamente exigente que me esperaba, me sentía, de verdad, aterrorizado, presa de pánico, preguntándome quién demonios me mandaba a mí meterme en estos berenjenales, con lo agustito que estaría en mi plaza de Ocata tomando un café con churros y leyendo el periódico.
Me lo mando yo mismo, porque no sé decir que no al Joan Salicrú y a la Maria Coll, de la Revista Valors, que han sido los promotores del sarao ético. Tras el acto -que parece que ha acabado con éxito de crítica y público-, me he prometido a mi mismo que de aquí en adelante, por muy bien que me caigan, no les diré inmediatamente que sí.
19:47: Dice mi mujer que la traducción correcta de "cal insistir si ho vols aconseguir" es "el que la sigue, la consigue".
19:47: Dice mi mujer que la traducción correcta de "cal insistir si ho vols aconseguir" es "el que la sigue, la consigue".
¿Y no introdujo nuevos dioses, para completar el consabido lote?
ResponderEliminarMe mantuve fiel a los viejos dioses: La cigarra y la hormiga; la liebre y la tortuga, el campesino y la viña...
EliminarEn la foto, tiene usted sonrisa y ademán de político en campaña electoral. ¡Cuidado! Eso sí que sería meterse en berenjenales.
ResponderEliminarNo, no… la cara es de felicidad, porque ya se había acabado todo… especialmente la despedida, en que tuve que saltar, dar palmas y gritar… un calvario de amabilidad forzada… demonios… igual tiene usted razón...
EliminarPero, tras tantas horas fingiendo en el teatro de las aulas, las tablas se le suponen.
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