Me he visto obligado a releer a algunos ocurrentes pensadores posmodernos, como los sociólogos Zygmunt Bauman y Roger Bartra. Que conste que me dejan admirado sus dotes para la poesía y como literatura lo suyo no carece de mérito, pero respecto a su, por llamarlo de alguna manera, pensamiento, me parecen un fenómeno curioso. La posmodernidad son ellos. Ellos son el índice que andan buscando fuera de sí, por las sociedades posindustriales. Me explico: La posmodernidad es un estado de cosas en el que gentes como Bauman y Bartra pueden pasar por intelectuales serios.
Cuando Bauman escribe que"la única regla empírica que puede guiarnos es la relevancia momentánea del tema", ¿por qué no se aplica esta luminosa conclusión a sí mismo y se considera un fenómeno momentáneo? Sin embargo se atreve a teorizar sobre la sociedad líquida con una seguridad que ya hubiese querido para sí el Moisés del Sinaí. Tanta seguridad en un mundo evanescente, me mosquea. ¿Por qué no es evanescente su teoría de la evanescencia universal de todos los seres?
La gota que ha colmado mi paciencia (¡y mira que me prometí a mí mismo no volver a leer a nadie que citara a Julia Kristeva) es esta perla de Roger Bartra:
Cuando Bauman escribe que"la única regla empírica que puede guiarnos es la relevancia momentánea del tema", ¿por qué no se aplica esta luminosa conclusión a sí mismo y se considera un fenómeno momentáneo? Sin embargo se atreve a teorizar sobre la sociedad líquida con una seguridad que ya hubiese querido para sí el Moisés del Sinaí. Tanta seguridad en un mundo evanescente, me mosquea. ¿Por qué no es evanescente su teoría de la evanescencia universal de todos los seres?
La gota que ha colmado mi paciencia (¡y mira que me prometí a mí mismo no volver a leer a nadie que citara a Julia Kristeva) es esta perla de Roger Bartra:
¡Qué ingenuo el pobre Bush, anda buscando a Bin Laden cuando debería buscar a la otredad! ¡Pero qué inmoral, Bartra, ocultar las responsabilidad asesina bajo esta metáfora!
"La destrucción de las torres gemelas en Nueva York y el ataque al Pentágono son la más extrema agresión jamás realizada por fuerzas de la otredad contra el establishment occidental".
No sé si viene a cuento, pero le hago la pregunta, ¿Conoce a Emanuele Severino? ¿Qué le parece?
ResponderEliminarEfectivamente, solo sería justificable hablar de lo evanescente de la realidad desde la experiencia de la evanescencia de uno mismo, lo cual solo está al alcance de unos pocos.
ResponderEliminarEs cierto que es inmoral hablar de agresiones de la otredad, pero quizás sea una forma de decir, como “el pobre Bush, anda buscando a Bin Laden.”
Respecto a Severino: LO conozco. Leí sus cosas sobre filosofía antigua. Me interesó especialmente su reflexión sobre el parricidio platónico del sofista. Pero no acabó de convencerme. Creo que Platón sabía más de los severinos que los severinos de Platón.
ResponderEliminarEk problema de teorizar sobre hechos concretos, para aplicar conclusiones de ste tipo, no conduce sino a relativizar cualquier hecho en el sentido de responsabilizarnos del desastre por adjudicar al causante el papel de "nuestro Otro".
ResponderEliminarSon los riesgos, que diría una abuela de cada cual, de pensar demasiado y perderse en volutas de humo.
Bin Laden es Bin Laden y los "otros" son otra cosa. En el segundo caso uno estaría hasta dispuesto a comprender a los otros practicando la otredad. ¿Qur otra cosa van a hacer? Cualquier exculpaciópn tiende a la complicidad, y si no que se lo digan al fantasma de Poncio pilatos.
Me pregunto si ser posmoderno consiste en hacer esa clase de frases que se destruyen a sí mismas, como la citada en la entrada o "todo es relativo"(máxima absoluta), "no se puede generalizar"(máxima generalización posible),"no hay verdad sino verdades"(verdad única donde las haya),"nada es blanco ni negro" (salvo el que señale algo blanco o negro, que es negrísimo) y así hasta la naúsea.De la mañana a la noche, desde el quiosquero hasta el locutor deportivo, el político y la peluquera.Y el cerebro, claro, se queda frito.
ResponderEliminaroiga usted Don Luri, el gallo ese de la foto no será un Pota Blava?? por que es el único pollo nacional que creo capaz de intentar ligarse a un flamenco...
ResponderEliminarToda la culpa es del Heráclito, menudo posmoderno era el tío.
ResponderEliminar¡Bravo, Luri! Redondo su comentario. He leído algunos artículos de Bartra (en su inefable y pedantesco blog, por ejemplo), y siempre he pensado por qué demonios no se dedicó simplemente a la poesía, como su padre. Inmoralísima, en efecto, la "perla" bartriana. ¡Qué asco!
ResponderEliminarNo sé si será tarde contestar un post de hace cuatro días. En estos días de postmodernidad eso se considera la prehistoria ;)
ResponderEliminarDespués de leer "Amor líquido" no se ve a Bauman muy postmoderno, la verdad. Su discurso se situa más bien en contra y disiente, chirria y se diría que critica a los auténticos postmodernos: Lyotard, Vattimo, Baudrillard...No se diría, leyendo sus libros, que para Bauman "todo vale"...
Queridas bi-gates: ¡Ustedes son muy listas! Y opor eso mismo son siempre muy bien venidas.
ResponderEliminarEfectivamente, Bauman parece querer elaborar un discurso.... ¿podríamos llamarlo socialdemócrata? en alguna de sus obras que aparentemente va en contra de la ola posmoderna. Sin embargo ... ese posmodernismo moderado que a mi modo de ver quiere representar Bauman es prisionero la idea de lo fatalmente líquido. En "Los retos de la educación en la modernidad líquida" se ve muy claro.
Lo que muestra Bauman es, a mi parecer, más convincente que lo que dice. Y lo que muestra es la disolución del concepto de frontera y, por lo tanto, la evanescencia del presente.
Si todo es evanescente, nos quedamos sin instancias mediadoras entre el pasado y el futuro. Y desde mi punto de vista la postmodernidad no es otra cosa más que esta negación del presente y, por lo tanto, de los lazos de copertenencia.
"Lo que muestra es más interesante que lo que dice". Esta frase hace pensar.
ResponderEliminarComparto las apreciaciones del autor del post. Muchos posmodernos parecen más interesados en la reflexión vacía y la palabrarería, que en el análisis sustancial de las realidades.
ResponderEliminarEsto convierte a la filosofía de muchos de estos pensadores en meros juegos de palabras.
Un filósofo estudioso del posmodernismo, Roberto Follari, ha realizado algunas intersantes reflexiones al respecto sobre el origen del posmodernismo en tanto fenómeno social y filosófico. Recomiendo especialmente este artículo:
http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=860
saludos