Ruby Weil era una buena comunista y por eso cuando le dijeron que había un plan trostskista para asesinar a Stalin y que ella podía participar para hacerlo abortar, no tuvo dudas. Haría lo que hiciera falta.
Fue Louis Budenz, uno de los líderes del partido comunista norteamericano, y, supuestamente, un buen amigo de la adinerada familia de Ruby, quien la animó a pasar a la historia. Todo lo que tenía que hacer era, primero, hacerse amiga de una tal Sylvia Ageloff, después convencerla para hacer un viaje conjunto a París, para asistir a la creación de la IV Internacional. Una vez en París tendría lugar un encuentro aparentemente casual con un joven belga, apuesto y acaudalado, llamado Jacques Mornard. Ruby los animaría a cenar juntos, pero llegado el momento, no se presentaría y dejaría solos a Jacques y a Sylvia. Su misión era, en definitiva, acercar todo lo posible el corazón de Sylvia a las manos de Mornard.
Cuando, más tarde se enteró de que Mornard había asesinado a Trostky y que había llegado hasta él gracias a la ingenuidad de Sylvia, se sintió molesta, pero no lo suficiente como para renunciar a su militancia comunista. Pero antes de aceptarla de nuevo en las filas del Partido, Budenz consultó con la embajada soviética en Washington. De Moscú llegó una orden clara: Ruby ya no podía ser considerada una de los nuestros. Había que expulsarla por haber participado en el asesinato de Trotsky. Y eso es lo que se hizo.
reconozco que está empezando a fascinarme y a engancharme esta historia. Sólo espero que me explique algo que no sepa, puesto que hace años investigué lo que pude y supe sobre Mercader...., y usted está empezando a hacerlo. . .
ResponderEliminar¿Ha caído usted en la cuenta de que tanto Mercader como Leo Strauus murieron un 18 de octubre?
ResponderEliminarLa historia es una conspiración literaria contra el azar, Claudio. La Providencia es novelista.
ResponderEliminarRamón Ivanovich López, reza en su tumba
ResponderEliminar"¿Ha caído usted en la cuenta de que tanto Mercader como Leo Strauus murieron un 18 de octubre?"
ResponderEliminarY Edison...
Y Ortega y Gasset...
Y Andreas Baader, Manuel Vázquez Montalbán, Abad de Santillán, Sánchez Mazas, von Brauchitsch, Charles Gounod, Mendès France, Joan Perucho...
¿A dónde nos lleva eso?
¡Dios mío! ¿Gounod también? ¿Es que aún no lo ve?
EliminarQué jodido es ser Judas...
ResponderEliminarJe, je.. Este blog no tiene desperdicio.
ResponderEliminarLola, me están entrando ganas de escribir un libro con las microbiografías de los perdedores. A ver si puedo conseguir material suficiente... Por cierto, visto todo desde el presente, sé quienes fueron los perdedores, pero no quiénes fueron los ganadores.
EliminarDragar: este caso es peor, aquí Roma se niega a pagar a sus fieles.
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