Si se pasan ustedes por Agüimes, allá en Canarias, vayan a ver a este monstruo y salúdenlo de mi parte. Y díganle que precisamente porque no sabemos qué regalos nos tiene preparados la vida ni en qué lugares nos los va a entregar, cuando se muestra generosa, hay que aferrarse a ella con fuerza, aunque al día siguiente tengamos que arrastrar una resaca de elefante.
Todo el día me habéis estado dando vueltas por la cabeza, amigos. A ver si mañana consigo volver a ser yo.
Perdone la indiscreción, ¿está usted por la isla, quizá para dar alguna conferencia? Vivo por aquí y me encantaría acudir si así fuese. Disculpe también el anonimato, no tengo cuenta de blogger, le leo desde que conocí el blog por mi profesor de griego antiguo en la USC, ya sabrá a quién me refiero.
ResponderEliminarLlegué, hablé, cené (muy bien), bebí (aquí debo ser discreto), apenas dormí y volví. Pero qué gente más extraordinario. Por cierto, su profesor es un sabio a quien admiro y del que aprendo.
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