Si no hay verdades absolutas y la verdad es lo que decidamos entre todos en cada momento, quien quiera dirigirse a todos deberá empezar por escuchar a todos, lo que parece que aquí y ahora consiste en estar todo el día haciendo encuestas. Visto lo en serio que se toman estas encuestas, podría parecer que hemos alcanzado la perfección de la democracia. Nos quejábamos de que lo único que podíamos hacer era votar cada cuatro años, pero resulta que estamos votando continuamente, nosotros o nuestros conciudadanos, una muestra representativa en cualquier caso, así que esto sería la democracia en tiempo real. Vuelvo al tema: el político, bien informado por quienes analizan las encuestas, al dirigirse al pueblo ya sabe lo que éste quiere y necesita, por lo que nunca molestará. ¿Cómo podría molestar, si su discurso es una condensación de lo que el pueblo quiere? Vivimos, pues, en el mejor de los mundos posibles. Lo que no tiene nada que ver con que sea bueno o malo; es, simplemente, el que queremos. O, al menos, el que quiere la mayoría. En su formulación, "amoral" suena fuerte, pero claro que el político carece de moral propia: debe simplemente conocer qué define la voz del pueblo como "moral". Lo contrario sería imposición, paternalismo y cosas así, todas muy feas. El líder político, hoy como en tiempo de Pericles, podrá, si tiene el carisma suficiente, convencer al pueblo con su imagen, su oratoria y su prestigio.
És si, si me permite el matiz, una condesacion de lo que el pueblo quiere...oir. Por debajo de lo cual dominan los hechos consumados y las inercias establecidas. Por eso, vemos esa tendencia tan fuerte a la palabreria. Cosas que nunca se mueven pero de las que no se para de hablar. Y base de hablar parece que ocurra pero en realidad imovilismo.
Si no hay verdades absolutas y la verdad es lo que decidamos entre todos en cada momento, quien quiera dirigirse a todos deberá empezar por escuchar a todos, lo que parece que aquí y ahora consiste en estar todo el día haciendo encuestas. Visto lo en serio que se toman estas encuestas, podría parecer que hemos alcanzado la perfección de la democracia. Nos quejábamos de que lo único que podíamos hacer era votar cada cuatro años, pero resulta que estamos votando continuamente, nosotros o nuestros conciudadanos, una muestra representativa en cualquier caso, así que esto sería la democracia en tiempo real.
ResponderEliminarVuelvo al tema: el político, bien informado por quienes analizan las encuestas, al dirigirse al pueblo ya sabe lo que éste quiere y necesita, por lo que nunca molestará. ¿Cómo podría molestar, si su discurso es una condensación de lo que el pueblo quiere? Vivimos, pues, en el mejor de los mundos posibles. Lo que no tiene nada que ver con que sea bueno o malo; es, simplemente, el que queremos. O, al menos, el que quiere la mayoría.
En su formulación, "amoral" suena fuerte, pero claro que el político carece de moral propia: debe simplemente conocer qué define la voz del pueblo como "moral". Lo contrario sería imposición, paternalismo y cosas así, todas muy feas. El líder político, hoy como en tiempo de Pericles, podrá, si tiene el carisma suficiente, convencer al pueblo con su imagen, su oratoria y su prestigio.
És si, si me permite el matiz, una condesacion de lo que el pueblo quiere...oir. Por debajo de lo cual dominan los hechos consumados y las inercias establecidas. Por eso, vemos esa tendencia tan fuerte a la palabreria. Cosas que nunca se mueven pero de las que no se para de hablar. Y base de hablar parece que ocurra pero en realidad imovilismo.
Eliminar¿SE PUEDE SER OTRA COSA QUE AMORAL?
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