Gustav Janouch: El corazón es una casa con dos alcobas. En una reside la pena y en otra la alegría. Nunca se debe reír demasiado, ya que de lo contrario se puede despertar a la pena que vive en el cuarto de al lado.
Franz Kafka: ¿Y a la alegría? ¿Puede despertarla una pena ruidosa?
Gustav Janouch: No. La alegría es dura de oído. No puede oír la pena del cuarto contiguo.
Kafka asintió.
Amigo Luri: son palabras mayores. Me fijo en el últimno párrafo que has seleccionado. Kafka asiente, con un gesto de cabeza, apenas un gesto pienso. Denmtro quedan las ideas horadando el conocimiento.
ResponderEliminarExactamente. El silencio de Kafka no puede ser más expresivo.
ResponderEliminarY la melancolia donde la ubicamos? , entre la razon y el corazon?
ResponderEliminarLa melancolía, Peggy, es la alegría del triste.
ResponderEliminarparece una conversación de viejas.
ResponderEliminarPues sí, Celia, las viejas entre nosotras hablamos así.
ResponderEliminarA decir de las palabras de Janouch, ahora entiendo el porquè de la inmensidad del corazón de los payasos, verdaderas fábricas de sonrisas con patas.
ResponderEliminarPedra Lletraferida: La tragedia del payaso es que si nos dice que está triste, sospechamos que está contándonos un chiste.
ResponderEliminarOtra más de las tragedias del payaso es que, si está triste -y por mucho que su alegría esté sorda- debe correr las cortinas negras que cubren las ventanas que dan a la alcoba de la tristeza, por si acaso.
ResponderEliminarSaludos!
Mañana.. o cuando pueda... un último beso. Y estoy cansada y usted ya querrá cerrar su café que ya son las tres.
ResponderEliminar