Algunos viejos conocidos que hasta hace poco defendían, en buena ortodoxia marxista, que todo es economía, ahora se quejan de la impotencia de la política ante la economía. Nada tiene más poder de convicción política que un eslogan fácil. Éste es de los más fáciles.
"Me imagino que lo que quieres decir -le contesté ayer a uno- es que el Estado debe descargarse de sus obligaciones económicas para con los ciudadanos y así tener manos libres para hacer política". Obviamente, no era eso lo que quería decir... pero no me explicó exactamente qué era lo que quería decir.
No podemos pedir un Estado protector que garantice nuestro bienestar, si hace falta recurriendo al endeudamiento, y después quejarnos de que no tiene suficientemente autonomía política para seguir garantizándolo. Hay que reconocer que los prestamistas tienen una muy fea costumbre: tienden a reclamar el dinero que han prestado, incluso con intereses. Los prestamistas, de hecho, obedecen más a Marx que a las Bienaventuranzas evangélicas. Por eso se condenarán todos. Frente a su impertinencia, un gobierno puede mandarlos, claro está, a freír churros.... siempre y cuando sus ciudadanos estén dispuestos a pagar el precio económico correspondiente a su independencia política.
A la vista está que los ciudadanos están pagando con creces, económica y vitalmente, la nacionalización de la deuda y la privatización de las plusvalías( que por otro lado van a tapar el inmenso desfalco financiero global). Tiene usted razón Gregorio en que la independencia política tiene un precio y eso es algo en lo que hemos reparado porque pensábamos que bajaba del cielo como un maná. Los ciudadanos ya no tienen más dinero, y la banca tampoco, aquí no hay nada más que deudas. Santiago Niño lo tiene claro, hasta el 2016 vamos a estar pisando uvas, luego ya veremos. ¿ No sería mejor un plan quinquenal o la resurrección de Trostsky? De mercaderes estamos ya saturados.
ResponderEliminarGregorio, de lo que se quejan amargamente tus conocidos, y los míos, es de que la economía no funciona a golpe de slogan ni de decreto-ley... de lo cual no puede uno sino congratularse a pocas luces que tenga.
ResponderEliminarEsta no es, en lo profundo, una crisis económica que tiene causas económicas. Es una crisis cuyas causas profundas son políticas, cuya deplorable gestión ha sido y es política y cuya falta de perspectivas de solución es política.
ResponderEliminarLos políticos no pueden sacar petróleo donde no lo hay, ni improvisar una población educada donde no la hay, ni cambiar la tecnologia disponible a golpe de decreto.
Si pueden (es lo que hacen) construir y mantener el marco regulador de la economía, en todos sus niveles. Y eso, su fallo estrepitoso en eso, es lo que nos ha llevado hasta aqui.
Así que la impotencia no es la de los políticos ante la economía; sería, en todo caso, la de la economía ante los políticos.
¿Por qué entonces, esos y no otros menos corruptos, incompetentes y/o capturados por los grupos de interés y el sector financiero?
Esa es otra impotencia: la de los ciudadanos ante los políticos.