Tener por amigo a un poeta sevillano (valga la redundancia) es una de las cosas más dignas a las que uno puede aspirar en esta vida. Hablaremos de Concepción Arenal, de Balmes, de Grocio y Santa Teresa, de Maquiavelo, Luis Vives, los hotentotes, Plutarco y Rosenzweig. Creo que para una hora, ya está bien.
Le agradeceré siempre la conferencia de hoy en Sevilla, don Gregorio. Entre el ars nesciendi, la educación de la atención y la gran conversación, permítame que me quede con lo último. En parte por mi experiencia inmediata: llevo semanas recibiendo evaluaciones de mis artículos y emitiendo evaluaciones de artículos de otros. Pares ciegos nos llaman. Pero para que haya verdadero debate intelectual los pares no pueden ser ciegos; hay mucho de conversación personal en esto, con los vivos y los muertos, como nos ha dicho que soñó Maquiavelo. Decían Felix Guattari y Giles Deleuze que el filósofo necesitaba amistades filosóficas (afinidades electivas, ya sabe), gente que se preste a un diálogo de vivos y muertos. No esta cobardía tan abstracta de los dichoso pares ciegos que nadie sabe de dónde salen ni qué es lo que quieren.
Bonito título. Allí estaremos...
ResponderEliminarY magnífico presentador...
ResponderEliminarTener por amigo a un poeta sevillano (valga la redundancia) es una de las cosas más dignas a las que uno puede aspirar en esta vida. Hablaremos de Concepción Arenal, de Balmes, de Grocio y Santa Teresa, de Maquiavelo, Luis Vives, los hotentotes, Plutarco y Rosenzweig. Creo que para una hora, ya está bien.
EliminarLe agradeceré siempre la conferencia de hoy en Sevilla, don Gregorio. Entre el ars nesciendi, la educación de la atención y la gran conversación, permítame que me quede con lo último. En parte por mi experiencia inmediata: llevo semanas recibiendo evaluaciones de mis artículos y emitiendo evaluaciones de artículos de otros. Pares ciegos nos llaman. Pero para que haya verdadero debate intelectual los pares no pueden ser ciegos; hay mucho de conversación personal en esto, con los vivos y los muertos, como nos ha dicho que soñó Maquiavelo. Decían Felix Guattari y Giles Deleuze que el filósofo necesitaba amistades filosóficas (afinidades electivas, ya sabe), gente que se preste a un diálogo de vivos y muertos. No esta cobardía tan abstracta de los dichoso pares ciegos que nadie sabe de dónde salen ni qué es lo que quieren.
ResponderEliminarUn placer, saludarte, amigo. Mantengamos, pues, abierta nuestra conversación.
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