Los revolucionarios creen vivir en el momento supremo de la historia, el más clarividente, en la atalaya histórica que les permite contemplar el panorama completo del pasado y del futuro. Por eso no dudan en someter completamente lo dado a su deber ser absoluto. Ni Dios, al crear el mundo, se atrevió a tanto. Fue mucho más humilde, ya que dio un margen de libertad al diablo.
II
El cinismo de la verdad es con frecuencia, como el paisaje, un estado del alma.III
Pensarse y decirse “yo” es jugar con la ilusión de encontrar la imagen fija de uno mismo en la corriente del río que nos refleja.IV
Nuestra pereza con frecuencia salva a las cosas, al permitirles demorarse en su fragilidad, sin tener que justificarse ante nuestros deseos.V
La melancolía es una pasión conspiradora contra la terapia del olvido.VI
El anciano que mira en silencio al mundo es porque ha visto depositarse sobre él un poso de fatalidad, obra exclusiva del tiempo, que el gesticulante nerviosismo de los jóvenes contribuirá a acrecentar. A este silencio lo llaman sabiduría.VII
Sólo nos hacemos presentes a nosotros mismos cuando la luz de una mirada de deseo o de rechazo nos concede la experiencia de la perplejidad. Lo demás son sinsaberes.VIII
La esperanza tira de los inseguros como de un tirano lisiado un esclavo frustado y vengativo.IX
Decían los antiguos que la naturaleza creó al hombre para verse a sí misma, consciente de su propia belleza. Los modernos, que aprendimos a dudar de todo, sospechamos que el espectáculo resultó decepcionante. Y de esa decepción nació la cultura.X
Si no pudiéramos descansar de nosotros mismos, ¡qué carga seríamos para los demás!
me ha gustado la frase de la perplejidad del deseo ....esa magia siempre descoloca :)
ResponderEliminarSiempre que paso por tu casa me dejas pensativo, lo que para los tiempos que corren, es de agradecer.
ResponderEliminarAbrazos.
Yo tengo una duda, no sé si tonta: ¿los aforismos son suyos?
ResponderEliminarUn abrazo, Gregorio.
Peggy: nada nos hace sentirnos más a gusto con nosotros mismos que sabernos deseados. O, mejor aún: preferidos.
ResponderEliminarFelipe: Gracias. Y le devuelvo las mismas palabras que usted me dedica.
ResponderEliminarAy, Portorosa, que me temo que he de contestarle que sí, aunque, como es inevitable, seguro que hay unos cuantos que lo han dicho mejor, antes, con más profundidad y con más gracia.
ResponderEliminarGoyo: ¿sinsaberes o sinsabores?
ResponderEliminarTonibañez: En este caso, con plena conciencia: "sinsaberes".
ResponderEliminarMe proporcionar el estímulo para esbozar otro aforismo: el conocimiento del propio yo se acerca más al conocimiento que proporciona el sabor (y, sobre todo, sugiere su memoria) que al que garantiza el saber (y su dogmática).
Gracias.
Claudio.
ResponderEliminarLeído hoy por ahí: Si el pasado es otro país, los ancianos son emigrantes, cansados por su obligado e incesante viajar.
Claudio: efectivamente, parece que uno se va haciendo anciano a medida que se va adentrando en su pasado, hasta perder de vista el horizonte del futuro. (¡Coño, otro aforismo!)
ResponderEliminarCon el Sr Cutillas ando despistado...., ¿existe la filosofía catalana?.
ResponderEliminarUn abrazo.
C.
C.: La filosofía adjetivada tiende a desmentirse a sí misma como filosofía para travestirse en su adjetivo y, por lo tanto, degradarse en ideología. Pero hay lo que hay. Y conviene ser generoso con la realidad.
ResponderEliminarMe quedo , por identificarse con lo que pienso, con el V, con el VI, con el X...
ResponderEliminarLos demás. todos buenos, obligan a la reflexión, y entre ellos elijo:III
Mis saludos.
Oye, son muy buenos, eh.
ResponderEliminarMe quedo con el VII: perplejidad es exactamente lo que siempre he sentido cuando alguien me toma en serio.
Y esa esperanza del VIII también me ha sonado cercana, la cabrona (con perdón).
Lola
Si no pudiéramos descansar de los demás, ¡qué carga seríamos para nosotros mismos!
ResponderEliminarExacto Gregorio, la filosofía adjetivada...
ResponderEliminarGracias.
C.
Diana: Sus saludos son siempre inmediatamente devorados en este café.
ResponderEliminarGracias Lola: Por cierto, ¿has visto "La vida de los otros"?
ResponderEliminarEduardo: Yo tiendo a pensar que sólo podemos descansar de los demás cuando los sabemos accesibles.
ResponderEliminarLa tengo en la lista. No tardaré... a lo mejor esta tarde, mira.
ResponderEliminarYa leí los inéditos de Mann: magníficos. La caída súbita de que habla en relación a la cultura, el ejemplo de incomprensión de Ibsen..."Si nos viese ahora", comentábamos ayer con una colega de cuitas y profesión. Súbita, exacto el adjetivo; no sé si nos cabe esperar mantenerlo alejado de "muerte".
Lola
Lola
No lo sabía.
ResponderEliminarPues me quito el sombrero, Gregorio, ante usted. Más que antes, si cabe.
Un abrazo.
Hace ya muchos años, yo tenía 12 y calzo los 40, pusiste en clase una frase, posible aforismo, de Kafka.
ResponderEliminarEra una cita de sus "Cartas a Milena" y decía: "El hombre acosado por sus demosnios se venga incesantemente en su pójimo".
Veo que sigue tu aficióny me alegro, porque hay palabras que son como antorchas que iluminan el camino y nos ayudan a discernir entre las sombras.
Un abrazo
yo también quiero
ResponderEliminarvoy a practicar a ver si me sale alguno
"camarero, una de mero"
no, eso es más bien un haiku....
en fin, le dejo a usted lo de los aforismos,
a sus pieses.
Conchi: ¡Me deja usted pasmado al pensar que no sigue teniendo doce años! Y, la verdad, también un poco agradecido por la fidelidad de su memoria. ¡Un fuerte abrazo! ¿Qué es de su vida?
ResponderEliminarMe ha devuelto usted de golpe a mis 23 años.
Celia: ¡Al fin vuelve usted a la vida virtual! Ya entiendo que hasta usted necesita de vez en cuando alguna dosis fuerte de realidad, pero entiéndanos usted a sus fieles: Se la echa de menos.
ResponderEliminarPor cierto, una de mero no le puedo servir, pero creo que queda un poco de un arroz con escórpora que hice ayer para comer. ¡Si no le importa que se lo caliente!
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