martes, 11 de agosto de 2020

Calor

Hace un calor pegajoso, de melaza hirviendo, denso; hace ese calor que parece fomentar la insolencia de las moscas. Hace un calor que me anima a buscar por casa, con avaricia, la más pequeña corriente de aire para acoger a ella la lectura del libro que tengo entre manos. Hace un calor que me hace incomprensibles aquellos días en que viajaba en verano con toda la familia en busca de lejanías que me permitieran pensar, al regreso, que había tenido vacaciones. Hace un calor que sólo se refresca con duchas frías, limonada natural y mucho hielo. Hace un calor de dormir con la ventana abierta y sin sábanas, atrayendo inevitablemente al insidioso mosquito que estará rondándome con su zumbido criminal toda la noche. Hace tanto calor que la luz que entra por la ventana a primera hora del día ya está como recalentada.

3 comentarios:

  1. Esta lectura me ha hecho evocar la canción de Joan Manuel Serrat dedicada al poema de "Las moscas" de Antonio Machado. Y con ello me ha retrotraído a la infancia, a esas siestas de calor en las que, a pesar de todo, mis hermanos y yo lográbamos jugar.
    Por cierto Don Gregorio, acabo de descubrirle y estoy encantada de la vida.
    Echaba de menos un rayo de luz entre tanto nubarrón pedagógico de hoy en día.

    ResponderEliminar
  2. Es una descripción desoladora, da calor solo leerla.... Pero por desgracia la comparto en estos días

    ResponderEliminar

Tracios, iberos y partos

I Cada vez que me encuentro con piezas ibéricas relevantes, como el sábado en el Museo de Albacete, le envío imágenes de las mismas a mi ami...