En 1958, en un momento en que en los Estados Unidos estaba emergiendo una conciencia de crisis en la educación que aún tardaría algunos años en llegar a Europa, Hannah Arendt publicó “La crisis de la cultura” (1958), un texto valiente.
En buena medida dedica el ensayo a fundamentar teóricamente la autoridad del maestro como representante del mundo tal cual es. Los educadores no tienen por función impulsar mundos posibles, sino representar a un mundo que ellos no han construido y con el cual pueden no estar completamente satisfechos. Aunque es legítimo que deseen un mundo diferente, sus responsabilidades son con el mundo presente. Si no quieren asumirlas, deben renunciar a su oficio. La responsabilidad en la educación es la autoridad.
Arendt diferencia entre la competencia y la autoridad del profesor. La competencia se deriva de su conocimiento del mundo y de su capacidad para transmitirlo, mientras que la autoridad se funda en la responsabilidad que el maestro asume frente al mundo. Y así llegamos a la cuestión que acabo de leer. Dice Arendt con un humor no exento de mala uva que los niños no pueden rechazar la autoridad de los educadores como si fueran una minoría oprimida por los adultos. Aunque los métodos modernos de educación han intentado poner en práctica ese absurdo que consiste en tratarlos como una minoría oprimida que desea liberarse. Cuando los adultos rechazan la autoridad, eso sólo puede significar una cosa: que rechazan asumir la responsabilidad de un mundo en el cual han depositado a sus hijos.
Cometes un grave error de percepción:
ResponderEliminartu hablas de educación, y cuando escuchas la palabra entiendes educación, pero los demás hablan de domesticación.
Y no me refiero a la Arendt, obvio.
¿tanto te ha gustado Gal? te mandaré toda si discografia, sólo tienes que decirlo.
ResponderEliminarLa novel Nobel Doris Lessing acusa en su prefacio a "El cuaderno dorado" de 1971 a los educadores por ajustar a todo el mundo en un mismo modelo. Con los niños es posible pero, ¿qué hacemos con los adultos en la universidad?
ResponderEliminarIgnacio: Yo es que creo que toda educación es una domesticación. O, si quieres, una sumisión, o bien al deseo natural o bien al valor cultural.
ResponderEliminarLa cultura es una variante de la agricultura.
Gates: Arendt se educó con principios anarquistas, totalmente opuestos a los que defiende en este ensayo.
ResponderEliminarPara saber a dónde conduce la propuesta de Lessing, hay que ir a las experiencias pedagógicas de Russell.
Volviendo a Arendt: Por este ensayo fue criticada muy violentamente de reaccionaria.
Una responsabilidad rechazada mas --- porque deberia 'depositar' hijos ser diferente? La fecha es estremecedora...
ResponderEliminarSobre la teoria de la autoridad... si la principal funcion de los maestros fuera ensen~ar y no educar no habria discusion: el maestro sabe mas.
Primera de cuatro partes.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=WzdthMhvkTE
La educación tiene como objetivo el conseguir la socialización del sujeto. Esto es, la asunción y adaptación a las reglas del juego de la sociedad en la que le ha tocado vivir. Desde ahí ya tratará de cambiarlas o contribuirá a hacerlas evolucionar en la línea que quiera. Pero es fundamental saber dónde se está. Saludos cordiales.
ResponderEliminarEl problema son los incompetentes investidos de autoridad , me refiero mas a la enseñanza universitaria , ahi juega un tercer concepto , la credibilidad .
ResponderEliminarSi la educación es sumisión entonces estamos perdidos: si lo que es es darle las pautas de conducta, el comportamiento y la forma de evolucionar en la cultura entonces si: se dan las claves para ser en sí mismos; si no es domesticación.
ResponderEliminarNo tenemos cultura, sino que somos parte de la cultura, nadie es culto, la cultura es supraindividual, colectiva y no reductible.
Pero vamos, si a ti te vale.....
A mi lo de la domesticación, no.
Ignacio: Se supone que una persona orienta su vida de acuerdo con unos fines. Descarto que haya quien cotidianamente para cada decisión se rija por el azar. O bien situamos el deseo como principio directriz o alguna forma,a de vida realizada constituye nuestro modelo. En cualquier caso, nos sometemos a algún criterio.
ResponderEliminarEl problema, en todo caso, es el de elegir el criterio mejor.
Una autonomía sin restricciones no se diferencia en absoluto de la completa desorientación.
Querida Peggy: ¡Qué razón tienes!
ResponderEliminarLa leyenda personal es de cada uno; el liberarse de ella es afán: está asi en nuestra cultura; pero todo esto, incluida la desorientación son condiciones del ser, íntimas y privadas: la educación es social y eso no le compete.
ResponderEliminarLa educación es para el hombre insertarse en su cultura adecuadamente; pero el hombfre en sí mismo es cosa de sí mismo.